New York City there I go!

O, mejor dicho, New York second round. Es mi segunda visita a la ciudad de los rascacielos o la también mal llamada «ciudad que nunca duerme». Menuda falacia. Después de haber estado en Tokyo, Nueva York no se merece ese apelativo. Segundo round porque en el primero la ciudad me ganó por K.O. Aunque también es verdad que no planifiqué nada mi primera visita. Algo muy inusual en mí, pero la semana que pasé allí era el segundo estadio de un viaje de 24 días en Canadá. Fui tres semanas a estudiar inglés en Toronto y para finalizar quise poner la guinda en el pastel visitando la gran manzana. Además, como llevaba guía me dejé llevar.El alojamiento en Manhattan es horrible. Dormir allí es caro y normalmente las habitaciones son muy cutres. Así que si quieres ahorrar dinero, lo mejor es alojarse en Brooklyn o Queens. Nosotros decidimos alojarnos en el mismo sitio donde se había alojado mi compañero en su primera visita a la ciudad: el YMCA (sí, como la canción de Village People) de Greenpoint en Brooklyn. Los YMCA son como una especie de centros culturales de barrio que tienen piscina, gimnasio, clases y además tiene servicio de alojamiento muy barato. Él me comentó que las habitaciones eran sencillas pero que estaban bien, y el precio era inmejorable (50$/noche habitación doble) así que no lo dudamos y reservamos.

New York

Fotos de Central Park de la semana pasada. ©Damon Winter/The New York Times

En las semanas previas al viaje leí comentarios muy malos en la web de Tripadvisor, de viajeros que afirmaban que el hotel estaba infestado de cucarachas y bichos. Yo dudaba un poco sobre si cambiar de sitio o no, pero al final pensamos que quizás la gente era un poco exagerada y decidimos seguir adelante.

Llegamos al albergue de noche y cansados de ir arrastrando las maletas. El hostel estaba en obras porque lo estaban reformando y la primera impresión fue de que nos estábamos metiendo en un tugurio de mala muerte. En fin, le puse valor al asunto, porque después de haber dormido en «el hotel de la muerte» en París (esta historia ya la contaré otro día) pensé que no sería para tanto. La habitación era un poco cutre pero no se veía muy asquerosa. Serían como las once de la noche, así que nos metimos en la cama y apagamos la luz. En ese momento vi una sombra correr por encima de mi almohada y me levanté como un resorte.

—¡Quizás es mi paranoia, pero juraría que había un bicho corriendo por la cama!

Encendimos las luces y nos pusimos a buscar entre la moqueta mugrienta. Y para mi poca satisfacción encontramos la cucaracha que había pasado fugazmente por las sábanas, o quién sabe, al igual ya estaba dentro acurrucada y había salido patitas para que os quiero después de que nosotros entráramos en la cama.

New York

Fotos de Central Park de la semana pasada. ©Damon Winter/The New York Times

Entonces lo vi claro, no solo había una cucaracha, sino varias. Ni qué decir tiene que me negué en rotundo a meterme de nuevo en esa cama y después de una pequeña charla fuimos a quejarnos a recepción. El recepcionista del turno de noche pasó de nosotros olímpicamente y ante su pasividad salimos a la calle a buscar algún colmado 24h para comprar insecticida. Al llegar a la habitación nos encontramos con unos madrileños que habían ido a estudiar inglés un mes a Nueva York y nos explicaron que llevaban así desde el segundo día y que cada vez la cosa iba a peor. Que se habían quejado innumerables veces pero que ni caso.

En la puerta de la habitación había una cucaracha dándonos la bienvenida y después de matarla de un zapatazo entramos en la habitación armados con el insecticida. Tras rociarla con más de medio bote, nos dimos cuenta de que a menos que quisiéramos intoxicarnos no podíamos pasar la noche allí.

New York

Empujando un taxi en Manhattan. ©Michael Appleton/The New York Times

De aquella noche recuerdo los viajes en metro que hicimos arriba y abajo deambulando por la ciudad. La lluvia y el frío. La desesperación de encontrar todo cerrado y tomar un café en un cutre McDonnald’s en Lexington Avenue. Finalmente encontrar un lugar con conexión a Internet y ver que todos los hoteles en Manhattan nos salían por un riñón. Deambular por Grand Central Station y volver al hotel a buscar ropa de abrigo porque tenía mucho frío. Tomar el enésimo café en un diner a las 4.30 a.m. y ver la actividad de los neoyorkinos entrando y saliendo con su café y dirigiéndose a trabajar. Ir al primer hotel que encontramos en nuestra miniguía y descubrir que la noche nos salía por 180$. Y finalmente ver el amanecer en Times Square. Creo que esa fue una de las noches más raras y uno de los días más largos de mi vida.

Finalmente nos alojamos en el hotel Beeckman Tower Hotel situado al lado de las Naciones Unidas. La verdad es que por el precio podía haber estado mejor. De hecho, cuando nos dieron la habitación, paranoica como estaba, me puse a investigarla a fondo y he ahí mi estupor cuando abrí la cama y vi que habían pelos humanos. Llamé súper indignada a recepción y nos cambiaron a una habitación que era un apartamento con cocina.

New York

Vista aérea de Manhattan nevado. ©Damon Winter/The New York Times

Obviamente, desde ese viaje el Tripadvisor se ha convertido en mi guía espiritual, no reservo ningún hotel que no tenga críticas muy buenas, y desde entonces no he vuelto a tener problemas de este tipo.

Quizás fue por toda esa primera noche que la ciudad me defraudó mucho. Incluso los rascacielos me parecían pequeños. Me esperaba una ciudad con una actividad frenética las 24 horas y apenas había nada abierto por la noche. Es por eso que vuelvo, porque espero que en esta segunda visita la ciudad me deje mejor sabor de boca.

Esta vez, nos alojaremos en casa de un amigo de una amiga que nos alquila una habitación muy chula a muy buen precio (115$) en Long Island City (a cuatro paradas de metro de Rockefeller Center). El vuelo transoceánico, por primera vez en toda mi vida, lo haré directo con Delta Airlines. Encontramos una oferta saliendo un sábado y volviendo un viernes (de sábado a sábado) por 495 euros que no está nada mal.

New York

Sacando la nieve de unas escaleras de Central Park.
©Damon Winter/The New York Times

Lo que más me preocupa es el frío, ya que en invierno hace mucho frío en Nueva York y yo no lo tolero mucho, así que me he equipado con ropa térmica. Las temperaturas que hay en estos momentos son de -2ºC de máxima y una mínima de -7ºC. Así que espero que al menos podamos ver la ciudad nevada.

Siento llevar la contraria a los Village People pero it’s NOT FUN to stay at the YMCA.

20 comentarios

  1. miriam 7 enero 2010
  2. Almudena 7 enero 2010
  3. Isabel 7 enero 2010
  4. monica 7 enero 2010
  5. Isabel 7 enero 2010
  6. monica 7 enero 2010
  7. Isabel 7 enero 2010
  8. elblogdetripadvisor 7 enero 2010
  9. Isabel 7 enero 2010
  10. elblogdetripadvisor 7 enero 2010
  11. Isabel 7 enero 2010
  12. Lidia Sanchez 7 enero 2010
  13. Isabel 7 enero 2010
  14. =Azuki= 7 enero 2010
  15. Isabel 7 enero 2010
  16. pasharati 19 septiembre 2010
  17. Isabel 19 septiembre 2010
  18. Santi 31 enero 2011
  19. Debra 18 noviembre 2012
    • Isabel (Diario de a bordo) 18 noviembre 2012

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