Muchas cosas queríamos hacer por los alrededores de Mérida, y muy poco tiempo teníamos para hacerlas. En las cercanías Mérida hay cenotes, ciudades coloniales, ruinas y más ruinas, haciendas, playas y reservas naturales. Estuvimos planeando qué hacer: mi compañero quería ruinas y yo, previendo otro empacho de ruinas similar al de Egipto, prefería la reserva natural. Al final llegamos a un acuerdo y decidimos hacer las dos cosas alquilando un coche durante un día.
El día anterior habíamos ido a tres agencias decentes que había cerca del hotel a preguntar precios. Todas tenían precios similares, pero Hertz cerraba la oficina a las tres de la tarde y a partir de esa hora había que ir a devolver el coche a otro sitio. Por su parte, Europcar abría de 8 a 20h y nosotros queríamos salir antes de esa hora. Así que al final alquilamos el coche en Payless Car Rental porque abrían a las siete de la mañana (!).
Después de desayunar fuimos a la agencia y allí un señor que nos informó que el alquiler de un día valía 420 pesos. ―Oiga, ¡pero si ayer me lo daba por 380! ―le dije. Y finalmente nos lo dejó por los 380 pesos originales.Después de hacer el papeleo, me dijo el hombre: ―Un momento que le enseño cómo se arranca el coche.Yo no es que quisiera caer en el estereotipo del machismo mexicano, pero tengo que reconocer que la frase me hizo pensar mal. Pero, ¡ay! mal pensada de mí, es que el coche tenía truco y tenía un mecanismo de arranque de lo más peculiar
1.Abrir las puertas con el mando a distancia.
2.Entrar en el coche y cerrar las puertas. Poner el seguro de las puertas con el mando a distancia.
3.Bajar el parasol y marcar la combinación de cuatro números en el mando a distancia. Una vez hecho esto, sonaba la bocina tres veces si lo habías hecho bien y dos si lo habías hecho mal (con lo que se tenía que volver a repetir toda la operación).
4.Meter la llave, apretar el clutch a fondo (no lo llaman embrague), y con el embrague apretado, poner en marcha el coche. Si te saltabas uno de esos pasos, el coche no arrancaba, con lo que se tenía que volver a repetir toda la operación de nuevo.
Con el coche en marcha, nos dispusimos a enfrontarnos al tráfico mexicano. Descubrimos que era bastante caótico, pero cien veces mejor que en Egipto. En México todavía no tienen sistema GPS, así que nos orientamos con el mapa que nos dieron en la agencia. Al salir del centro histórico, comprendí por qué no es recomendable conducir de noche por esos lares, y es que muchos coches están tan hechos polvo que no tienen luces traseras (!).
Primero decidimos visitar las ruinas de Uxmal, que están en la denominada ruta Puuc, que incluye los yacimientos de Uxmal, Kabah, Sayil, X-Lapak, Labná y las grutas de Loltún. Nosotros nos decantamos por visitar sólo las primeras, que son las más espectaculares.
Tardamos una hora y media en llegar a Uxmal desde Mérida y cuando llegamos al aparcamiento no había casi coches. La entrada costaba 116 pesos por persona y los guías, como en Chichen Itzá, 500 pesos. Así que decidimos hacer la visita por nuestra cuenta porque no era plan de ir gastando 30 euros en todas las visitas a ruinas que hiciéramos. Al entrar, lo primero que te encuentras es el edificio más impactante: «la casa del adivino».
Este templo tiene 39 metros de altura y una base oval, lo cual le da una forma bastante curiosa. Aquí es donde se hace el espectáculo de luz y sonido, al que no asistimos. Después visitamos el «convento de las monjas», la cancha del juego de pelota y la gran pirámide, que está en el extremo sur del yacimiento. La gran pirámide tiene 32 metros de altura y se puede subir hasta arriba. Aunque lo complicado no es subir, sino bajar. De vuelta a la entrada, visitamos el «palacio del gobernador», que tiene una fachada muy elaborada y una longitud de 100 metros.
Terminada la visita, volvimos al coche para ponernos en dirección a Celestún y, tras hacer todos los pasos necesarios, éste no arrancaba. Volvimos a salir del coche y a repetir la operación varias veces, pero ante la imposibilidad de arrancarlo, llamamos a la compañía de alquiler y el dependiente me dijo:
― ¿Ya ha apretado el clutch?
