En nuestro primer día en México, dejamos atrás Cancún para ir hasta el estado de Yucatán y visitar los alrededores de Chichen Itzá. Primero nos bañamos en el espectacular cenote Ik-kil y más tarde exploramos las grutas de Balankanché.
Abrí los ojos y no podía ser, eran las cinco y media de la mañana. Con lo cansada que estaba la noche anterior y sólo había logrado dormir cinco horas seguidas. Hacía calor, demasiado para ser la hora que era, pero no un calor al que estoy acostumbrada, sino uno de esos que te deja toda pegajosa. Tras dar las típicas vueltas en la cama haciendo tiempo, decidí levantarme, asearme y esperar hasta que mi compañero también se despertara. Sobre las siete de la mañana, desperté al vigilante nocturno del albergue, que estaba durmiendo a pierna suelta en el sofá, y nos abrió la puerta para ir a comprar los billetes de autobús para ir a Chichen Itzá. Desde Cancún solo hay un autobús de primera que te lleva allí, así que, para no perderlo, y como teníamos tiempo suficiente, decidimos acercarnos.
Las calles estaban desiertas y bastante dejadas de la mano de Dios, con casas bajas. Las bolsas de basura están en la puerta y con el calor desprendían un olor poco agradable. La estación, que está a unos cinco minutos del albergue, es muy moderna y compramos los billetes. A la vuelta empecé a «hacer amigos». Entramos a comprar agua (12 pesos/0.72 euros) en un OXXO, que es una especie de tienda 24 horas, y al darme el cambio, le dije al dependiente que faltaba dinero, cuando lo que faltaba era conocimiento de las monedas por mi parte. ¡Menudo corte! En fin, que con un poco de mala leche, el dependiente me explica que está todo. Bueno, me lo merezco, y todo por culpa de la caca de la autosugestión: tanto leer en todos los foros que los mexicanos te intentan timar con el cambio, que en la primera tienda que fui me dejé influenciar por un estúpido topicazo.
Al regresar al hostel, la propietaria nos dice que no hay agua, aunque no acabamos de entender el porqué (es americana y hablaba en inglés). Viene a decirnos algo de que el ayuntamiento no deja contratar camiones cisterna antes de las siete de la mañana… pero entonces, ¿no tenía agua corriente? No lo sé. Mientras desayunamos un desayuno muy completo, conversamos con un chico de Hong-Kong que estaba haciendo un itinerario de lo más extraño en sus vacaciones de dos semanas: Hong-Kong – Quebec – México – Nueva York – Toronto – Hong-Kong. Nos explicó que había alquilado un coche en Isla mujeres y no tenía carnet de conducir (!) y que se había chocado con un carrito de golf. ¡Cielos! En general fue todo tan surrealista que no sabía si estaba despierta o seguía dormida. También me explicó que él para ir del aeropuerto al albergue había contratado el servicio de transporte en Cancún Shuttle por 4$ a través de Internet, aunque no he conseguido dar con la web…
Antes de marcharme del hotel, me puse a conversar alegremente con el vigilante nocturno que afirmaba que mi apellido venía de Rusia.
– ¿De Rusia? Vaya, pues yo pensaba que más bien vendría de Roma.
– No, hombre de los Romanov, quizás… ¿cómo se llama la que se salvó?
– Anastasia.
– Sí, ella, quizás se fue a España…
– Quién sabe, al igual era mi tatarabuela.
Tras esta bonita conversación, nos despedimos y nos deseó que nos cuidáramos mucho. Solamente hay un bus de primera que va a Chichen Itzá y tras tres horas y una horrenda película (una americanada de aquellas que te dan ganas de tirarte del bus en marcha) llegamos a la puerta del recinto arqueológico. Nuestra primera intención era buscarnos la vida para ir al hotel directamente, pero al descubrir que había taquillas gratuitas para las maletas, se abrió una nueva posibilidad en el horizonte. Mientras discutíamos las diferentes posibilidades, se nos acercó uno de los numerosos guías oficiales que ofrecían sus servicios por 500 pesos (30 euros, precio fijo) e intentó de todas las maneras que al final nos decantáramos por visitarl las ruinas en ese preciso momento y a ser posible con él.
– Es que quizás ahora hay mucha gente… (la entrada estaba abarrotada)
– Eso no es problema, la entrada es como un cuello de botella, una vez dentro casi no te encuentras con nadie.
