Ese día, como venía siendo habitual, me desperté a las seis de la mañana. No importaba a qué hora me hubiera acostado, que el jet-lagseguía diciéndome que era la una del mediodía y que ya era hora de levantarse.
Miramos la previsión del tiempo: 0 grados, y como no hacía un frío extremo, decidimos ir a dar un paseo por Central Park en bici. Miramos por Internet dónde podíamos alquilar las bicicletas y buscando, encontramos el Central Park Bicycle Shop, donde si reservabas online te hacían un 50% de descuento. Sin embargo, antes de ir a dar el paseo por Central Park decidimos hacer una visita al Upper East Side.
Lo primero de todo en la agenda era desayunar. Esa mañana aprovechamos para hacer otra de las muchas recomendaciones que teníamos (al final del diario de Nueva York haré un post con todas ellas), y desayunamos en el Two Little Red Hens.
Two Little Red Hens es una pequeña pastelería cafetería donde dicen tener el mejor pastel de queso de Nueva York (solo queso, sin fresas). La cafetería es muy pequeña, pero tiene sitio para sentarse y tomarse un café mientras te comes uno de sus espectaculares dulces: muffins, cookies, pasteles, tartas, cupcakes, brownies, etc… (^¬^)
Los cupcakes tenían una pinta de esas que te los comerías todos, pero no me acababa de decidir por uno. Vi que el Red Velvet era la especialidad de la casa, pero como no acababa de adivinar de qué gusto era (madalena roja con crema blanca por encima) le pregunté a la dependienta.
—Eeee, pues es de… eee… no sé… tiene crema de… y gusto de… ¡está muy bueno!
—¡Ah! Vale, (todo ha quedado clarísimo) entonces ponme uno.
Y realmente estaba muy bueno (mejores que los de la Magnolia Bakery), tanto, que luego vi que son los que suministran los cupcakes al Dean & Deluca. Lo único malo es que llenan mucho. A esas que Gemma me dice un poco mosca:
—¿Cómo has pedido el café? Es que no me gusta nada este «aguachirri» con leche y no sé cómo pedirlo.
Y la verdad es que no me había dado cuenta hasta el momento de que, inconscientemente, cuando pedía café con leche lo hacía al estilo Starbucks: caffè latte, ya que, por historias del destino (y de los ticket restaurante) frecuento habitualmente esa cadena de cafeterías en mi ciudad.
Una vez desayunadas, salimos a pasear por el Upper East Side, entramos en la Barnes & Noble (240 East 86th Street) que era enorme, en el Dean & Deluca (1150 Madison Avenue) que, si cabe, era aún más pijo que el del Soho. Y finalmente llegamos a la 5th Avenue, en la denominada «Avenida de los museos». Otra de las recomendaciones que nos habían hecho era subir a la terraza del MET y ver las vistas de Central Park, pero por el frío estaba cerrada.
Fuimos paseando por Central Park, donde no había mucha gente paseando, supongo que debido a las horas y al frío. En la fuente de Bethesta nos encontramos con un saxofonista solitario que tocaba por unas monedas a las pocas almas que corrían por allí. Una de la cosas que más me fascinan de Nueva York es que cuando vas paseando te sientes como en una película, ya que vas reconociendo escenarios y rincones que han salido miles de veces en series y cine.
A las once fuimos a recoger las bicicletas, luego andamos con ellas hasta Central Park y una vez allí, nos pusimos a pedalear por el carril bici. Una de las cosas positivas de ir en bicicleta es que en unas dos horas puedes dar la vuelta a casi todo el parque. Lo malo es que con la bici no puedes ir por las zonas peatonales (no puedes acceder al Strawberry Fields, a la reserva de Jacqueline Kennedy Onassis o al castillo Belvedere). Si se quiere visitar estas zonas, lo mejor es bajarse de la bicicleta e ir andando con ella, ya que si te pillan, multa al canto (y allí estas cosas se las toman muy en serio).
Dos horas más tarde, al devolver las bicicletas en la tienda, nos dieron un vale de un 10% de descuento para comer en varios restaurantes. Uno de ellos era el italiano de al lado y como teníamos ganas de comer pasta fuimos para allá. El Strada 57 es un restaurante muy pijo que tenía un menú de mediodía a buen precio (15$). Nosotras pedimos los platos no sabiendo bien lo que nos traerían, y nos sorprendió gratamente descubrir que era comida italiana muy buena y con raciones grandes. El servicio era superatento y la verdad es que por primera vez en el viaje comimos «bien».
