Salta, tan linda que enamora, es una ciudad colonial preciosa, que da nombre también a esta región del norte de Argentina donde hay mucho que ver y hacer. Mientras Isabel estaba convaleciente de la pierna en el hotel y esperábamos la repatriación a casa, exploré la ciudad de Salta durante dos días.
Empecé con las calles que hay alrededor del Hotel Boutique El balcón de la plaza, donde nos alojamos en Salta y a escasos metros de la plaza 9 de julio. Este es el centro de la ciudad y bulle de gente que pasea, que descansa o que va de aquí para allá en sus quehaceres cotidianos. Bajo los porticones hay vendedores ambulantes, comercios, restaurantes, museos, un teatro y varios agentes de la policía turística están atentos a todo. Es un lugar muy agradable y lleno de historia.
El centro de la plaza queda a la sombra de las palmeras y hay muchos bancos donde sentarse, todo situado alrededor de unas fuentes y una estatua de un gobernador de Salta que luchó por la independencia: Juan Antonio Álvarez de Arenales. Algo que sorprende al mirar alrededor es que los edificios son de estilos arquitectónicos muy distintos, lo que demuestra que la ciudad ha recibido influencias de muchos países. El estilo colonial se refleja claramente en el cabildo, con su pórtico amplio, legado directo de los fundadores españoles y uno de los mejores conservados de toda Argentina. Hoy en día es un monumento nacional y alberga el Museo Histórico del Norte. En otro lado de la plaza se alza un edificio claramente francés por su tejado inclinado gris con ojos de buey decorados y balaustradas clásicas de aires parisinos. Se trata del Centro Cultural América, junto al cual se encuentra el Museo Arqueológico de Alta Montaña. Y en el lado contrario al cabildo se alza la Catedral Basílica de Salta, con su fachada barroca de tono rosado.
El interior de este enorme templo obra del arquitecto franciscano Luis Giorgi conserva las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro, que son los patronos de la ciudad. Los fieles de Salta les tienen mucha devoción y las calles se llenan durante la procesión del 15 de setiembre, cuando se recuerda el milagro de 1692 en el que las imágenes salvaron la ciudad de los terremotos. Además, en la catedral también descansan los restos del general Martín Miguel de Güemes, que en esta región derrotó a las tropas españolas en el camino a la independencia.
Visitar el Museo de Arqueología de Alta Montaña es imprescindible si se visita Salta. Aquí es donde se guardan tres momias famosas. Son tres niños del imperio inca que se encontraron en 1999 en la cima del volcán Llullaillaco, de 6780 metros de altitud. Fueron abandonados allí hace siglos como sacrificio a los dioses y rodeados de un numeroso ajuar. Solo se expone uno de los tres, y los van cambiando periódicamente, pero antes de verlo hay una buena exposición para entender el contexto histórico y cultural. Cuando finalmente llegas a la sala refrigerada, es sobrecogedor ver la momia, que se conserva tan bien que parece que la hubieran encontrado ayer.
Atravesando la esquina de los tres hoteles se llega al cercano convento de San Bernardo. Actualmente, este edificio de finales del s. XVI está habitado por unas monjas de clausura que venden pastitas, aunque me quedé con las ganas de probarlas ya que las dos veces que fui me encontré que era fuera del horario de atención al público. Aun así, es un lugar muy fotogénico, ya que el cerro San Bernardo lo enmarca por detrás.
Después de ver el cerro desde abajo, hay que ver las vistas desde arriba. Se puede subir en un teleférico, andando o en coche. Sea como sea, vale la pena para ver el valle inmenso en el que se asienta Salta y la misma ciudad brilla con luz propia desde lo alto. Una buena idea es llegar allí justo antes del anochecer, y así ver las vistas de día y de noche, con todas las luces. La cima también es un buen lugar para practicar deporte o pasear tranquilamente. Uno puede relajarse y respirar aire puro.
Al oeste de la ciudad está el Mercado Artesanal. El edificio es una casa del siglo XVIII donde artesanos de calidad de la zona exponen sus obras. Es un buen lugar donde comprar recuerdos, ya sean joyas de plata, instrumentos musicales, dulces típicos o tejidos, como el poncho tradicional de Salta, que es de color rojo vino con dos franjas negras.
