Salimos de Matsuyama en tren exprés dirección Ôsaka. Allí habíamos quedado con mi amiga Megumi y su novio Daiki. A Megumi la conocí hace dos veranos cuando estuve estudiando en Toronto, y como ella vive en Nagoya (ciudad que no tiene ningún tipo de atractivo turístico) decidimos quedar en Ôsaka, ya que ella nunca había ido y nos quedaba más o menos a medio camino. El tren exprés recorre toda la costa de Shikoku y atraviesa varios puentes altísimos que enlazan varias islas diminutas hasta llegar a Okayama en la isla principal de Kyushu. Allí teníamos que hacer transbordo en el tren bala que iba hasta Ôsaka (en total tardamos unas cuatro horas).
En la estación de Shin-Ôsaka (donde para el shinkansen) nos estaba esperando Megumi, allí compramos un pase de un día de metro (850¥) que compramos porque ellos ya lo tenían, ya que con el Japan Rail Pass te puedes mover perfectamente por la ciudad a través de la línea de trenes locales.
Nuestra primera parada fue ir a visitar la Torre Hitachi. La torre es bastante fea y originalmente estaba formada por una mezcla de Arco del Triunfo más una Torre Eiffel, que con la guerra fue desmantelada y posteriormente reconstruida por los osakenses con sus aportaciones monetarias. La única gracia de subir a la torre (600¥) es el poder tocar los pies a una talla de madera llamada Billyken, que dicen que trae suerte. Este diosecillo fue hecho por una artista americana en 1908 después de haber tenido un sueño. Es tal el fervor, que la pobre figura tiene los pies desgastados de tanto toqueteo.
La zona de la Hitachi Tower está bastante bien, ya que está llena de restaurantes, principalmente de fugu (pez globo). El pez globo es una exquisitez muy típica de Ôsaka. Es bastante caro y muy peligroso de comer, ya que si no está bien cocinado, el comensal se puede envenenar y morir fulminado. Es por eso que muy pocos chefs tienen el título para poder cocinarlo. Esta zona es muy alegre y animada, y personalmente me gustó mucho.
Luego cogimos el metro hasta la estación de Namba, que está cerca de la zona más famosa de Ôsaka, el Dotonbori. El Dotonbori es una zona de ocio muy concurrida. Lo más destacado es el canal que lo atraviesa y sus famosos neones, en especial el del corredor de Glico (empresa que comercializa los Pokky, aquí llamados Mikados, pero que en Japón tiene infinitas variedades). Dotonbori está lleno de restaurantes, karaokes, pachincos y mucha gente joven. Allí paramos a comer unos takoyakis (bolas de crep salada rellenas con pulpo y cebolleta, 8 unidades para llevar 500¥, en el restaurante 800¥), comida típica de Ôsaka y también comimos kushiage, que es otro plato típico de Ôsaka y que consiste en unos pinchos sorpresa (verduras y pescado), ya que al estar rebozados uno no sabe lo que está comiendo hasta que se lo mete en la boca. Tengo que reconocer que todo estaba buenísimo, pero especialmente el takoyaki, ya que en mi anterior viaje lo probé en una feria y no me gustó mucho, ¡pero el de Ôsaka esta buenísimo!
Puesto callejeros de takoyaki en Dotonbori.
Kushiage o tambien llamados pinchos sorpresa.
Después de cenar fuimos hasta Amerika-mura, que es un barrio muy animado con muchas tiendas de ropa y mucha gente joven. Allí entramos para hacer unas purikuras (400¥) (fotomatón en el que te haces foto adhesivas que puedes decorar tú mismo). Y después nos fuimos en dirección a la estación de tren porque Megumi tenía que irse para Nagoya y nosotros teníamos que volver a Kyoto y hacer el check-in en el hostel.
A mi em va sorprendre Osaka, bueno, no vam estar ni un dia sencer, pero la zona de restaurants amb les barres i la gent menjant allà de peu i tot el ambientillo que hi ha es bastant intens.
Vam sopar a un restaurant on vam demanar takoyaki també, pero lo curiós del tema es que em penso que ells no el feien i el van anar a buscar al restaurant del costat.
Sí, l’ambientillo de bars i restaurants és impressionant! Potser seria l’equivalent al casc antic de San Sebastian… Una de pintxos de tako!!
Nosaltre només varem estar unes hores… una llàstima, em pensava que Ôsaka no tenia res d’interessant e igual que amb Hiroshima, hauriem d’haver passat una nit allà… Potser la propera vegada! 😛
Que crack! Esto no es solo pasión por viajar, también es pasión por enseñar a los demás.
Increible, muchas gracias!
Hola Anónimo!
Muchas gracias por tu comentario, la verdad es que se agradece!