Hacía ya tiempo que tenía ganas de visitar Singapur. Me fascinaba oír hablar de un país asiático con tanta diversidad cultural y, por fin, en febrero de este año tuve la oportunidad de hacer una corta pero muy provechosa visita. Con decir que en Singapur se habla inglés, chino, malayo y tamil como lenguas oficiales, y que se practican las religiones budista, musulmana, cristiana, hindú y, en menor extensión, taoísta y confucionista, uno puede hacerse ya a la idea de la variedad cultural en la que están inmersos los singapurenses. Conozco bastante gente en Japón que ha viajado o incluso vivido temporadas relativamente largas en Singapur, pero nadie me hablaba demasiado bien del país. A los ojos de la mayoría de los japoneses, esa diversidad étnica y cultural de la que yo hablaba se refleja como falta de idiosincrasia e identidad…supongo que todo depende del punto de vista desde el que se mire.
Salimos de Narita en un oscuro y lluvioso día. Nuestra única preocupación era que el avión pudiera despegar sin problemas, y no tener que pasar la noche en el frío suelo del aeropuerto, como nos había ocurrido ya en otra ocasión bajo las mismas condiciones meteorológicas. Tuvimos suerte y despegamos puntuales destino Singapur. ¡Por fin podremos quitarnos las chaquetas, bufandas, guantes y disfrutar, aunque solo sea durante un par de días, de un clima ecuatorial! El pronóstico del tiempo advertía posibles tormentas en la zona, así que yo no las tenía todas conmigo, pero cuando llegamos al aeropuerto, pasada la una y medía de la madrugada, no había ni rastro de lluvia. En el avión nos repartieron las tarjetas de entrada en el país. Entre las típicas y divertidas preguntas del estilo: «¿Lleva usted armas de fuego consigo?», «¿ha cometido algún crimen en este país anteriormente?» me llamó la atención una advertencia en letras mayúsculas :
«Cualquier persona en posesión de drogas (aquí había un largo listado de drogas, tanto blandas como duras, detalladas con precisión) será detenida y castigada, siendo la pena capital el mayor de estos castigos».
Por lo que me había ido informando antes del viaje ya sabía que las leyes de Singapur eran bastante estrictas pero, aún así, la advertencia en letras mayúsculas me impactó bastante. Hablando de leyes estrictas, antes de viajar a Singapur es importante informarse bien tanto de sus costumbres como de sus multas. Tirar un simple papelito o una colilla al suelo puede costarte 500 dólares singapurenses, escupir en público otro tanto, entrar al país con tabaco extranjero tiene también su castigo en forma de multa. La venta y consumo de chicles está estrictamente prohibida. De hecho nunca había visto tantos caramelos, pastillitas para la garganta y gominolas como las que vi allí. ¡De alguna manera hay que compensar la falta de chicle! Una de las multas más curiosas es la de 150 SGC por no tirar de la cadena después de usar el WC. ¡Y pensar que cuando estuve en la universidad en Shanghai ni siquiera teníamos cadena! Si tengo que ser sincera, dejando de lado el tema de las libertades y si se está de acuerdo o no con la imposición de tantas multas para «educar» al pueblo, la verdad es que desde el punto de vista del viajero temporal se agradece la higiene y seguridad que se respira nada más pisar el suelo del aeropuerto. En ese sentido es un verdadero paraíso.
Llegamos al hotel cerca de las 3am. En la calle hacía un calorcito ideal. A esas horas de la madrugada estábamos a unos 27 grados, pero no hacía la humedad de la que tanto me habían hablado. El problema vino al entrar en la habitación. Reconozco que el aire acondicionado es un invento que a mi no me va para nada, pero es que el frío que hacía allí dentro era algo impresionante. Pese a que apagamos el aire nada más entrar y que, al menos yo, me puse un jersey de los gorditos encima del pijama, no hubo manera de pegar ojo. El aire acondicionado debía llevar encendido todo el día y así era imposible entrar en calor. En la habitación no había ni mantas ni nada que se le pareciera, con lo que yo no pude dormir más de una hora. Incluso «mi compañero» (como diría Isabel 😉 ) se pasó la noche susurrando «samui, samui» (frío, frío) entre sueño y sueño.