Esa tarde habíamos hecho planes por separado. Yo, después de mucho mirar la web, conseguí una entrada para ver la grabación de un programa de sátira política que me gusta mucho llamado The daily Show. Tenía que estar a partir de las 15.30h en la cola (a unos 15 minutos andando del restaurante) para entrar a las 17h a la grabación. El problema fue que cuando me caí en Harlem, se me rompió la bota (iba con media suela suelta) y aunque le hice un apaño de emergencia, se me volvió a romper. La cosa es que cuando iba hacia los estudios me encontré con una zapatería que la regentaba un señor ruso, muy ruso. Y aunque me debatí entre parar o no parar, finalmente entré para ver si me la podían arreglar en el acto. El señor me dijo que tardaría unos 15 minutos y mientas estaba con mi pie al aire escuchando, una emisora de radio rusa y el señor reparando la suela, entró un fashionetis muy simpático con un bulldog para ver si le podía arreglar el zapato que su perro se había comido. La verdad es que fue muy cómico ver la cara seca del señor ruso mientras el hombre reñía al perro que le hacía pucheros.
Cuando finalmente llegué a los estudios donde ruedan el programa, había ya mucha gente haciendo cola. Allí conocí a un chico de Nueva Zelanda que se espabiló a entablar rápidamente conversación conmigo (para luego acabar mofándose de mi acento el muy capullo) y un chico brasileño que vivía en Toronto que era muy agradable. Él me explicó que el día anterior se había quedado sin entrar porque había mucha gente y que ese día tenía pinta de ir por el mismo camino.
Y, efectivamente, después de tenernos una hora haciendo cola con el frío que hacía, salió un responsable del programa y nos dijo que no había asientos para todo el mundo. Que enviáramos un correo y que tendríamos entradas «VIP» para otro día, (del cual, todavía a día de hoy, estoy esperando respuesta) pero que ese día no entrábamos. ¡Menudo chasco! ¡A todos los sitios que me ponía en cola, en todos me acababa quedando fuera!
Llamé a Gemma para comunicarle la noticia y ver si me podía acoplar a sus planes. Al final acabamos yendo de compras por Midtown, aunque nuestras ganas de devorar las rebajas también quedaron frustradas, ya que las rebajas allí empezaron el 26 de diciembre y el 12 de enero apenas quedaba nada, aunque algo acabamos pillando.
Puesto que al final acabamos pronto por Times Square, fuimos a cenar al Planet Hollywood, ya que a Gemma le hacía gracia. Llegamos pronto, poco antes de las nueve de la noche, y no había mucha gente. Pero fue muy decepcionante, de decoración relacionada con películas no había casi nada y lo que más abundaba eran equipaciones de astros del deporte americano. La carta tampoco era tan llamativa como el restaurante de Barcelona y la música estaba tan alta que te tenías que desgañitar para ser oída. Pero lo bueno es que entramos medio muertas y durante la cena resurgimos. Comer y descansar le vino de perlas al cuerpo y después de monopolizar la mesa durante casi dos horas, salimos para volvernos a empapar de neones antes de volver a casa de Orestes.
A tener en cuenta:
Coffee with milk y caffè latte: no es lo mismo. Nuestra traducción literal del café con leche allí es café americano («aguachirri») con un poco de leche. Si encima es desnatada, acabas bebiendo café aguado con leche aguada. El café con leche, como aquí lo entendemos, allí lo llaman caffè latte o latte, ya que para ellos es beber café al estilo italiano. El caffè latte es más caro que el café americano, pero obviamente mucho mejor.
Datos de interés:
Central Park Bicylcle Shop: 315 West 57th Street (entre 8 y la 9 av.). Metro: 59th St-Columbus Circle (1, A, B, C y D). Alquiler 2 horas:14$ (reservando online).
Two Little Red Hens: 1652 2nd Ave. con la calle 86. Metro: 86th St (4, 5 y 6). El «famoso» Red Velvet cupcake: 2,75$.
Strada 57: 315 West 57th Street (entre 8th y 9th Ave). Menú mediodía: 14,95$ (más propina y más impuestos). Teníamos un 10% de descuento de la tienda de alquiler de bicicletas que aplicaron al precio del menú.
The Daily Show: 733 11th Avenue (entre la calle 51 y la 52). Las entradas son gratuitas y se tienen que pedir con antelación en su web. Aunque tengas entrada no tienes el acceso garantizado ya que los muy malditos dan más entradas que asientos disponibles hay. Si se tienen entradas «normales», hay que ir una hora antes de lo que ellos te digan para asegurarte la plaza. Si tienes entradas «VIP» (para aquellos que se han quedado fuera como yo otro día) en principio con ir a las 15.30 es suficiente.
