Se tiene que reconocer que un autobús nocturno no es la panacea del descanso, así que, tras ocho horas en el vehículo, llegamos a nuestro destino, Palenque, un poco hechos polvo. Al llegar a la estación, los taxis nos pedían 60 pesos para llevarnos a El Panchán, pero nos habían dicho que en la acera de enfrente de la estación de autobuses paraba el colectivo que te llevaba allí por 10 pesos y así lo hicimos.
El Panchán es una especie de camping-hostal que está en medio de un bosque tropical que fue reforestado hace unos 20 años. Está justo en la entrada del Parque Nacional de Palenque y es una especie de refugio hippy de viajeros de todo el mundo. Lo malo de ir hasta allí en colectivo es que te dejaba en la entrada del recinto, con lo que tuvimos que llevar las maletas arrastrando por el suelo de tierra durante un buen trecho.
El Panchán está formado por diferentes empresas que tienen habitaciones con aire acondicionado o cabañas. A través de la web se pueden reservar varias de ellas, pero precisamente las cabañas que nos queríamos alojar nosotros no formaban parte de la web, así que nos presentamos sin reserva.
Al fondo del todo, al final del camino, se encuentran las cabañas y habitaciones de Margarita & Ed. Ellos fueron los primeros que montaron cabañas allí y aunque son más caras que las otras, valen la pena porque están en muy buenas condiciones. El problema es que no reservan, solamente a veces por teléfono, aunque me comentó Margarita que el problema que tenía con las reservas es que muchas veces la gente no se presentaba. Nosotros le pedimos si tenía una cabaña para dos noches y nos dijo que sí. También le dijimos que queríamos hacer una excursión ese día y precisamente la que nos interesaba (ruinas de Palenque, cascada de Misol-ha y cascadas de Agua azul) ya se había salido. La excursión salía a las 8 y eran las 8.30, pero nos dijo que si la queríamos hacer, que no nos preocupáramos, que llamaban a la agencia y nos venían a buscar en ese momento para agregarnos.
Básicamente, en estas excursiones lo que contratas es el transporte a los sitios, no hay guía, ni entradas, ni nada más incluido. Aunque uno puede hacerlo por su cuenta con transporte público, lo bueno de las es que puedes aprovechar mucho más el tiempo y realmente tampoco es que te ahorres mucho más dinero haciéndolo por tu cuenta.
La furgoneta nos dejó en la puerta del recinto de la ruinas y allí vinieron a ofrecernos sus servicios varios guías al precio de tarifa oficial (500 pesos/30 euros), pero la verdad es que nos habíamos quedado sin pesos y le dijimos que no. El guía nos dio todo tipo de facilidades, incluso nos comentó que le podíamos pagar más tarde, pero no era plan, así que le dijimos que no otra vez. Aunque realmente hubiera valido la pena hacer la visita con guía.
Las ruinas de Palenque están en medio de una selva tropical y sus templos y edificios datan de entre el año 400 y el año 700 d.C., aunque no se empezaron a explorar hasta el siglo XIX. El área descubierta actualmente abarca 2,5 kilómetros cuadrados y se cree que sólo se ha descubierto un 10% de la antigua ciudad, así que si tenéis ansias de ser un poco Indiana Jones, Palenque es el lugar ideal para vosotros.
Lo más destacable de Palenque es el Templo de las inscripciones, que es el edificio más alto de todo el yacimiento (aunque no se puede subir hasta arriba) y en el que se encontró el sarcófago del rey Pakal. También es muy interesante el llamado «palacio» porque tiene unos pasillos laberínticos a oscuras para subir a la segunda planta, transformando así la visita en un acto de fe, por no querer pensar qué bicho debería habitar por allí. Realmente lo que más impresiona es ver la extensión del lugar y ver las ruinas cubiertas de vegetación, lo que les da un aspecto muy misterioso.
Con la excursión te dan 4 horas para visitar las ruinas, pero nosotros solo tuvimos tres y las vimos bastante bien. A las 12 habíamos quedado en la cafetería que está a un kilómetro de la entrada y fuimos bajando por el parque natural en el que están las ruinas. De hecho, en el parque se pueden hacer trekking y de bajada encontramos cascadas y más ruinas cubiertas. Todo muy bonito, pero como estábamos famélicos (no habíamos desayunado aún) decidimos ir a la cafetería un rato antes para poder comer alguna cosa.
Lo cierto es que la cafetería era bastante básica y lo máximo que pudimos comer fue un sándwich de jamón dulce, una bolsa de patatas y una Coca-cola que compramos en una máquina expendedora. La cafetería formaba parte de un museo, pero nos dio tiempo de visitarlo, y la verdad es que estábamos tan cansados que cuando pillamos una silla en la sombra no hubo manera de levantarnos.
