Este artículo también podría titularse «el sendero peor señalizado de Cataluña», pero vayamos por partes. Este verano hemos decidido hacer uno de los tramos finales del camino de Santiago y, para entrenarnos, llevamos varias semanas intentando andar mucho, ya sea por ciudad o haciendo senderismo. Teníamos ganas de hacer otro tramo del camino de ronda por la costa Brava, pero, como siempre tiramos para el norte, esta vez decidimos poner rumbo al sur.
Resulta que a dos horas en coche de Barcelona se encuentra uno de los parajes naturales más impresionantes de Cataluña: el parque natural del delta del Ebro. Y allí nos fuimos a pasar un fin de semana. El domingo por la mañana quisimos hacer uno de los tres itinerarios que encontramos en la oficina de turismo, el que va del Ecomuseo al Fangar. El recorrido es de 17 kilómetros, que es lo que caminaremos normalmente en cada etapa del Camino, es una ruta circular, el terrero es llano y el paisaje único, así que nos pusimos en marcha con mucho optimismo.
Aparcamos el coche cerca del Ecomuseo, en un descampado al final de la calle. Es mejor dejar el coche en el aparcamiento del supermercado Día. Era un domingo a las nueve y media de la mañana y el Ecomuseo aún estaba cerrado, porque abren a las diez. De allí teníamos que ir hasta el cementerio de Deltebre y girar a la derecha. Nada más empezar ya nos encontramos el primer obstáculo: no había indicaciones para llegar al cementerio. ¿Derecha? ¿Izquierda? Por suerte, pasó un señor muy amable en bicicleta que nos indicó que teníamos que volver a la carretera principal, cruzarla y caminar unos minutos.
Al llegar al cementerio, nos tranquilizó encontrar una señal que indicaba la ruta que teníamos que seguir. ¡Por fin! Así pues, seguimos el sendero y, a los pocos minutos, descubrimos una nueva señal que nos confirmó que íbamos por el buen camino. Sin embargo, después de esto ya no encontramos ninguna indicación más. Proseguimos la marcha confiando en poder ver alguna otra indicación. Según el folleto donde se indicaba la ruta con un mapa muy básico, teóricamente teníamos que pasar por una caseta típica del delta, luego seguir el camino hasta la carretera que une el pueblo de L’Ampolla con la playa de la Marquesa, cruzarla, y después seguir por un camino de tierra.
No obstante, al llegar a la carretera nos encontramos que en frente solo había una finca privada enorme y ningún sendero de tierra que partiera de allí. Así que consultamos a Google Maps y nos dijo que siguiéramos andando por la carretera en dirección a la playa.
Caminando, caminando, encontramos una barracas típicas del delta que se pueden alquilar, con un estanque con cisnes al lado. ¿Sería aquella la típica casa del delta que teníamos que encontrar? ¿O sería una casita blanca muy pequeña que habíamos visto unos kilómetros atrás? No podíamos estar seguros, así que seguimos caminando por la carretera, rezando por haber elegido el camino correcto. Unos kilómetros más tarde, nos encontramos con una indicación de la ruta, pero curiosamente, estaba encarada en sentido contrario al que marcaba el mapa.
Creemos que era la señal que indicaba que había que cruzar la carretera y seguir por el sendero de tierra que os he comentado anteriormente. Pero al ver los carteles en el sentido contrario, pensamos que era la ruta de vuelta, así que decidimos seguir caminando por la carretera que va hasta la playa de la Marquesa. Seguimos andando unos kilómetros más sin saber si íbamos por el buen camino. Para salir de dudas, preguntamos a un señor mayor que iba circulando con una moto pequeña, y nos dijo que íbamos en sentido contrario al que marcaba el mapa, hacia la caseta de cohetera.
En ese momento decidimos que no desandar lo andado y que tanto daba en qué sentido estuviésemos siguiendo la ruta, ya que habíamos ido a caminar y a disfrutar del delta. Seguimos las indicaciones del GPS de Google Maps y pusimos rumbo hacia el desaïgue de Rompent. Una vez conseguimos llegar allí, seguimos por el camino de tierra que bordea la bahía del Fangar hasta llegar al Port d’illa de Mar. En este tramo vimos a pescadores que venían de faenar y mejilloneras instaladas en el mar.
Una vez llegados al Port d’illa de Mar, nos adentramos nuevamente entre los arrozales siguiendo el desaigüe de Florença, siguiendo ya únicamente las indicaciones de Google Maps.