Por fin llegó la mañana. Ni lluvia ni tormenta, sino que nos esperaba un solazo digno del mes de agosto. En este primer día teníamos pensado visitar ARAB STREET y LITTLE INDIA. Después, si nos sobraba tiempo, dar una vuelta por CLARK QUAY. En el hotel nos informaron de que podíamos ir andando hasta la estación más cercana, NOVENA, y que tardaríamos unos 30 minutos. La otra opción era coger el autobús 124, que nos dejaría en el metro en 5 minutos. Como por experiencia propia sabíamos que la noción del tiempo varía de país en país, nos dio miedo que los 30 minutos andando se transformasen en 60, así que decidimos coger el bus, que, según nos dijeron, paraba en la acera de enfrente del hotel (nos recalcaron que no subiéramos al bus de delante del hotel sino al de la acera de enfrente). Ahí empezó uno de los episodios más divertidos del juego «¿y a quién me creo yo ahora?» que tuvimos que practicar durante toda la estancia en Singapur.
Una vez en la parada, y antes de que llegara el bus, le pregunté a una chica en qué parada debíamos bajar, ya que no había ninguna con el nombre de la estación de metro NOVENA. La chica nos dijo que, aunque no estaba segura porque ella no era «local» (¡siempre acabo preguntando a los de fuera!) ella creía que el bus dirección metro NOVENA se cogía en la otra acera; o sea, la del hotel. Por si acaso, quise asegurarme preguntándole a una persona «local». ¡Qué mejor que el dependiente de una tienda de 24 horas justo delante de la parada! Es imposible que no lo sepa. En la tienda había dos dependientas, y las dos nos aseguraron que, efectivamente, era en la acera de enfrente. Volvimos a nuestra acera de origen, y allí de nuevo nos dijeron que estábamos equivocados. En todo esto ya habíamos perdido dos buses así que, sin conseguir descifrar el enigma de la acera correcta, decidimos ir andando hasta el metro.
El metro de Singapur es un ejemplo de orden y limpieza. Los suelos brillan y las ventanas relucen. Eso, unido al control para entrar y salir de sus vagones y a una puntualidad nunca vista antes nos dejó boquiabiertos. El billete simple para la zona centro de la ciudad costaba 1,20 dólares, pero a esto has de añadir 1 dólar más de depósito por la tarjeta recargable. Es importante saber que sólo las máquinas venden billetes. No hay encargados en la estación y, si los hay, no venden billetes. Además, las máquinas sólo dan cambio hasta 5 dólares. Así que si, como nosotros, intentas subir al metro con los billetes grandes recién recibidos del cajero del banco, te encuentras que tienes que salir a la calle de nuevo y descambiar en alguna tienda cercana.
En ARAB STREET sólo dimos un par de vueltas. La verdad es que la encontré más pequeña de lo que esperaba y, como tampoco tenía pensado comprar nada en ninguna de las tiendas de seda tan famosas de la zona, nos limitamos a visitar la Mezquita del Sultán, la más grade de Singapur, y pasear por Haji Lane St. Dicen que ARAB STREET está especialmente animado al anochecer durante la época del Ramadán, pero en la mañana de martes en la que la visitamos nosotros la verdad es que estaba bastante desolado.
El siguiente destino era LITTLE INDIA. Solo salir del metro ya tuvimos la impresión de haber aterrizado en otro país. Aquello ya no era el Singapur en el que estábamos 10 minutos antes. Habíamos llegado a la mismísima India. Lo más destacado de la zona son sus templos, sus FOOD CENTERS (especies de salas enormes con puestos donde se puede comer a precios muy asequibles) y el MUSTAFA CENTER, una megastore abierta las 24 horas del día que ofrece todo tipo de productos a precios bastante asequibles. Para mi gusto, el MUSTAFA CENTER es un pelín demasiado caótico, con pasillos imposibles y colas interminables. Vale la pena ir porque tienen realmente de todo, pero al que sufra de claustrofobia le recomendaría quedarse fuera esperando a que sus amigos acaben la compra, si no quiere acabar desmayado en un rinconcito sin que nadie se dé cuenta. Nosotros optamos por no quedarnos a comer en el FOOD CENTER, sobre todo porque el aroma de las especias era realmente fuerte y eso, unido al calor y la humedad, no ayudaba demasiado. Finalmente decidimos ir en busca de algún sitio más fresquito y con el aire menos cargado. Aun así, a mí me gustó la visita al FOOD CENTER. Me pareció bastante curioso encontrar gente comiendo lo mismo y en la misma mesa, pero unos lo hacían con las manos, otros con palillos, y otros con tenedor y cuchillo.
Paseando por LITTLE INDIA puedes oír música pop hindú, disfrutar del aroma a incienso o a curry o, con un poco de suerte, encontrar algún adivinador de esos tan pintorescos que te prediga el futuro. También es una buena zona donde perderse si eres aficionado a la electrónica, la orfebrería y las sedas. Como a nosotros ninguna de estas cosas nos llaman demasiado la atención, después de la visita obligada al templo SRI VEERAMA KALIAMAN, dedicado a la diosa KALI, decidimos ir hacia el siguiente destino.
