Al igual que en Jaipur, tuvimos que visitar Jodhpur con el turbo puesto. Solo disponíamos de una mañana para visitar la ciudad de las casas de color añil. Pese a la escasez de tiempo, al final pudimos entrar en una tienda del mercado y recrearnos en el arte del regateo. Ellos te empiezan a sacar cosas y más cosas y te hacen un baile de precios que al final ya no sabes qué es lo querías comprar ni nada. Y cuando finalmente te decides por una cosa y te pones firme en un precio, te juegan la carta del abuelo: si él da el visto bueno, se acepta el trato. Y normalmente es que no, ¡claro! Tras un buen ratillo negociando, hicimos nuestras compras, eso sí, no es una actividad apta para impacientes.
Como me suena eso, jajajaja.
Que viaje tan bueno.
Un besazo
Yo acabe exhausta porque encima tenia que hacer de traductora de mi compañera de viajes, pero al final todo el mundo quedo contento! ^^
Ahhhhhhh! el ancestral arte del 'regateo'. Mira, lo practiqué por primera vez hace unos años en Marrakech, pero creo que me recibí de 'regateador' JAJAJAJA en el Gran Bazar de Estambul … aunque luego hablándolo con amigos, llegamos a la conclusión que nunca, pero nunca, sales ganando y que los vendedores siempre, pero siempre, salen con la suya … no sé, es un arte que se lleva en la sangre y se debe de transmitir de generación en generación!
Muy buenos reportajes, te sigo leyendo!
Hola Gusplanet!
Primero de todo darte la bienvenida como Dios manda. Gracias por hacerte seguidor del blog y sobre todo por comentar. MUCHAS GRACIAS! ^^
Lo del regateo es algo que se tiene que llevar en la sangre, la verdad es que yo tengo muy poca paciencia, pero en Jodhpur por primera vez pude disfrutar de ese arte. Al final hasta me puse en plan broma y cada vez que me pedían una mejor oferta solo subía 5 rupias el precio, y así hasta que me plante… y cerramos el trato!!! Pero como tu bien dices, estoy segura que aun habiendo bajado el 50% del precio inicial ellos siguen sacando un buen margen de beneficio.
Saludos!