Pues sinceramente no me acordaba ya de si lo había hecho o no, así que, rezando para mis adentros, me volví al coche para a ver si había sido justamente eso lo que me había olvidado y, efectivamente, fue así y pude arrancar el coche (¡fiu…!).
Celestún no es que esté de paso precisamente en el camino de Uxmal a Mérida, pero valió la pena el desvío, aunque tardamos en llegar allí como unas dos horas. Celestún es una reserva de la biosfera, que gracias a su privilegiada situación, es el hábitat ideal para muchas aves y peces. Lo más destacado es ir a ver los flamencos que de marzo a septiembre se están en la zona alimentándose de larvas de gamba. Justo a la entrada del pueblo, tras pasar el puente, se pueden contratar las excursiones para ver los flamencos durante una hora por 700 pesos. Allí es donde van todas las visitas guiadas y tours turísticos. Nosotros, como teníamos hambre porque ya eran las dos, decidimos ir primero al pueblo a comer y luego volver para hacer la excursión.
El pueblo de Celestún tiene una playa que, a mi parecer, es muchísimo mejor que cualquiera de las de la Riviera Maya. Mientras aparcamos se nos acercó un hombre para intentar vendernos la excursión para ver los flamencos, que también se puede contratar en la playa. La diferencia entre hacerlo en el sitio anterior y en la playa, es que el precio es más ajustado. El hombre nos dijo que por bote (unas 8 personas) ganaba 1.200 pesos (72€) pero que como sólo éramos dos, si no conseguía a nadie más nos lo dejaría por 700 pesos (42€), y mientras nosotros comíamos él iría a la caza de más clientes para que el precio al final fuera más ajustado. Toda esta conversación tuvo lugar bajo la carpa de uno de los restaurantes de la playa y la verdad es que aunque no era nada turístico, nos ofrecieron todo tipo de facilidades. El propietario del restaurante nos dijo que al acabar la excursión podíamos volver allí y ducharnos en el restaurante. La verdad es que era de agradecer, porque esa noche la íbamos a pasar en un autobús nocturno y lo suyo era estar al menos un poco aseados.
Pedimos la comida y, mientras la preparaban, nos dimos nuestro primer baño del año, nada más y nada menos que en el Mar Caribe. De hecho, ese fue el único baño placentero que tuvimos en una playa en todo el viaje. El mar estaba en calma, apenas soplaba la brisa y la playa estaba casi desierta de bañistas. Mientas comíamos dos ceviches de pescado, veíamos cómo el señor de las lanchas iba buscando clientes, aunque no tuvo ningún éxito porque primero, la gente las suele contratar en el otro puesto y segundo, se suelen hacer las excursiones más por la mañana que a las tres de la tarde. En el restaurante conocimos a un grupo de españolas que estaban de vacaciones por la zona y que trabajaban de arqueólogas en las ruinas de Calakmul, que no íbamos a visitar. Nos recomendaron ir a verlas en nuestro próximo viaje porque pronto iban a hacer públicos nuevos descubrimientos en los que estaban trabajando. Ellas iban a hacer la excursión de los flamencos en kayak por 100 pesos cada una, pero como se quedaban a dormir allí, disponían de más tiempo.
Tras comernos el ceviche nos vino a buscar el señor de las lanchas para hacer la excursión. Al final no encontró a nadie más, con lo que teníamos que pagarle los 700 pesos, el problema vino cuando quería que le pagara por adelantado y le dije que nanai. El hombre (no era el propietario, sino un empleado) se desesperó un poco y me dijo que en México se pagaba todo por adelantado, pero yo seguí en mis trece de no dar nada antes. Al final, accedió a que le diéramos la mitad al principio y el resto al final al dueño, que nos iría a buscar cuando acabaramos el recorrido en el otro punto para llevarnos otra vez de vuelta a la playa donde teníamos el coche aparcado.