Desde ese punto nos quedaban unas dos horas hasta regresar al pueblo de Deltebre y seguimos el camino bordeando arrozales. El paisaje en este recorrido es un poco monótono. Solo se ven campos y más campos de arroz, aunque no le falta belleza, especialmente durante la puesta de sol. Durante el recorrido también pudimos disfrutar de la fauna de la zona, especialmente de las aves que nos íbamos encontrando por el camino. ¡Hasta vimos flamencos rosados a lo lejos!
Mientras caminábamos, íbamos comentando que, en Japón, en una ruta como aquella ya nos habríamos encontrado una palangana con fruta y tomates fresquitos que podríamos coger a cambio de dejar 100¥ en un tarro. O quizá una máquina expendedora de bebidas que no sabríamos ni dónde estaría enchufada, como en la ruta del Nakasendo.
Sin embargo, eso fue uno de los mejores atractivos de este recorrido, que no había explotación turística de ningún tipo. Es un camino rural en el que puede verse a los pescadores volver de pescar y a los propietarios de las fincas trabajar en los arrozales, siguiendo su día a día. Permite conocer el delta en estado puro.
Cuando solo quedaba un kilómetro para finalizar el camino, nos encontramos, como si de un espejismo se tratara, un restaurante rodeado de arrozales junto a la carretera que va de Deltebre a Camargues. El hotel restaurante Mas Prades es una casa tradicional del delta, aunque no es una barraca, y nos sorprendió la modernidad del comedor interior. Llegamos sudados, sedientos y acalorados, pero para finalizar la caminata de cuatro horas entre los arrozales, nos tomamos una deliciosa paella de carne y marisco, obviamente cocinada con arroz del delta del Ebre, que hizo mejorar mucho nuestro humor.
A pesar de todos los contratiempos, me encantó la visita y estoy deseando volver pronto para hacer otros itinerarios a pie o en bicicleta por el delta del Ebro.
Datos de interés:
Las indicaciones de esta ruta cuestan de encontrar. Cuando encontrábamos gente del lugar aprovechábamos para pedirles indicaciones, pero cuando no había nadie tirábamos de Google Maps. Lo malo es que esta aplicación consume mucha batería, así que es aconsejable llevar una batería extra.
El camino no tiene dificultad alguna, ya que el terreno es totalmente llano. Lo malo es que hay muy poca sombra y ningún lugar donde sentarse a descansar o comprar bebidas. Es recomendable llevar agua, protección solar alta y un buen sombrero para taparos del sol.
Hotel Restaurante Mas Prades. Arroz del Mas: 10,50€ (mínimo dos personas), ensalada del huerto: 8,90€. También tienen menús de arroz desde 25€.
He ido varias veces por la zona, y lo más normal es perderse. Incluso a veces lo hacemos adrede tomando caminos que no sabemos dónde llevan en un alarde aventurero 🙂 El Delta del Ebro nos encanta.
El Delta de l’Ebre és una assignatura pendent per a mi! M’encantaria perdre-m’hi! 😉
M’ha fet gràcia lo d’imaginar trobar-vos tomàquets o fruita fresca pel camí, com al Nakasendo. Això estaria molt bé poder-ho veure per aquí també…
La verdad es que los campos de arroz al atardecer son una auténtica maravilla. Yo, en mi anterior trabajo tenía que pasar por ellos (aunque en valencia) frecuentemente al amanecer o atardecer y la estampa suele ser preciosa.
Lástima que os perdierais un poco, pero bueno, en lo que consistía la ruta era en caminar y eso lo hicisteis a base de bien.
Un saludote 🙂
Saludos caminantes. El Delta es fabuloso hasta con la fábula de sus mosquitos, bichitos y demás. Es gratificante llegar a la manga y pegarse un bañito en esa playa virgen. Tuve suerte en ir en bicicleta y no pinchar sin mancha y sin parches. Me a gustado mucho leerlos vuestra Ebraventura y me he animado a que me inviteis a la próxima. También soy caminante a temporadas. 17km se hacen en poco más de una mañana. FELIZ VERANO. Estoy interesado en hacer el camino con ustedes. Gracias.
Menuda ruta más chula, lo poco que vimos durante el TBM me encantó y se nota que es una zona ideal para caminar y muy fotogénica 😀
¡Saludotes!