Planet Hollywood: Times Square. No hacen reservas, pero si se va antes de las nueve para cenar no hay problemas de mesas, eso sí, a las 10.30 había mucha gente esperando. Bruschetta: 8,99$ y ensalada césar: 14,29$ (más impuestos y propina).
Genial la entrada y las fotos. ¡Me encanta Nueva York y leer sobre esta gran ciudad!
Un saludo
Vas comprar algun llibre a Barnes & Noble?
He flipat amb el cupcake! M'ho sembla a mi o era molt gran? Això sí, quina pinta :9
Hola Fran!
Gracias por pasarte y comentar. Nueva York tiene algo que la hace muy especial y hasta este viaje no lo he descubierto.
Ei Miriam!
Doncs no vaig comprar cap llibre, però vaig veure un que anava de que Jane Austen no estava morta per què era una “vampira” i regentava una llibreria crec que a Nova York. El vaig trobar taaaaaaaaaaaaaant friki que em vaig negar a fullejar-lo!
El cupcake era més petit que un Muffin (que allà semblen mutants), però deunidó el que atipava. Al final la magdalena era de xocolata vermella (!) i la crema de formatge suau. Molt bo, però només amb això em vaig engreixar una parell de quilos!!!
M'ho estic passant pipa llegint les vostres peripècies per NY! Quina pinta els pastissos!!!!
Una abraçada!
Hola Belle!
M’alegro que t’ho estiguis passant bé llegint el blog! 😀
Els pastissos allà són lo més, però necessites dos estómacs i un mes per provar-ho tot!!!
Ara Jane Austen vampira!?? Pensava que després de Pride and Prejudice and Zombies ho havia vist tot o_O
Ja, ja! Imaginació power!
També vaig veure el audiobook de “Sense and Sensibility and Sea Monsters” 😀 Em pregunto quin serà el següent…
Que mala suerte con lo del show… he visto algo en la web que pones y tiene que estar bien (lastima que no entiendo igles).. es parecido a buenafuente no??… Tampoco pasa nada por que no entraras… ya tienes una excusa para volver, jejeje.
Un saludo Isabel!
Això del "ruso muy ruso" m'agrada. Ja està vist que fer cues no fa per tu… a Egipte tan sols fan cua els camells, no?!?!?
Que xulu Central Park nevat 😀 Vau tenir molt bona idea al llogar les bicicletes per visitar-lo, perquè sempre que parlo amb gent que ha viatjat a NY tots coincideixen a dir lo cansats que van acabar després d'anar-hi. A més, pots veure moltes més coses en menys temps!
qué majo el zapatero, sin perder sus costumbres; y pobre perrete.
Ostras!!! Cuantos mensajes por contestar!! 😀
Hola Maka!
Pues el programa diría que la primera parte es más parecido al programa del Gran Wyoming y la parte de la entrevista más en plan Buenafuente. Igualmente con lo que me costó conseguir la entrada ya les vale no asegurar asiento a todo el mundo… 🙁
Jaume,
Jo crec que la imatge de l’embús de Camells a Gizé et va impactar molt. Quan organitzem el teu proper viatge a Egipte ens em d’assegurar que tinguis una experiència similar! 😛
Hola Lídia!
Doncs és una bona opció, però per fer entre setmana perquè en cap de setmana el parc està petat de gent i no es deu poder circular bé. L’única pega, és que no es pot anar en bici per las parts peatonals i et perds moltes coses.
Inés,
Pues fue una escena muy cómica y un poco surrealista. Lo mejor fue cuando el fashionetis reñía al perro, pero lo hacia con una mirada supertierna. Curioso-curioso.
Pues si que organizan mal esto de las colas. Dos días seguidos de colas inútiles tiene que ser un poco pesado.
Aunque supongo que debe ser imposible, la verdad es que en estos casos se agradecería que dividieran de alguna manera lo que son turistas (que solo tienen esta oportunidad para entrar) y las personas que viven allí y que pueden permitirse el lujo de enviar el mail y esperar a recibir la entrada vip, etc. Menos mal que pudiste cambiar el plan, y parece que lo pasasteis bien igualmente.
Por cierto, cómo son "los rusos muy rusos" ? ;P
Sí, yo también pensé lo mismo. Había gente que vivía allí y por tanto puede ir cuando le plazca, pero los que venimos de fuera no. Pero es lo que hay, que se le va ha hacer.
Pues el señor era muy «ruso». 😛
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Hola Carmelina!
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