Ese día me quedó muy claro que ninguna de las tres podría ganarse la vida como pitonisa. Recapitulemos. Llegamos a la India con una ola de frío polar y una niebla increíble, lo que estaba produciendo retrasos en los trenes de hasta 30 horas. Los días anteriores, estuvimos debatiendo posibles maneras de ir de Varanasi a Agra sin tardar más de un día. Al final, como el día anterior habíamos vistoque no había tanta niebla, sentenciamos que el día de marras seguro que no habría niebla. Pues bien, cuando nos levantamos y salimos al balcón, no se veía nada. No solo había niebla, sino que, además, era el día que más niebla había habido de los tres que llevábamos allí. ¡Perfecto!
Bajamos a desayunar con la calma, ya que para esa mañana solo teníamos previsto ir a callejear por el casco antiguo de Varanasi y hacer acopio de provisiones para el largo trayecto de tren que nos esperaba. Durante el desayuno, conversamos con otros huéspedes que habían venido desde Agra a Varanasi y que habían tardado una eternidad en llegar. Pero a esas alturas ya no se podía hacer nada.
Tras desayunar, salimos a deambular por los galis de Varanasi, calles estrechas y laberínticas. Era pronto, con lo que apenas había gente en la calle, y eso dejaba una estampa un tanto extraña. Orientarse por los galis no es tan complicado como puede parecer a primera vista. Básicamente hay que localizar el nombre de un hotel o restaurante cerca de donde quieras ir y los anuncios que hay pintados en las paredes te guían.
Por primera vez en el viaje, aprovechamos para mirar tiendas. Por lo general, lo que se podía encontrar era ropa perro-flauta, fundas de cojines, colchas y joyas de plata. Varanasi es conocida por la calidad de sus saris de seda y, de hecho, os recomiendo que si queréis comprar un sari lo hagáis allí, porque es donde vi los más bonitos de todo el viaje. Yo no me lo compré pensando que más adelante encontraría más y me arrepentí mucho.
Se pueden encontrar muchas tiendas de saris en la calle Dasaswamedh. Las telas más baratas cuestan unas 300 rupias por 7 metros. Sin embargo, en las tiendas solo te venden la tela y luego tú tienes que ir a un modisto para que te confeccione la blusa y el petticoat (enagua que se lleva debajo y donde se engancha la tela) a medida. Normalmente tardan un día, pero si tienes prisa, te lo pueden hacer todo en unas horas (pagando un poco más).
En aquel momento no sabíamos que se tenía que hacer a medida, pero en una tienda del casco antiguo encontramos telas de saris y, aparte, blusas ya confeccionadas. No eran de la misma tela que el sari, pero siempre se podía encontrar alguna parecida. En la Sai Silk & Silver Jeweller encontramos ropa y saris muy bonitos. Lo malo es que, al ser una tienda turística, había que regatear (en las tiendas normales normalmente no se regatea). El señor de la tienda nos enseñó más o menos como se ponía el sari y al final conseguimos dos con dos blusas por 700 rupias cada uno (11,5 €).
Con la compra hecha, fuimos hasta la calle Dasaswamedh. Allí aprovechamos para comprar fruta y algunas patatas y chocolatinas, pero nos sorprendió que todo estuviera caducado desde hacía semanas, y al final no compramos nada. Luego, horas más tarde, cuando volví a comprar en la estación, caí en la cuenta de que todo lo que era de marca extranjera estaba caducado y me entristeció mucho pensar que lo que nosotros no queremos, las multinacionales lo envían a los pobres… indignante.
Ya era casi mediodía y decidimos ir a comer a la German Bakery, un restaurante muy turístico con comida de toda Asia que incluye una pastelería-panadería. El local es un poco cutre y está lleno de turistas. Para comer pedimos biryani con pollo, arroz vegetariano y pollo tandoori. Tardaron una eternidad en servirnos y cada plato salía con una diferencia de 15 minutos, con lo que al final decidimos compartir la comida. El pollo estaba bien, pero no nos acabó de convencer y en aquel momento decidimos hacernos vegetarianas para el resto del viaje.
