Solo llevábamos 12 horas escasas en la India y quién me hubiera dicho a mí que me iba a estar muriendo de frío. La noche anterior aterrizamos a la una de la madrugada en una Delhi completamente cubierta por la niebla (tanta, que segundos antes de aterrizar pensaba que aún estábamos entre las nubes) y con las calles completamente desiertas. Esa no era precisamente la típica imagen que tenía yo de cómo sería una de las ciudades más pobladas del país. Ni un alma en la calle, ni un coche por las carreteras, todo el mundo estaba refugiado como buenamente podía de la ola de frío más fuerte de los últimos años, casi desde la glaciación, seguro.
El taxista aparcó cerca de un mercado y nos acompañó por un laberinto de callejuelas hasta nuestro hotel en Varanasi, la Scindhia Guest House, delante del Ganges y justo al lado del ghat Manikarnika, el crematorio con más actividad de la ciudad. En pleno meollo. Y allí estaba yo, esquivando con la maleta las vacas, sus cacas, el adoquinado irregular y los cientos de peldaños de las escaleras que dan acceso a los ghats, hasta que por fin entramos en el hotel.
En la habitación hacia más frío que en la calle, por imposible que pueda parecer. Quizás la enorme ventana sin cristal que había en el cuarto de baño tenía la culpa. La habitación tenía un balcón compartido con vistas al Ganges y lo primero que hicimos fue salir allí para por fin empezar el viaje: ante nosotras se extendía el Ganges, con un cabal mucho más grande de lo que yo me esperaba y sucio, muy sucio. Por sus aguas navegaban barcas repletas de peregrinos o turistas indios, en las orillas había algún que otro valiente purificando su alma bañándose en sus aguas y a la derecha, el humeante transitar de aquellos que estaban siendo incinerados.
Salimos a la calle y bajamos las escaleras del Scindhia Ghat. Estaba todo muy sucio. Había vacas y caca de vaca por todos lados, perros y cachorros abandonados alimentándose de la basura que había por todas partes y llovían cenizas mortuorias sobre nosotras. Sorprendentemente, no olía a nada, ni bueno, ni malo. Mi olfato, que ya de por sí está atrofiado, no detectaba ningún olor nauseabundo a pesar de que mi cerebro le estaba avisando de todo lo contrario. Seguramente se debía a que el frío que hacía me había congelado y anestesiado la nariz. Íbamos preparadas para el frío, pero no esperábamos que hiciera tanto. Estaba equipada con mallas y camiseta térmica, forro polar, guantes, bufanda, gorro… y a pesar de ello me estaba muriendo de frío. Lo peor de todo, es que la gente que estaba allí lo estaba pasando muy mal. En el hotel tampoco estaban preparados y equipados para tanto frío, y veías a los pobres indios vestidos solamente con saris, punjabis y chanclas (sin calcetines) y solamente abrigados con un pequeño chal.
Nos pusimos en marcha en dirección sur, recorriendo la orilla oeste del Ganges. Nada más dar unos cuantos pasos, por delante nuestro desfilaron cinco cuerpos trasladados en camillas de bambú y envueltos en sudarios de colores que iban directos al Manikarnika Ghat para ser incinerados. Estábamos rodeadas de gente y montones de troncos de madera que se vendían justo detrás delghat crematorio, ni un solo extranjero más. Nos acercamos al Manikarnika Ghat y vimos desde lejos las piras que había encendidas.
Un señor nos avisó muy seriamente de que no hiciéramos fotos, ya que nos podíamos llevar el karma de los difuntos. Seguimos caminando pasando por el Lalita Ghat, el Meer Ghat, el Man Mandir Ghat hasta llegar al Dasaswamedh Ghat. Por el camino, la gente nos paraba y nos preguntaba de dónde éramos, nuestros nombres, profesión, estado civil y luego se despedían. Este mismo cuestionario fue una constante durante todo el viaje, pero era agradable interactuar un poco con la gente. Me gustó que fueran tan abiertos y que tuvieran tan poca vergüenza y, sobre todo, tanta curiosidad y ganas de preguntar a pesar de las limitaciones de su inglés.
Al llegar al Dasaswamedh Ghat subimos las escaleras para recorrer la Dasaswamedh Road, que es una calle comercial en la que buscábamos un banco donde cambiar dinero. Algo que parecía tan sencillo a priori, se acabó convirtiendo en una quimera. Apenas vimos bancos en todo el viaje, como máximo cajeros y ya está. Casi no teníamos dinero encima, porque el cambio que nos daban en el aeropuerto de Delhi era bastante malo, así que allí solo cambiamos un poco y decidimos que en Varanasi sería más fácil encontrar un sitio donde cambiar moneda a buen precio… ¡Pues no! No hubo manera. Aparte de cajeros, lo único que encontramos fueron comisionistas que nos daban peor cambio, así que al final decidimos sacar un poco del cajero pensando que al día siguiente, con más calma, podríamos encontrar algo mejor (pero no fue el caso).