Subimos a la lancha y el chico que la conducía nos dijo que teníamos que recorrer siete kilómetros por la costa hasta entrar en la ría y que lo haría a toda velocidad. A tanta velocidad, que íbamos trotando por encima del mar. Al llegar a cierto punto, viró y entramos en lo que yo pensaba que era la ría, pero no, era un canal en el que había una gasolinera y unos pescadores recogiendo la pesca. Puso gasolina, paró al lado de los pescadores para pillar un pescado de medio metro de largo para cenar y seguimos bordeando la costa dirección a la ría.
Antes de llegar a la ría paramos en el denominado bosque petrificado Tampetén. Más que un bosque, son unas cuantas palmeras un poco deformes por el efecto del agua salada. Hace tiempo alguien tuvo la «genial» idea de plantar palmeras para cultivar cocos en la zona y no pensó en que cuando subía la marea el agua salada era perjudicial para las plantas. Actualmente la zona está abandonada, pero aún quedan las palmeras que están un poco hechas polvo, algunas sin tronco y casi todas negras.
Un poquillo más adelante nos encontramos con unos pelícanos que estaban tranquilamente en la costa. Y es que toda esa zona son playas completamente vírgenes. Finalmente llegamos a dar la vuelta a la estrecha península y entrar en la ría. Seguimos yendo a toda velocidad, pero aquí ya no había oleaje y trayecto fue más placentero. Básicamente, la diferencia entre contratar la excursión en la playa y en el puente es que desde la playa se tarda una hora en llegar a la zona de los flamencos. Cuando pasamos por debajo del puente, donde se contrataban las otras excursiones la lancha desaceleró y nos fuimos acercando poco a poco a los flamencos. Era una masa rosada que hacía un contiuno gro-gro muy ruidoso y que contrastaba con el fondo del paisaje.
Los flamencos son animales que se pasan todo el día comiendo porque consumen mucha energía (12 horas al día). De hecho, cuando los vas a visitar te recomiendan que pidas a los barqueros que no se acerquen demasiado porque si se espantan y empiezan a volar gastan mucha energía y si todos los barqueros se dedican a espantarlos al final dejaran de ir allí. Así lo hicimos y le pedimos al barquero que no se acercara mucho y tranquilamente observamos cómo iban comiendo larvas de gamba (dicen que por eso tienen ese color tan rosado). El barquero nos dijo que estábamos de suerte, porque la semana pasada no había flamencos y que hacia unos días había llegado una colonia de unos 15.000 (y digo yo, ¿cómo lo harán para contarlos?). No sé si había tantos, pero el espectáculo era muy bonito.
Después nos pusimos en marcha para ir al manglar que hay en la ría. Un manglar es una especie de bosque de árboles que toleran el agua salada. Éste en particular tenía una forma como de túnel y, además, como coincidió que entramos varias barcas de turistas una detrás de la otra, tuve la sensación de estar en Port Aventura, aunque aquí los árboles tenían unos inquietantes nidos de termitas.
Al salir del manglar, el barquero dejó la barca en un embarcadero y nos dijo que allí había el llamado Ojo de agua (una laguna de agua dulce en medio del agua salada) y que si queríamos nos podíamos bañar en ella. Fuimos andando por el embarcadero hacia el Ojo de agua que estaba rodeado de una flora selvática y bastantes mosquitos. El agua era verde y no invitaba mucho al baño, pero yo intrépida que soy, bajé las escaleras para meter el cuerpo hasta la cabeza dentro del agua, ante la atónita mirada de un grupo de turistas alemanes que estaban haciendo una visita guiada.
Tras este intento de baño, volvimos a la lancha y el lanchero nos llevó hasta el puente donde el propietario de las barcas nos estaba esperando con su coche para llevarnos de vuelta a la playa. Nos dejó en la plaza del pueblo y entramos en una tienda a comprar champú para darnos una ducha en el restaurante donde habíamos comido. La ducha estaba dentro del baño y era muy rudimentaria, pero fue de agradecer que nos dejaran usarla.
Volvimos a Mérida y aprovechamos las horas que nos quedaban allí para pasear por el Paseo Montejo, que es una avenida en la que puedes encontrar casas coloniales, la mitad reconvertidas en sucursales bancarias. La verdad es que dimos media vuelta rápidamente porque al ser de noche apenas se podía apreciar nada. Regresamos al hotel, hicimos un poco de tiempo y buscamos un taxi para ir a la estación de autobuses. Esa noche partiríamos en el primer bus nocturno hacia Palenque en el estado de Chiapas. Dejábamos Yucatán con ganas de volver pronto (tantas, que acabaríamos volviendo más adelante) y pensando que la mejor opción para explorar la zona es poniendo como base Mérida y dar vueltas por los alrededores. La próxima vez, seguro que lo hacemos así.
