Seguimos con los relatos del viaje a Botsuana: dejamos atrás Maun para conducir hasta la pequeña población de Kasane, donde explorar el Parque Nacional de Chobe y cruzar la frontera para ver las cataratas Victoria.
A las cinco de la mañana ya estábamos montados en el coche. Aún reinaba la noche, pero las primeras luces del alba empezaban a despuntar. El día anterior habíamos llenado el depósito de gasolina, así que nos pusimos en marcha sin más dilación. Por delante teníamos una jornada de más de ocho horas de conducción, ya que el camino a Kasane por la carretera nacional no es nada directo y queríamos llegar antes de la hora de comer. Por el camino entre Maun y Nata apenas hay pueblos donde parar, aunque sí nos encontramos con un par de controles de carretera. Al salir de la zona de Maun paramos en un control en el que tuvimos que pasar todos los zapatos por un líquido desinfectante (que estaba negro roñoso) y pasar el coche por una franja llena del mismo líquido para que se desinfectaran las ruedas. Nos comentaron que estos controles se hacen cuando se sale de una zona con animales salvajes y con ganado para controlar la enfermedad de las vacas locas. Y es que hace unos años, Botsuana sufrió una epidemia de la fiebre aftosa del ganado (foot-and-mouth disease) y hubo que sacrificar muchas cabezas de ganado. Además, representó un gran problema porque muchas personas habían invertido sus ahorros en ganado y la enfermedad les obligó a sacrificarlo, con lo que perdieron los ahorros de toda una vida.
Tras abandonar oficialmente la zona del delta del Okavango nos adentramos en el Parque Nacional de las Nxai Pans y al salir volvimos a pasar otro control de carretera. Hasta Nata no encontramos áreas de servicio en condiciones donde parar a repostar, descansar y comer algo antes de proseguir el viaje. Antes de recorrer este tramo nos habían comentado que la carretera entre Nata y Kasane estaba en pésimas condiciones, pero en nuestro caso (noviembre 2013) ya la estaban arreglando. Durante unos 60 kilómetros tuvimos que ir a 50 km/h en lugar de los 120 km/h normales porque la carretera estaba en obras, así que supongo que dentro de poco la carretera estará totalmente renovada. De todas formas, durante todo el camino hay que conducir con mucha precaución porque, además de las cabras, vacas y burros que hay en el arcén, también te puedes encontrar con animales salvajes, como unos bonicos avestruces.
Pasados unos 20 kilómetros desde Nata hicimos un alto en el camino para hablar con los responsables de Elephant Sands, ya que queríamos hacer la excursión a Kukunju Island para pasar la noche bajo las estrellas en las Makgadikgadi Pans, unos salares o lagos secos inmensos que ofrecen un paisaje espectacular, y queríamos acabar de cerrar detalles en persona. El complejo de Elephant Sands está a unos dos kilómetros de la carretera principal por una pista muy arenosa y, a pesar de que parecía que era lo suficientemente dura, el coche acabó totalmente atascado en la arena a kilómetro y medio del hotel. Cuando un coche sin tracción en las cuatro ruedas se queda atascado, no hay más remedio que pedir que lo remolquen. Por suerte, a los pocos minutos pasó un pequeño camión cisterna que venía del hotel y como ni el conductor ni nosotros teníamos cuerda para sacar el coche de allí, el hombre acabó llamando al hotel para que nos vinieran a rescatar.
Lo mejor del hotel Elephant Sands es que está construido alrededor de una charca artificial donde acuden los elefantes a bañarse, de modo que casi siempre puedes tener estos enormes mamíferos cerca para poder disfrutar de ellos. Con los responsables de Elephant Sands acordamos hacer la excursión a los salares al volver de Kasane, pero como era el inicio de la temporada de lluvias, hasta el día antes no sabríamos si se podría realizar la excursión o no, porque si llovía todo quedaría embarrado y no se podrían recorrer los caminos con el coche.
Luego seguimos el trayecto y, como habíamos planeado, llegamos a Kasane sobre las dos de la tarde. Esta es una población bastante más pequeña que Maun, así que la oferta hotelera es más escasa y un poco más cara. Decidimos alojarnos en The Old House, un hotelillo familiar a orillas del río Chobe, en una habitación doble con baño y aire acondicionado que fue toda una bendición con el calor que hacia allí en noviembre. Además, tiene uno de los pocos restaurantes con carta de la zona, donde los huéspedes tienen prioridad a la hora de cenar. Estuvimos muy a gusto.
Como llegamos temprano, tuvimos tiempo de apuntarnos a hacer un crucero al atardecer por el río en el Parque Nacional de Chobe. Este parque nacional es uno de los más importantes del sur de África, ya que cuenta con una población de unos 120 000 elefantes y es una visita imprescindible en Botsuana.
La excursión empezaba a las tres de la tarde. Hubo una confusión y la lancha rápida partió en un inicio sin nosotros, pero rápidamente nos vinieron a buscar. Solo éramos cuatro viajeros en la pequeña embarcación. Gracias a eso, pudimos disfrutar con mucha calma del paisaje y de los animales en las orillas del río, ya que en otros hoteles las embarcaciones son enormes, de hasta dos plantas, y todo parece algo más ruidoso.
Las tres horas que duró el crucero se nos pasaron volando mientras contemplábamos hipopótamos retozando en las aguas del río, cocodrilos que parecían de cera de lo inmóviles que estaban, búfalos pastando en la hierba verde de las islas, impalas por doquier y elefantes, muchos elefantes, paseando por las orillas.
Recomiendo mucho hacer el crucero durante el atardecer por el río Chobe porque la naturaleza no te deja de sorprender. Finalmente cayó la noche y cenamos una pizza hawaiana muy rica, pero estábamos rendidos. Había sido un día muy largo y al día siguiente tocaba madrugar de nuevo. Íbamos a cruzar la frontera para ir a Zambia y a las cataratas Victoria. ¡No os lo perdáis porque hicimos unas fotos de vértigo!
Datos de interés:
1. The Old House. Habitación doble con baño, aire acondicionado, desayuno ywi-fi: 900 pulas.
2. Crucero por el río Chobe: 500 pulas más 75 pulas de entrada al parque nacional.
El restaurante del hotel es muy recomendable: los platos cuestan entre 50 y 80 pulas, la comida es buena y las raciones muy generosas.
jaja, qué resuerdos!! el sunset cruise en Kasane, es de lo mejor de mis viajes. Ver los elefantes bajar a beber al río…inolvidable. Fui yo el que te comentó la carretera de Nata a Kasane? reventé 2 ruedas… y conseguí un recambio en mitad de la nada!! eso fue de Mc Giver 🙂
Me alegro que os fuera bien el viaje.