En la misma German Bakery, decidimos encargar unos bocadillos para cenar y comer en el tren. El pan que tienen allí es de estilo baguette y no está mal, aunque el contenido de los bocadillos fue un poco escaso les pedimos que no pusieran nada vegetal. En la pastelería tenían brownies y pasteles de queso con chocolate que tenían muy buena pinta, así que decidimos comprar unas porciones para el camino. Sinceramente, parecía que estábamos haciendo acopio de provisiones como si tuviéramos que hacer frente a una catástrofe natural.
Antes de volver al hotel, pasamos por la Ganpati Guest House a saludar a un amigo de una amiga de Sonia. Se llamaba Ravi y, aparte de ser músico, tiene una escuela de música en la misma Guest House. La pena es que fuimos a verle con muy poco tiempo, ya que al poco teníamos que ir a la estación de tren, pero antes de marcharnos nos hizo una demostración de percursión e incluso le dio unas clases particulares a Sonia.
Soy consciente de que nos marchamos de Varanasi sin haber visitado muchos lugares de interés. Antes de ir queríamos visitarlo todo, hacer yoga y quizás incluso meditación, pero una vez allí, las horas pasaron como si fueran minutos y muchas cosas se quedaron en el tintero, o como a mí me gusta decir, para otro viaje. El tuk-tuk que me llevó a la estación fue esquivando el caótico tráfico hasta llegar a mi destino. Allí ya me estaban esperando Sonia y Mireia que habían ido con otro vehículo. La estación es grande y en sus inmediaciones había montones de gente sentada en el suelo esperando a que saliera su tren.
Al entrar, vimos que nuestro tren aún no estaba anunciado, así que fuimos a la oficina de información turística que hay en el extremo izquierdo de la estación. De hecho, a pesar de tener ese nombre, es la taquilla de información de los trenes para turistas. Al lado, había una oficina donde vendían los billetes de trenes para los turistas, en la que había un baño y asientos para esperar tranquilamente.
Finalmente, y tras unas horas de espera, nos dijeron que nuestro tren saldría a las 23.45 h, casi con 5 horas retraso, aunque tengo que admitir que la espera no se nos hizo pesada. En la estación entablamos amistad con Lucho (chileno) y Bonnie (australiana), músicos y componentes del grupo Reflejos, que estaban pasando tres meses en la India. Charlando, comiendo y tapados con nuestras mantas de viaje, se nos pasaron las horas en la zona acotada para los turistas.
Cuando llegó la hora de partir, fuimos hacia la zona de andenes y fuimos testigos de la miseria auténtica de la gente que malvive allí. Se me acercó un niño de unos cinco años, descalzo, la única prenda que le resguardaba del frío era un jersey haraposo de un adulto que le quedaba enorme y su higiene estaba totalmente abandonada. Tenía una taza de latón en una mano y con la otra me hizo un gesto para indicarme que quería algo para comer. Y ahí me quedé helada, sin saber qué hacer. Como si ese niño fuera contagioso, salí medio huyendo, para a los pocos metros recapacitar, dar media vuelta, ir al quiosco más cercano y comprar algo de comida para él, aunque aún ahora sigo pensando en lo mala persona que fui.
Subimos al tren, para este viaje reservamos las literas en AC 3 Tier, cada compartimiento tenía ocho literas (tres y tres en el compartimiento y dos más en el pasillo), y entendí porque AC2 (seis literas por compartimento) se había llenado tan rápido, y es que solo había un vagón en todo el tren. Encadenamos nuestras maletas y subimos a nuestra litera. A pesar de nuestras creencias infundadas, el tren tenía calefacción, y estaba a tope. Además, en cada litera teníamos un juego de sábanas limpias, una manta y una almohada.
Cuando por fin nos acomodamos, a Sonia y a mí nos dio un ataque de risa, nos había hablado tan mal de las penurias de los trenes, que cuando finalmente subimos a uno nos parecieron infundadas. ¡El exprés que lleva a León es casi peor!, me dijo Sonia entre risas. Eran las doce y media de la noche y por delante teníamos un número de horas indeterminadas hasta Agra.