Para cenar y de paso ser testigo de la cultura salteña, hay que ir a una «peña folclórica». Estos son bares o restaurantes donde pueden verse espectáculos tradicionales de música y baile en vivo. La mayoría de la oferta se encuentra en la calle Balcarce. Sin embargo, fui a La casona del molino, que está a solo unas calles del Mercado Artesanal. En principio la idea me dejaba algo frío, porque me da la impresión de que los espectáculos tradicionales suelen volverse demasiado turísticos en poco tiempo y entonces perder la autenticidad. Por suerte, en La casona del molino aún se conserva bastante el espíritu salteño de afición por la música en directo. Y la experiencia me entusiasmó de forma sorprendente. En este restaurante de la calle Luis Burela hay varias salas y una terraza, y todas las mesas tienen velas. Hay un ambiente genial. Se nota genuino también porque las paredes están repletas de recuerdos e imágenes de los artistas famosos que empezaron tocando en este local. Para empezar, pedí unas empanadas salteñas y un asado argentino con varios tipos de carne.
Tras devorar las típicas y deliciosas empanadas salteñas, me trajeron una bandeja ardiente y repleta de carnes crepitantes. Los chorizos estaban espectaculares. Y lo acompañé todo con un buen vino de la región. Todavía no había terminado cuando empecé a escuchar una guitarra y un hombre que cantaba. Una voz clara y sincera. Canciones que hablan de penas y de glorias, y de muchas cosas. Pero aquí no hay un escenario donde suben los artistas. Aquí la gente que siente pasión por la música acude con una guitarra y unos amigos, se sientan a tomar algo en una de las mesas y se ponen a tocar y cantar directamente. Y la gente que se anima los acompaña con palmas o canta con ellos si conoce la letra. Unos aspiran a ser cantautores profesionales, mientras que otros solo quieren cantar y compartir su música. Todo este ambiente hace que la experiencia sea muy cercana. Luego uno de los amigos del primer cantante, un señor mayor de rostro afable, se animó y se puso a cantar La vie en rose mientras tocaba la guitarra. Me encantó porque se les veía disfrutar. Más tarde el primero se despidió de todos, pero no tardó en llegar otro más joven con un amigo. Ya llevaban un tiempo sentados en una mesa, pero esperaron su turno con paciencia. La voz de este otro era clara y potente, y su rostro al cantar reflejaba que sabía de lo que hablaba. Este tocaba la guitarra mientras su amigo tocaba un pequeño bombo. Su pasión era tan contagiosa que me olvidé del sueño que tenía y me entraron ganas de quedarme allí escuchando la música hasta altas horas de la madrugada. ¡Y eso que solo era jueves! Después se pusieron a tocar el viejo piano y… bueno. Al salir de La casona del molino, bajo la noche clara y tranquila, eché la vista atrás y vi la casa con las ventanas iluminadas, por las que surgía la música argentina viva y emocionante. Nunca olvidaré esa velada tan especial.
La visita a la peña la hice la última noche en Salta y no me quería marchar. El motivo es que nos quedaba mucho por ver y hacer en la región. Por culpa del accidente nos quedamos sin visitar Cafayate ni hacer rafting por el río Juramento. Y es que Salta y su región da para muchos días. Pero en fin, suspiro y pienso que pronto volveremos, y además iremos de excursión al pueblo vecino de San Lorenzo, donde se pueden hacer unas buenas caminatas por la naturaleza. También visitaremos los viñedos de las vinerías de la región, los valles Calchaquíes, las salinas…
El lema de Turismo de Salta es: «Tan linda que enamora». Te enamora poco a poco, a fuego lento, y cuando te das cuenta, ¡no te quieres ir!
Hola soy de Tucuman en tu proxima visita al pais no puedes perderte tiene sitios turisticos imperdiles de la provincia como ser Tafi del Valle Raco San Javier Villa Nougues Simoca y Colalalao del Valle. Ademas Tucuman ciudad es una ciudad vibrante dinamica con buena oferta hotelera y gastronomica. Para agendar!
Hola algo que yo recomiendo es hacer el free walking tour en la ciudad de Salta.
En dos horas caminando te cuentan de todo y lo mejor es que es a la gorra.
http://www.saltafreetour.com es la página y tienen varias opciones para visitar la ciudad.
Saludos