A tener en cuenta:
En México se puede regatear un poco el precio: se puede negociar un pequeño descuento en hoteles, mercadillos y algunas tiendas. Yo no es que regateara mucho pero cuando lo hacía utilizaba la frase mágica: «¿ES LO MENOS?» Y si lo dices que con cierta gracia, funciona aún mejor.
¿Conducir de noche en México?Es una gran duda que tenía antes de ir. Todo el mundo me decía que la primera norma en México era no conducir de noche, pero nadie me explicaba exactamente el porqué y claro, di rienda suelta a mi imaginación con todo tipo de atrocidades. Al final conseguí que alguien me explicara los motivos: las carreteras secundarias no están bien acondicionadas, te encuentras coches sin luces traseras, bicicletas y peatones caminando de noche por la carretera sin ningún tipo de distintivo luminoso y, según la zona, se te puede cruzar algún animal salvaje. Total, que si no es imprescindible, mejor no conducir de noche.
Os recomiendo a todos que una vez lleguéis a Mérida os hagáis con un ejemplar de Yucatan Today. Es una revista con mucha información turística de toda la península. La podéis conseguir en hoteles, agencias de alquiler de coches o en la oficina de turismo que hay en la Plaza Grande.
Datos de interés:
Restaurante Café Club: Calle 55, 496. Delante del hotel Luz en Yucatán. Tostadas, café y zumo de naranja: 40 pesos (2,4€). Pancakes, plato de fruta fresca, zumo de naranja y café con leche: 75 pesos (4,50€).
Payless Car Rental. Calle 60 con la 55, un día de alquiler 380 pesos (22,6€). Gasolina gastada durante el día: 200 pesos (12€). Horario de 7 a 22h.
Uxmal: entrada 116 pesos (7€), aparcamiento: 22 pesos (1,32€), pero se puede aparcar fuera. Horario de 8 a 17h. Espectáculo de luz y sonido a las 20h. (40 pesos)
Restaurante Ávila, en la playa de Celestún. Ceviche de pescado: 60 pesos (3,6€). Coca-cola: 15 pesos (0,90€). Agua: 20 pesos (1,2€).
Paseo en lancha por la reserva de Celestúnde dos horas y media: 700 pesos (42€, dos personas), si se contrata la excursión en la playa y la lancha va llena (8 personas en total) cuesta unos 150 pesos por persona (9 euros). Si se contrata en el puesto a la entrada del pueblo, el paseo de hora y media cuesta 350 pesos por persona (21€).
Agua dulce de horchata en la cadena La Michoacana en Mérida: 9 pesos (0,54€)
Autobús nocturno de Mérida a Palenque ADO: 382 pesos (23€). Sale de la estación Mérida Yuc. CAME. a las 08.30h, 19.15h, 22h y a las 23.50h. Tarda unas 8 horas en llegar a Palenque.
Uf, sí que ho fan difícil lo de conduir! I això que tu ja has superat proves difícils de conducció a Anglaterra 😉
M'ha agradat el detall de la foto amb els turistes baixant de costat la piràmide. I els flamencs roses són espectaculars! Quina sort haver-los vist!
Buenas Isabel!Increible el espectáculo que tiene que ser ver a todos esos flamencos… No puedo ver los videos en el trabajo, pero en cuanto llegue a casa no me los pierdo.
Me ha gustado mucho la entrada.. si señora.
Un saludo!
Por cierto… tengo que hacer yo todo eso del coche para arrancarlo, con la cabeza que yo tengo, se queda el coche en el sitio y no lo alquilo jejejeje.
Me encantaron las ruinas de Uxmal porque eran bastante extensas y no había casi nadie. Llegar a la playa de Celestún e ir directos al agua cristalina fue genial (y ver peces palo). El ceviche estaba bueno y refrescante. El manglar fue muy divertido, excepto por la sensación portaventurense, y el Ojo del agua fue muy bonito, aunque los mosquitos se pusieron las botas…
Qué día más completito… y el siguiente, ¡más! 🙂
Uuuuuau, está genial… Me ha encantado todo todo todo.