A tener en cuenta:
Para ir en tren aconsejan llevar una cadena con candado, ya que, por lo visto, hay gente que aprovecha los descuidos para llevarse el equipaje ajeno.
Nosotros compramos todos los billetes de tren dos meses antes en la web Cleartrip, aunque en algunos trayectos no encontramos las mejores categorías. Lo mejor es viajar en AC1, AC2 o AC3 porque hay aire acondicionado o calefacción según la temporada. La más barata es la sleeper, pero uno puede morir de hipotermia en invierno. Para saber más sobre las clases de trenes y otra información, os recomiendo la web The man in seat 61.
Datos de interés:
Scindhia Guest House Habitación triple con baño y balcón: 950 rupias (15,40 €). Internet 1 hora: 100 rupias (1,6 €).
Desayuno en el restaurante del Scindhia Guest House: jarra grande de té negro: 60 rupias (0,95 €), sándwich caliente de tomate y queso: 60 rupias (0,95 €), un pancake de banana: y chocolate 70 rupias (1,10 €), pancake de champiñones: 75 rupias (1,20 €), sándwich de huevo: 70 rupias (1,10 €)
Sari de dos piezas: 700 rupias (11 €)
German Bakery/Brown Bread Restaurant. Bocadillo de queso local: 100 rupias (1,60 €), bocadillo de salami: 140 rupias (2,20 €), arroz vegetariano: 80 rupias (1,25 €), biryani de pollo: 120 rupias (1,90 €), medio pollo tandoree: 150 rupias (2,30 €).
Traslado del hotel a la estación en tuk-tuk: 100 rupias (1,60 €).
Tren 4863 Marudhar Express, categoría AC3 Tier: 697 rupias (11 €). El tren tenía que haber salido a las 18.15h y la llegada estaba prevista para las 5.50 am, pero por culpa de la niebla, el tren salió a las 23.45 h.
Bueno, parece que al final, pese a la niebla, el día se os dio bastante bien…
Tiene que ser muy triste encontrante a gente en una situación tan precaria. Yo tampoco sé cómo reaccionaría.
Un saludo
No et sentis malament per com vas reaccionar, no ets mala persona! A vegades en aquestes situacions la gent reaccionem amb por perquè no sabem com actuar. L'important és que després vas tornar i li vas portar menjar.
Jo recordo la nena de Marrakech que m'anava demanant el meu boli i jo pensava que no li podia regalar perquè era l'únic boli que tenia i, sinó, com escriuria les notes del viatge…
Què egoista que sóc, vaig pensar! Al final sort que li vaig donar el boli.
Al final pese al retraso la niebla no pudo con vosotras y pudisteis salir, menos mal, desde luego sorprendente en un país con ese clima tan caluroso, esa niebla y ese frío.
Bueno ahora a esperar a ver que nos cuentas sobre Agra.
Gran relato 😀
Saludos!!!
Hola!!
Permiteme presentarme soy Melannie, administradora de un directorio de blogs, visité tu sitio y está genial, me encantaría poner un link de tu blog en mi sitio web y por mi parte te pediría un enlace hacia mi web y asi beneficiar ambas webs con más visitas.
Si estas de acuerdo no dudes en escribirme a melannieagurto@gmail.com
Éxitos con tu blog.
Un Saludo
Melannie.
Bueno, al final conseguistéis salir!
A mí me da cosilla ir a la India precisamente por eso que cuentas de la pobreza. Creo que me voy a sentir muy mal cuando vea a gente como el niño que se te acercó y no sabré qué hacer. Y mira que la India tiene cosas que me encantaría visitar!!
Saludos
Hola Helena!
Si, al final pese a todo el tren acabó saliendo aunque con muchas horas de retraso. ^^ Sobre la pobreza, la verdad es que me quedé muy helada y aun ahora pienso que podía haber hecho algo más.