Pasadas las doce nos vinieron a buscar para continuar con la excursión. El siguiente destino era la cascada de Misol-ha, que es un salto de agua de 30 metros de altura a unos 20 km de Palenque. Allí sólo hicimos una parada de 30 minutos, lo justo para hacerse un par de fotos y caminar por detrás del salto de agua. Era la una del mediodía y hacía mucho calor, pero la verdad es que el color verdoso del agua no invitaba a meterse. Mientras nos hacíamos las típicas fotos de rigor, conocimos a un hombre que se ofreció a hacernos las fotos y estuvimos conversando un rato. Era conductor de excursiones y las hacía desde San Cristóbal de las Casas. Le comentamos que en un par de días iríamos allí y nos recomendó visitar el pueblo de San Juan Chamula. Pero que no contratáramos la excursión en una agencia, sino que fuéramos a las 9.30 de la mañana a la catedral, esperáramos en la cruz y que Raúl ya nos encontraría…
Tras la visita a Misol-ha pusimos rumbo a las cascadas de Agua Azul. Las cascadas están a sesenta kilómetros de Palenque, están formadas por los saltos del río Tulijá y se accede a ellas previo pago de una entrada. La cascada no tiene la altura de la de Misol-ha, pero el agua tiene un color azul turquesa muy bonito. De hecho, durante la temporada de lluvias el color turquesa se convierte en color café con leche y pierde bastante su encanto. Lo mejor de todo son las piscinitas naturales que forma el agua y en las que la te puedes bañar para sofocar el agobiante calor que hace.
Alrededor de la cascada hay diversos restaurantes y puestos de comida ambulante. Además, mientras estás sentado en los bancos se te acerca mucha gente vendiendo fruta fresca y chips de plátano. Para comer compramos empanadillas de carne, queso y patata y unos chips de plátano. La verdad es que estaba todo muy bueno, pero cuando fui a comprar la segunda tanda de empanadillas, vi que la vendedora las calentaba dándole vueltas con las manos en la sartén y me pregunté cuándo fue la última vez que esa mujer se habría lavado las manos…
En Agua azul nos quedamos 3 horas y para no dejar las cosas desatendidas nos bañamos haciendo turnos. Había muchos mexicanos disfrutando del día de remojón y tuvimos la oportunidad de conocer a una chica que compartía la furgoneta con nosotros. Era de Israel y actualmente no trabajaba ni estudiaba. Había acabado el servicio militar y llevaba un año y medio viajando por Sudamérica. De hecho, durante su viaje había aprendido a hablar español y lo hablaba muy bien para no haber ido a una escuela de idiomas. Nos dijo que cuando acabara de viajar decidiría si iría a la universidad o se pondría a trabajar (yo de mayor quiero ser como ella o tener unos padres que me puedan subvencionar un viaje así).
La mejor parte para bañarse en Agua Azul es pasando un pequeño puente de madera que te lleva a una zona de tierra alta rodeada de bambú donde no hay nadie y el agua cubre por encima de la rodilla. Lástima que la descubrimos cuando ya nos íbamos.
A la vuelta nos sentamos en la parte delantera de la furgoneta y estuvimos charlando con el conductor, que resultó ser el nieto del «patriarca» de Palenque e ingeniero y, como estaba de vacaciones, estaba echando una mano a su primo con la agencia. La cosa es que al final se animó a hablar y me explicó todos los cotilleos y dramas de su familia ¡Y vamos, era como un culebrón! En fin, que con la cháchara se nos pasó volando el camino de vuelta.
En Palenque no hay oficina de cambio, o al menos nadie nos lo supo decir, así que fuimos a un cajero a sacar dinero. De hecho, casi todos los cajeros están a lado de la estación de bus. Los colectivos dejan de pasar a las siete de la tarde, así que subimos a un taxi para volver a El Panchán. Al llegar allí fuimos a buscar las maletas y estuvimos conversando un rato con Margarita, que nos explicó su vida y cómo había acabado viviendo allí. La verdad es que fue muy interesante. En realidad, todas las personas con los que tuvimos la oportunidad de hablar se mostraron muy abiertas y hospitalarias. Margarita nos dio la llave de nuestra cabaña y fuimos a dejar las cosas.
Las cabañas son muy básicas pero están en muy buenas condiciones. El techo y las ventanas están cubiertas con mosquiteras y tienen un baño muy limpio y un ventilador. Mientras nos poníamos los pijamas se oían gritos que parecían más de un diplodocus que de cualquier bicho que habitara en ese lugar, ¡era como si estuviéramos en Jurassic Park!
Realmente todo fue muy auténtico. Por otro lado, el calor era bastante sofocante y el ventilador poco hacía para aliviarlo, pero con lo cansados que estábamos caímos rendidos en un momento.
Datos de interés:
Colectivo de la estación de Palenque a El Panchán: 10 pesos por persona (0,60 euros). Se tiene que coger en la acera de enfrente de la estación. Pasan de 7 am a 7 pm.
El Panchán, Cabañas Ed & Margarita. 200 pesos cabaña doble con baño (12 euros). No hacen reservas por Internet, pero podéis probar de hacerlas por teléfono: 916.34.8.42.05. En El Panchán se pueden encontrar cabañas por 80 pesos (4,80 euros), pero vale la pena contratar las de Ed & Margarita porque tienen baño, están muy limpias y bien conservadas. Las otras, por lo que me explicaron otros viajeros, no tanto.