– Lo que pasa es que como son las doce y media del mediodía, quizás nos muramos de un síncope por la calor, mejor venir mañana a las ocho cuando abra.
– Hace el mismo calor durante todo el día…
– … (o_o)¡
Pero no nos consiguió convencer y, sabiamente, decidimos visitar Chichen Itzá al día siguiente. Una vez en el aparcamiento, nos comentaron que en breve iba a pasar un autobús de ruta (segunda clase) que por 5 pesos (0,30€) nos dejaría en la puerta del hotel, y así lo hizo en cinco minutos escasos de trayecto. El hotel aunque no esté cerca de las ruinas está bastante bien. Las habitaciones son como una especie de bungalows que dan a una piscina. Aunque nosotros pasamos de la piscina olímpicamente, porque justo delante del hotel, al otro lado de la carretera está el cenote Ik-kil.
Todo el estado de Yucatán y Quintana Roo está formado de piedra caliza, ya que hace milenios esta zona se encontraba sumergida en el mar. La piedra caliza es muy porosa y eso hace que, cuando llueve, el agua se filtre al subsuelo y es formen ríos y lagunas subterráneas. Algunas de estas lagunas han quedado descubiertas al derrumbarse el techo y se les llama cenotes (del maya: tz’onot). Pero aunque os penséis que es un lugar muy rudimentario para darse un baño, es todo lo contrario. Son como piscinas naturales en las que hay que pagar entrada. Dependiendo de la popularidad de cada una, se pueden encontrar más servicios, por ejemplo en el cenote Ik-kil, como es muy turístico, hay duchas, taquillas, vestidores, tienda de recuerdos y hasta un restaurante bufet. Hay que reconocer que es una gozada bañarse en un cenote: el agua está fría y te ayuda a sofocar el horroroso calor húmedo del Yucatán, la «piscina» está semicubierta, con lo que no te tienes que preocupar de acabar gamba por el sol y suelen estar en un entorno natural increíble.
Tras el bañito, volvimos al hotel. El bufet del cenote nos pareció un poco caro (150 pesos/9€+bebidas) para el hambre que teníamos, así que nos zampamos un bistec de res en el hotel y nos bebimos unas Coronas (en España conocidas como Coronitas).
Al tener la tarde libre, consultamos la guía de México que llevábamos para ver qué se podía ver por allí cerca. Descubrimos que a unos dos kilómetros del hotel había unas grutas en las que se habían descubierto unas reliquias mayas y hacia allí nos dirigimos. Es recomendable visitar las grutas de Balankanché en los horarios en que hay el «espectáculo de luz y sonido», aunque este espectáculo se reduce a una grabación que te va explicando la historia de los mayas y de esta gruta mientras caminas por ella. Decidimos ir al este «espectáculo» que se hacía a las 4 de la tarde. Para ir allí, un empleado del hotel se enrolló con nosotros y, como tenía que ir a hacer un recado en esa dirección, nos dejó en la puerta. Al llegar no había ni un alma, solo un par de empleados que estaban estirados durmiendo la siesta o sobrellevando el calor como buenamente podían en unos bancos en la entrada. Nos esperamos los escasos 10 minutos que faltaban para las 4 y a la hora indicada nos acompañaron a la puerta de entrada de la gruta y el guía nos dijo que fuéramos tirando que ya vendría él en unos minutos.
La primera impresión al entrar fue que, a pesar de que nos esperábamos encontrar un lugar fresquito del cual resguardarnos del sofocante calor, acabamos entrando en una especie de sauna cavernosa, por la que tuvimos que caminar un buen trecho subiendo y bajando escaleras. No apto para todos los cuerpos humanos. En el pasado, la gruta fue un centro ceremonial de los mayas que poblaban la zona, ya que se consideraba una entrada al Inframundo. A doscientos metros de la entrada se encuentra el trono de Balam, un altar donde se celebraba un tipo de ritual. Justo en el centro hay un pilar formado por estalactitas y estalagmitas unidas y alrededor de él decenas de vasijas antiguas. Cuando llegamos al final de la gruta nos alcanzó el guía y nos estuvo explicando algunas peculiaridades del lugar.