Hola Míriam!
Recordo aquell dia i es veritat de vegades ens aferrem a les coses materials més tontes com si la vida ens anés en allò. De vegades t’agafen en situació desprevinguda.
Hola José Carlos DS,
Sí, sí, para nosotras fue flipante encontrarnos con tanto frío y niebla, no nos lo esperábamos. Por suerte luego el tiempo fue mejorando. ^^
Hola MC,
Bueno, es algo para lo que uno no se puede preparar, pero también hay mucha gente que tiene situaciones mejores y mucho mejores. Sin duda es un país de contrastes y te recomiendo que vayas algún día. ^^
Que impresión de entrada Isabel: Miseria, frío, tráfico, ropa perro-flauta( jaja),trenes que sorprenden.. Lo imp. es que todo os iba saliendo bien. Viendo las fotos me entran más ganas de visitar India,si cabe.
Un abrazo.
El frío nos hizo recapacitar sobre el clima en India.
Aunque sea imposible quitarse el frío y la humedad de los huesos , el calor, los mosquitos y los monzones del verano deben ser la auténtica prueba de supervivencia en el país!
Excelente relato! Lastima del tiempo. Lo cierto es que a los que estamos acostumbrados a viajar con la "casa a cuestas" nos cuesta dejarla en casa y pillar la mochila, pero en algúna ocasión habra que ponerse las pilas para visitar paises como la India! Eso si, despues de leer tu relato creo que empezaremos por un país un poco más "light" 😉
Un saludo
Que recuerdos la estación de Varanasi!! jejeje…
A mi me encantaron los paseos por la callejuelas de la ciudad. Creo que me he metido por auténticos laberintos más fáciles de salir que de allí. También nos dimos cuenta nosotros que cuando ves algo que te gusta… hay que cogerlo… normalmente no se veía más en otro lugar.
Vaya, he dado con tu blog por casualidad. Yo es que he estado dos veces en India, una de ellas en marzo, y no recuerdo ningún temporal de frío (y eso que mi esa visita fue a ciudades más al norte que Varanasi: Rishi Kesh y McLeod Ganj)
Un viaje a la India es complicado, especialmente para las mujeres. Todo se puede facilitar contratando un chofer con conductor o yendo con alguien que ya haya estado antes y conozca un poco el país 😉 A cambio, te pierdes muchas cosas típicas de la India, como un viaje en tren u otro en autobús atestado por esas carreteras :)))
A mí la humedad no me asusta: vivo en Mallorca y ya estoy acostumbrado Jajajajaja
Sobre lo de «muchas horas en tren», es una percepción que tenemos los occidentales. India tiene otro ritmo, mucho más pausado y tranquilo que el nuestro. Si no se entiende esto, no se disfruta del viaje 🙂
Yo me he movido muchas veces en sleeper clase (eso sí, era el único turista) y, por suerte, nunca me han robado el equipaje (y eso que nunca lo he atado). Alguna vez también no me ha quedado otra que viajar en «general» o «2nd class», que eso sí es toda una experiencia. Y mía experiencias con la clase sleeper siempre han sido buenas :)))
Bueno, espero que disfrutases. Yo voy en marzo con un amigo, aunque la mayoría del viaje será por Nepal.
Salu2 desde Mallorca!
Pd. Sobre el tema de la pobreza, aunque suene mal, no podemos ayudar a todo el mundo. Yo al principio le daba una rupia a todo el que me pedía, pero se ve que se corrió la voz y cada día venían los mismos a pedirle y algunos más.
Al final no te queda otra que no dar a nadie, salvo casos extremos. Recuerdo haberme encontrado un par de niñas rebuscando entre un montón de basura en Jaipur, y mi primera reacción fue hacerles una foto. Luego sí les di un par de rupias a cada una.
El problema de esta pobreza no estriba en otro sitio que en su entramado religioso y en lo aceptada que tienen la teoría de la división social mediante castas. Es lo que hay. En España, hasta no hace mucho, ser homosexual era una lacra social.