Excursión a las ruinas de Palenque, Misol-ha y Azua azul. Salida a las 8 am y vuelta sobre las 7 de la tarde. Se puede contratar en El Panchán. Precio:130 pesos (7,80 euros) entradas aparte. Ruinas de Palenque: 86 pesos (5,16 euros) Cascada Misol-ha: 20 pesos (1,20 euros). Cascadas de Agua Azul: 35 pesos (2,10 euros). En total, la excursión sale por 261 pesos (15,60 euros).
Taxi de la estación de Palenque a El Panchán: 40 pesos (2,40 euros).
Encontrarás más datos en la mini guía del viaje al sur de México. ¡No te la pierdas!
Desde luego la próxima vez que haga un viaje te contrato para que me lo organices!! Qué recorrido tan ideal!
Las fotos, los videos, todo se ve tan auténtico! Eso sin olvidar uno de las mejores características de tus viajes: la gente tan peculiar que te encuentras por esos mundos ;D Yo también me pido ser “chica viajera de Israel” en mi próxima vida XD
Ja, ja! Es que los hay con suerte! Ya me gustaría a mi viajar durante un año sin tener que preocuparme de nada.
Por cierto, lo de «idiliku» sí, pero en los vídeos no queda constancia del calor hiper-mega-sofocante que hacía.
Les ruines realment es veuen molt "Indiana Jones", molt selvàtiques! M'encanta!
Jo també sóc molt partidària de la noia d'Israel (tot i que preferiria estalviar-me lo del servei militar, que a Israel es veu que és obligatori per a homes i dones!).
I la matrícula de Chiapas, molt autèntica!
"Chips de plátano"?!?!? Ideal per fer dieta, no?
Com sempre espectacular. Llàstima que encara no hagis estat a Irlanda!!! ^_^
Oh, jo també crec que has d'anar a Irlanda!!
Yo alucino con la gastronomía de los paises… Chips de platano!!! He sentido tal curiosidad que he mirado la receta en Internet… y me da que los plátanos de canarias no van bien para eso.
Si algún día me visitas en Madrid, te prometo que te hago unos chips de esos…
Un saludo!!
Ei Míriam!
Doncs si, les ruïnes eren molt Indiana Jones, però les que varem visitar l'endemà encara ho eren més! Lo del servei militar no mola res, és obligatori per tothom i són dos anys.
Jaume!
Estàs obsessionat amb la dieta… be patata my friend! 😛
Lídia,
És una llàstima que jo hagi estat, però potser entre tu i en Jaume podríeu fer entrades pel blog! 😀
Hola Víctor,
Pues se hace con plátano macho, creo que se puede comprar en algunas tiendas de productos de importación aunque diría que en España ya los venden en bolsas hechos en algunas tiendas… Aunque me apunto a la invitación! 😀
Hola Isabel:
Magnífica descripción, llena de ínformación interesante y práctica.
Enhorabuena.
Un saludo
Hola Fernando!
Muchas gracias por comentar. Bienvenido! 😀 Me alegro que encuentres que la información es útil! ^^
Apasionante cultura, grandes fotos y todo descrito a las mil maravillas.Me ha encantado la entrada, que quieres que te diga.
Un saludo
Hola Fran!
La cultura maya es muy fascinante y supongo que el no tener casi información sobre ellos, la hace aun más fascinante.
Me alegro que te haya gustado la entrada.
Un beso!
Ok! 😀
Hola!! he econtrado tu blog a partir de Lonely Planet y no sabes cuánto te agradezco la información. Voy con 3 amigas a méjico a partir del 26 de julio y creo que te vamos a copiar varias cosas de tu viaje.
Lo dicho, muchas gracias.
Lucía.
Hola Lucia!
Me alegro que el blog te sea de ayuda. Ya veras como os gustará México. Por cierto si tienes alguna pregunta no dudes en escribirme!
Saludos,
muy buen comentario… Sin embargo no estas acostumbrado a las costumbres mexicanas, aqui en mexico, cuando se hacen tortillas o quesadillas (empanadas) se voltean con la mano porque ya es costumbre… lo siento por tu falta de criterio para juzgar a las personas.
Hola Luís:
Siento si mi comentario te ha resultado poco respetuoso. No me estaba metiendo con las costumbres de voltear la comida con las manos, sino del hecho de que no se las hubiera lavado. En este post no explico que probablemente por eso contraje ese día una bacteria que me dejó K.O. de lo enferma que puse. Tanto que tuve que ir al médico y guardar cama dos días del viaje, lo que trastocó nuestros planes el resto del viaje. Lo explico en el post del día que me puse enferma: https://www.diariodeabordoblog.com/america/mexico/dia-7-y-8-san-cristobal-de-las-casas-viaje-por-el-sur-de-mexico.html, pero quizás tendría que haberlo especificado aquí también.
Un saludo y muchas gracias por tu comentario ^^