Al salir vimos que no pasaba ningún autobús de línea ni ningún colectivo por la carretera, así que decidimos ir andando hasta el hotel. El problema es que fue casi un suicidio porque la mayoría de los tramos no tenían arcén y los coches pasaban a unas velocidades excesivas, pero contra todo pronóstico conseguimos llegar al hotel vivos, refugiarnos en el aire acondicionado y sucumbir al sueño hasta casi las siete de la tarde.
Yo no es que sea fan de los espectáculos de luz y sonido, porque, en la práctica, no importa el país, suelen ser un poco cutres, pero como en Chichen Itzá está incluido dentro del precio de la entrada, como buenos catalanes decidimos ir (se hace a las 20h). Lo dicho: de un cutre subido, con luces de colores que se van reflejando en templo y una voz en off que te explica un poco la historia del lugar. Bastantes personas se levantaban y se iban a mitad de espectáculo. Pues eso, si no tienes nada más que hacer, es un alternativa válida, pero si no…
El día fue muy completo y acabamos exhaustos a causa del madrugón, las caminatas y el calor (de verdad que todavía no entiendo por qué los mayas tenían saunas, si uno está en una sauna permanente en la calle). Empecé a tener dudas de si México acabaría convirtiéndose en un destino que me gustara realmente, ya que de momento no lo estaba siendo, pero por suerte eso estaba a punto de cambiar…
Datos de interés:
1. De Cancún a Chichen Itzá solo hay un autobús de primera que te lleva. Sale a las 9 am y tarda unas tres horas. Te deja en el aparcamiento de las ruinas, que está justo en la entrada. Las ruinas cuentan con unas instalaciones excelentes que incluyen consignas (o lockers como ellos lo llaman) gratuitas, con lo que se puede dejar la mochila o maleta allí, visitar las ruinas y seguir el viaje. Además, hay varios autobuses de segunda que paran en las ruinas. La diferencia entre los de primera y los de segunda, aparte de que el vehículo es más moderno, es que los de primera solo paran en las estaciones, mientras que los de segunda paran donde sea que alguien necesite subirse o bajarse.
2. El Hotel Dolores Alba está a unos 3 kilómetros en la carretera que lleva a las ruinas. Para llegar allí desde Cancún se puede ir en un autobús de segunda, que te deja en la puerta o, si se coge uno de primera, una vez en Chichen Itzá te puedes esperar a que pase algún autobús de segunda (puedes preguntar los horarios en las tiendas de recuerdos) o un taxi. Habitación doble con desayuno: 600 pesos (36€). Bistec de res: 99 pesos (6€). Cerveza Corona: 30 pesos (1,80€). Ensalada: 55 pesos (3,3€). Plato de fruta: 50 pesos (3€). Botella de agua: 20 pesos (1,20€). Traslado al espectáculo de luz y sonido de Chichen Itzá: 20 pesos por persona (1,20€).
3. Cenote Ik-Kil: situado delante del hotel Dolores Alba. Entrada: 70 pesos (4.20€). Restaurante bufet: 150 pesos más bebidas (9 euros).
4. Grutas de Balankanché: a dos kilómetros del hotel Dolores Alba y a cinco de las ruinas de Chichen Itzá. El horario es de 9 a 17 horas y la entrada cuesta 70 pesos (4,20€). Es recomendable visitarlas con el «espectáculo de luz y sonido». Los horarios en español son a las 9h, 12h, 14h y 16h. Para ir a las grutas desde el hotel se puede contratar un taxi, esperar a que pase algún autobús de ruta o algún colectivo (furgonetas que hacen de taxis compartidos) o andar dos kilómetros.
5. Espectáculo de luz y sonido de Chichen Itzá: 51 pesos (3,06€) que se descuentan de la entrada del día siguiente a las ruinas, en lugar de pagar los 116 pesos (7€) que vale, solo pagas la diferencia: 65 pesos (4€).
Encontrarás más datos en la mini guía del viaje al sur de México. ¡No te la pierdas!
Quina passada el cenote! Però pensava que era més "salvatge", i pel que dius, està molt organitzat.
M'ha fet gràcia la conversa surrealista amb el vigilant de l'hotel. O sigui que potser ets descendent dels tzars! OMG! 😛
I veig que us vau quedar amb ganes de visitar coves, deprés de la visita al Perigord 😉
Sí, això del "cenote" és el que, de moment, justifica el viatge. Espero, com dius, que la cosa canviï ja, perquè de moment les expectatives són nefastes i les ganes que mai no he tingut d'anar a Mèxic estan baixant a nivells de -10… en fi.