Nos habían recomendado especialmente CLARK QUAY para tomar unas copas al atardecer mirando las barquitas del río Singapore, así que ahí nos dirigimos. Clark Quay es una zona en la que abundan los restaurantes internacionales y los clubs más o menos chics. El ambiente es bastante agradable y tuve la impresión de que es la zona donde más se mezclan las distintas etnias. A mi me apetecía dar una vuelta en un river taxi, unas barquitas muy monas que dan vueltas por el río por el módico precio de 3 dólares singapurenses, pero entre lo poco que habíamos dormido la noche anterior gracias al aire acondicionado del hotel, y que estábamos ya agotados de dar vueltas por la ciudad, decidimos que lo mejor era cenar prontito para reponer fuerzas, y volver al hotel a una hora más o menos decente. Cenamos nan y surtido de curry en un restaurante indio con vistas a río, y allí acabó nuestro primer día en la ciudad de los leones.
Mo gran entrada sobre Singapur. A destacar que he flipado literalmente con lo que en Singapur esté prohibido comer y comprar chicle! ¡Que fuerte! Aunque entiendo que limpiar chicle de las aceras es bastante engorroso.
También me ha llamado la atención que esté prohibido entrar tabaco extranjero, ¿Por qué será?
A mí también me ha llamado la atención la prohibición de comer chicle!
Por otra parte, Singapur parece un país muy interesante, tanto por la mezcla de culturas y religiones, como por la comida! 😉
Hola Tsu! pues lo del tabaco extranjero a mi también me llamó la antención. Yo por lógica me imagino que debe haber una serie de condiciones, como por ejemplo un número máximo que puedes llevar o algo así. Pero aquí en la agencia de viajes (HIS) me dijeron que está prohibido incluso una sola cajetilla y, en las dos guías japonesas que leí también lo ponía. Bien pensado también puede ser que en Japón lo digan para curarse en salud y que ningún cliente tenga problemas. Precisamente en la misma agencia,a una amiga mía que compró un billete de avión Narita-Berlín, le advirtieron de que en Alemania está prohibido hacer mudanzas en domingo!!! Dudo que sea verdad pero, aunque lo fuera, para qué quiere esa información una chica que va a pasar allí menos de una semana!!
Hola Miriam! Si. A mi lo que más me gustó de Singapur fue precisamente la mezcla de culturas.
Supongo que también influyó el estar viviendo en Japón, que es un país con muy poca diversidad en ese sentido(sin ofender, que Japón ya sabe que le quiero mucho;) ) pero la verdad es que no me hubiera importado nada quedarme una temporadita 😀
¡Ja, ja, ja! Si señor, es el consejo imprescindible para antes de viajar a Berlín! 😛
Dudo que esté prohibido hacer mudanza en domingo pero se lo tendré que preguntar a mi amigo Johan…
Cuando encendimos la tele del hotel lo primero que vi fue a Brad Pit mascando chicle. Entonces me pregunté:qué debe pensar los singapurenses que nunca han salido del país al verlo? Igual es un poco como "la fruta prohibida"! Seguro que debe haber algún quinceañero suelto por las calles de Singapur soñando con mascar chicle ^^
Bueno Monica, los niños o mejor dicho la gente alli no tienen que soñar por las calles para masticar un chicle, si te das cuenta, Malaysia esta muy cerca y comen alli los chicle si les apetece. Tambien para que sepas Singapur no es un pais de tercer mundo y enseñame un singapurense que nunca ha salido del pais??? lol
Ya puestos a informar, también le dijeron que en Suiza y Holando tampoco se puede. Y eso que ella no iba a ninguno de esos dos sitios!
La explicación que le dieron que "como son paises cristianos no se puede hacer ruido en domingo".
OMG! si es que a veces pienso que tendría que hace una lista de advertencias raras de HIS 😛
Ja, ja! Que crack de agencia!!! Es lo que no me gusta de las agencias, que te aconsejan de viajes cuando no han salido de su casa en su vida!!!
Si, sí, queremos la lista de advertencias chungas ya! 😛
Por cierto, me pregunto si habrá contrabando de chicles en Singapur…
Ja,ja! Contrabando de chicles en un oscuro callejón sin salida. Mejor no des ideas que ya me veo a la policia de Singapur culpando a este blog como el inicio de la corrupción!
Otra de HIS: cuando fuimos a reservar el viaje a Pekin nos aconsejaron que llevaramos un certificado de matrimonio (a 1.500 yenes la copia)porque, según ellos, como nos apedillamos diferente no nos iban a dejar dormir en la misma habitación!!!!