Un besazo.
Wow!!! qué viaje! qué ganas de leer el resto!!
Me ha encantado este post, lo he leído varias veces y me han encantado los vídeos.
Alucinante los termiteros.
Oye, lo del coche mola¡¡¡ vaya sistema de seguridad, jajaja.
La playa impresionante, y no explotada, parece. genial¡¡
Besitos Isabel,
A Salto De Mata
¡Feliz lunes a todos!
En primer lugar disculparme porque he estado fuera esté puente de Sant Joan y he estado totalmente desconectada! 😀 Je, je! Pero no esperéis crónica de este viaje porque me he pasado 4 días durmiendo y comiendo. )^-^(
Sobre el sistema de arranque del coche, la verdad es que era muy complicado. No se porqué lo utilizaban pero por lo que me comentaron otros viajeros en Tulum los coches no eran tan complicados de arrancar. Eso sí, cuando no era capaz de arrancarlo en Uxmal sufrí un poco porque estábamos en medio de la nada y ya me veía ahí durmiendo. Pero por suerte solo fue un despiste.
Celestún es una playa que está muy poco explotada. Tiene algunos restaurantes y poca cosa más, por eso dije que me gustó mucho más que cualquier playa de la Riviera Maya. Tienes un mar turquesa y una arena blanca con unos precios razonables en todo. Quizás no como para quedarse allí a dormir pero si vale la pena como excursión de un día entero desde Mérida. Sobre la excursión en barca quizás lo que más vale la pena es ver los flamencos y el manglar, el resto si no se hace no pasa nada. Pero si se va con suficiente tiempo vale la pena contratarla en la playa.
Muchas gracias por comentar, me alegro que sigáis con ganas de más!
Un besico a todos!
Es que Riviera Maya… menuda tela!!! y eso que soy una amante de todo Mexico en general, pero eso es too much, jajaja.
Besos.
Quina pasada! Al final vau pujar dalt de la pirmàmide?
Que valenta! Jo no sé si m'hagués banyat dintre del Ojo de agua… 😀
M'ha fet gràcia el comentari de Port Aventura, després del veure el video crec que tens tota la rao! jejeje
Te felicito por el blog.
Este pasado mes de agosto he realizado un viaje por México, y en me ha ayudado bastante lo aquí cuenta. de hecho también tomamos el autobús Mérida Palenque, con tan mala suerte que cuando llegamos a destino nos habían robado dinero, documentación y móvil. NADIE VIO NADA, EL CONDUCTOR SE DESATENDIÓ Y LA POLICÍA MENOS…
Mucha precaución a la hora de viajar en estos autobuses hay grupos organizados que vigilan y controlan a todos los extranjeros…
Saludos cordiales
Excelente viaje que bueno que lo disfrutaron, solo una aclaración no le veo NADA de mágnifica a la frase de «ES LO MENOS» eso lo utiliza la gente que no valora el trabajo de las demás personas, lástima que el regateo lo apliquen en México y saben que es fácil, imagina que tú cobras por ofrecer servicios, productos etc. Y llega alguien y te dice es lo menos…ni le veo lo gracioso ni el ingenio, independientemente del país. Cuando viajamos asumimos costos si no pues mejor no viajen, debemos aprender a valorar el trabajo de las demás personas en México existe el regateo gracias a la gente explotadora.
Excelente viaje! Yo también tuve la dicha de hacerlo con la familia y quedamos maravillados. Uxmal en un lugar al que todos debemos ir, no importa de que país seas, no por nada la Unesco la ha considerado como patrimonio cultural de la humanidad. Eso sí, hay que llevar agua y muchas energías. Comparto un buen video que vi hace poco y que está hecho en plena pandemia, por lo que es seguro viajar, siempre que se mantenga la distancia y las condiciones de bioseguridad.
https://www.youtube.com/watch?v=iH8sVaNs7JA&list=PLn1My-hrtww0WWsjBxL3_5srmqA5OyM4u&index=15
Sin duda es un lugar al que todos debemos ir 🙂