Per cert, se't trobava a faltar, massa dies entre aquest post i l'anterior… estàs una mica gandulota, no?
Ja,ja,ja, cómo me he reido con la conversación surrelista del chico de HongKong. Qué cosas tan raras le pasa a la gente XD
Por cierto, dice mucho de ti el reconocer que te dejaste “influenciar por el estúpido topicazo”. La mayoría de la gente lo usaría como excusa para demostrar que tenía razón por haber dudado del cambio!! Ahí nos demuestras una vez más lo que es tener una cabeza amueblada!!
Me gusta la última frase de la entrada de hoy: es de las que te dejan con las ganas de leer cuanto antes la siguiente!! (como las buenas series, vamos : P )
Estuve en el cenote Ik kil y me di un baño . Realmente fue asombroso . Enhorabuena por tu blog !
Hola Míriam!
Els cenotes són una passada! S’ha de dir que depenent de la popularitat té més serveis o menys. Sí, les converses d’aquell matí varen ser totes d’un nivell bastant irreal… 😛
Jaume:
Je, je! La cosa millorarà, ja veuràs. Per cert, que es això de «gandulota»? De moment serà una mica complicat tenir dos entregues per setmana, entre la feina acumulada, les participacions a altres llocs, ajudar a organitzar viatges d’amics, l’activitat familiar i els exàmens gairebé no tinc temps de fer res! :/ A veure si la cosa es calma una miqueta!
Mo, la verdad es que fue de aquellas cosas que las vives pero que a tu cerebro le cuesta procesar. Menudo personaje!
Gracias Fan por comentar! Me alegro que te guste el blog y el cenote!
Jooo, que ganas de volver, de verdad. Me encanta como lo cuentas y las fotos.
El cenote Ik Kil, es impresionante, lo malo la cantidad de gente que suele haber.
Espero más entregas de México.
un beso
Tota la humanitat buscant i la descendent de l'Anastàsia la teníem davant dels nostres nassos!!! jajajaja
Comença el viage! Coincideixo amb la resta de comentaris, banyar-se a un cenote ha de ser una passada! Pel que fa a la gruta sembla xulu, no?
Petoooons!
Hola Almudena!
Te está entrando morriña, eh?! ;P El cenote es una pasada, lo que no me lo quiero imaginar lleno de gente… menuda locura!
Je, je! Lídia i tu dinant amb ella cada dia… XD
La gruta va ser una mica així, feia molta calor i suposo que després de visitar les del Perigord em va sembla pse-pse. Això si, estàvem sols!
Me ha encantado este post y como has descrito las anécdotas, lo del tio sin carnet de conducir, mola¡¡ jajaja.
Un besazo grande¡¡
A Salto De Mata
Hola Miguel!
Me alegro que te haya gustado la entrada. La verdad es que la conversación con el chico de Hong Khong fue bastante surrealista… pero mira que alquilarle un coche sin tener carnet de conducir???
En fin…
Un beso! 😀
Bueno bueno… sin duda lo mejor el cenote. Tengo ganas de bañarme personalmente alli, pero me has dejado con la boca abierta cuando te he leido que hay taquillas, duchas y hasta una tienda!!!! (Como se transforman las cosas con el turismo).
Besos!
Sí, lo del cenote fue el gran descubrimiento!!! 😀 La verdad es que es una gozada bañarse allí con el agua fresquita y el calorazo que hacía. Aunque lo de las instalaciones variaba según lo turístico que fuera el cenote, pero en los que visitamos nosotros al menos tenían para cambiarte o un baño. Eso sí, las duchas solo las encontramos en el Ik-kil!
Un beso!
Hola! por azahares del destino y un dia muy improductivo en la oficina, llegue a tu post, es muy interesante pofer ver como personas de otras partes del mundo ven mi estado, mi pais y mi cultura, la verdad, espero que hayas disfrutado un poco lo que viviste hace dos años por nuestros lares y te animes a regresar. Si algun dia llegaras a animarte, mi correo lo pongo a tu dispocision y me aviento a darte el tour extra oficial en mi ciudad Mérida y en sus alrededores, te apuesto que lo disfrutarias un poco mas 😉 me despido mandandote saludos desde el sauna permanente 😉