Pero si los chinos, como nosotros,conservan su apellido al casarse!!(a parte de que no hace falta estar casado para compartir habitación) De dónde sacarán en esta agencia la información???!!Bien mirado, hasta tiene mérito la cosa ^^
Ja, ja! Vaya tela con los del HIS!
Nunca me había planteado el visitar Singapur, pero después de tu entrada creo que voy a ponerlo en mis lista de destinos futuros a los que ir.
Qué curioso país! Creía que se parecería más a China, pero por lo que cuentas y por las fotos, se parece bastante a India.
Hola M.C.
Prácticamente todo el primer día estuvimos en la zona conocida como "Little India", y quizás es por eso que da la impresión de que se parece más a India que a China. En realidad Singapur viene a ser una fusión de varias culturas.
Aunque yo no he estado en India diría que, exceptuando Little India, el resto se debe parecer más a China o Malasia que a India. De hecho la mayoría de la población es de origen chino (descendientes de chinos). Después vendrían los de origen malayo y, en tercer lugar los de origen hindú (seguidos ya de lejos por la población árabe).
Fenomenal el post. Tanto que me lo imprimo y me lo llevo a Singapur la semana que viene. Además me gusta mucho cómo está escrito. Informa y entretiene.
Gracias! 😉
Sele
Hola Sele!
Me alegro que te haya gustado la entrada de mi amiga Monica. Solo decirte que el viernes publicaremos la segunda y última entrega del viaje.
Saludos,
Pues el viernes aquí estaré!!
Por cierto, que pensaba que ya estaba de antes, he enlazado el blog al Rincón de Sele.
Diario de a bordo es una página amiga más.
Es un blog especialmente bueno.
Saludoss,
Sele
Muchas gracias Sele! Es un verdadero honor formar parte de tu fantástica web! 😀
Buenas Isabel!!! que no sabia que andabas por allá!!! Que bueno… Ya he leido algo sobre las normas alli por algun otro lugar. Desde luego que cuidado si hay que tener.
El viernes estaré atento a ver la última entrega.
Un saludo!
Hola Maka!
De hecho yo no he estado en Singapur. Mi amiga Mónica fue hace una par de semanas y ha querido compartir el viaje con todos nosotros! 🙂
Hola Makavelic!
Nunca se sabe hasta que punto son "leyendas urbanas", pero yo he oido todo tipo de cosas sobre turistas que se saltaron las normas y acabaron muy, pero que muy mal…Sea como sea, lo que tu dices: cuidado si que hay que tener!!
Hay lecheee pues no sabia que la esperiencia era de otra persona!! menudo lio me he creado ejejeje.. Saludos Mo!
Je, je! Como hasta dentro de unas semanas no tengo mi siguiente viaje les pedí a mis amigas que comentaran los suyos en este espacio. 😀
Y tus amigas estamos encantadas de hacerlo 😀
gran entrada Monica,,, mis felicitaciones sinceras por tu descripción de alguien que conoce bien ese país.
Realmente, en Singapur las únicas multas que se ponen son a los turistas mal educados que tiran cosas al suelo. Es muy dificil que a un singapurense le pongan una multa, a menos que sea un rebelde "sin causa"..
Creo que en España a veces deberíamos mirarnos un poco el ombligo y conocer que hay "otros caminos por andar"
Me ha alegrado mucho tu comentario, Jlg. Sobre todo viniendo de alguien que conoce bien el país. Cuando solo estás de corta visita puedes llevarte la impresión equivocada, y no me hubiera gustado escribir algo que los que conocen bien la zona luego pudieran criticar.
Estoy contigo en lo que comentas sobre los "otros caminos por andar". A veces parece que estemos en posesión de la verdad absoluta, cuando en el mundo hay tantas verdades!! Menos mal que, viajemos o no, al menos ahora tenemos una ventanita al resto del mundo gracias, entre otras cosas, a este tipo de blogs. (Gracias Isabel! ;D)
Muy bueno es un agrado tener relatos de alguien que sabe como esIndonesia. Muy buen relato.
Hola,
podrías decirme en qué hotel estuviste de singapur y si lo recomiendas?
o en que zona reservarlo?
mil gracias
vane
Hola Vanessa,
Monica fue en un viaje organizado desde Japón y estuvo en un hotel a las afueras. :/
Quizás es mejor si buscas algo mejor situado. 🙂
Un saludo,
Hola Mo,
He seguido tu blog por un buen rato. Acabo de regresar de mi viaje por SEA, y re-leyendo este articulo, me dio mucha risa el hecho de que te enviaran a la acera de enfrente para tomar el bus, ya que me paso exactamente lo mismo. jajaja. en fin, una anecdota chistosa, y para los nuevos viajeros ,es recomendable saber bien la ruta, si no, estarán cruzando la calle un buen rato :).
Saludos,
Jo