Después de sacar dinero, volvimos por el mismo camino por donde habíamos vuelto y otra de las cosas que más me sorprendió fue que la gente no paraba de pedirme que les hiciera fotos. Nunca antes me había pasado. Normalmente, cuando viajo me gusta hacer fotos de la gente, pero hay que hacerlo clandestinamente como un paparazzi o acercarse a pedir permiso y acabas haciendo un posado, pero en la India cada dos por tres la gente me pedía que les hiciera fotos y lo más curioso era que de las tres, solo me lo pedían a mí. Quizás cuando veían la réflex se pensaban que era profesional y que acabarían saliendo en alguna revista…
Otra cosa de lo que ya estaba avisada gracias a otros viajeros, pero especialmente por el blog de Carmen Teira, era de que la gente también quiere hacerse fotos con uno como si fuera una atracción turística más. Aquí, la que más triunfó fue mi compañera de viaje Sónia, que aparte de tener el mismo nombre que la primera ministra india (Sonia Gandhi), es muy guapa, alta y con un pelo rizado que dejaba alucinado a todo el mundo. «Sexy hair» y Shakira, le llegaron a decir… y con lo del sexy pelo estuvimos haciendo bromas un buen rato.
Cuando anocheció, sobre las seis de la tarde, decidimos volver al hotel para cenar/comer e irnos pronto a la cama, ya que ese día apenas habíamos dormido tres horas. Una de las cosas que uno se tiene que dejar en casa cuando va a la India es la palabra prisa. Es un concepto que desconocen totalmente, así que el decir «como algo rápido y nos vamos aquí o allí» uno se lo tiene que quitar de la cabeza y dedicar a las comidas bastante tiempo.
Bajamos al restaurante del hotel, que abría a las 7 de la tarde, y un hombre mayor con cara de pocos amigos nos dio la carta y una libreta donde anotar el pedido. Otro de los retos de comer en el extranjero es saber qué estas pidiendo, porque la mayoría de las cartas solo incluyen el nombre de los platos y no se explica qué es cada uno. Con el frío que hacía, decidimos empezar con sopas,pakoras, arroz con champiñones, curry masala vegetariano y nan de queso. Tras hacer el pedido, nos dispusimos a esperar pacientemente mientras conversábamos con otros viajeros que había en el hotel. El pedido tardó 45 minutos en llegar, pero la espera valió la pena porque estaba todo buenísimo. La comida del restaurante de la Scindhia Guest House es una de las mejores que he probado en la India y, si no os quedáis a dormir allí, os recomiendo que al menos vayáis a comer.
Con la barriga llena, subimos a la habitación para intentar dormir un poco. Hacía mucho frío, así que acabamos durmiendo con la ropa térmica, cada una en su saco de dormir y con un montón de mantas encima. Éramos tres en una cama doble y, a pesar de ello, hasta que no me achuché a Mireia, no conseguí pasar el frío y quedarme dormida.
Datos de interés:
1. Vuelo Barcelona-París-Delhi con Air France: 529 euros, lo compramos en octubre antes de irme a Indonesia y en noviembre lo vi a 429 euros.
2. Hotel Tree of life Delhi. La habitación triple nos costó 4.500 rupias (72€, una barbaridad). Además, por recogernos en el aeropuerto nos cobraron 900 rupias (14,5€).
3. Taxi de hotel Tree of life al aeropuerto de Delhi: 400 rupias (6,5€).
4. Vuelo Delhi – Varanasi con Jet Airways: 3.940 rupias (64€). Todos los vuelos y billetes de tren los compramos a través de Cleartrip.
5. Traslado del aeropuerto de Varanasi a la Scindhia Guest House: 600 rupias (9,7€).
6. Scindhia Guest House. Habitación triple con baño y balcón: 950 rupias (15,40€). Internet 1 hora: 100 rupias (1,6€).
7. Scindhia Guest House: sopa de cebolla: 80 rupias (1,3€), sopa de fideos vegetariana: 75 rupias (1,2€), nan de queso: 50 rupias (0,8€), nan de queso y ajo: 55 rupias (0,9€), arroz con champiñones y queso: 120 rupias (1.95€), curry masala vegetariano: 100 rupias (1,6€).
Hola Isabel!
Me uno al coro de amigos que te felicitan por lo completo de tús entradas, realmente has dejado 'la vida' aquí.
Qué pena lo del frío, creo que ése 'detalle' cambia muchísimo la forma en como apreciamos un país y veo que uds lo han sufrido realmente.
Con tanto detalle no entendí muy bien si te ha gustado o no Varanasi? más allá de los detalles técnicos no se si te has sentido en un 'mundo diferente' o no … te comento ésto porque personalmente he viajado mucho y viajo por países occidentales, pero en mi mente tengo la idea que todavía no he comenzado 'el gran viaje', como lo es visitar una cultura tan diferente a la nuestra … Me ha encantado el detalle de las fotos y la posibilidad de interactuar con habitantes de Varanasi en la calle. A propósito, me has intrigado con tú amiga Sonia: dile de mi parte que cuando venga a París yo también me quiero sacar una foto con ella! JAJAJAJA
Buenas Isabel! Empezar en Benares un viaje a India es empezar a lo grande!! Es increible esa ciudad.
Tu tenías frío… pero yo te lo hubiera cambiado seguro al calor que tuvimos. Yo es que no me llevo nada bien con el soponcio de casi 50 grados…
Menudo repertorio de platos me vas a sacar en el diario de India jejeje. Me encantó la comida India!!
Ya te estás dando vida para el siguiente día… Vamos!! jeje
Un saludo!
A mi em va sorprendre molt realment quan vas comentar lo del fred. Potser tenia aquesta concepció de que l'Índia és un país càlid, però s'ha de tenir en compte que és un país immens i el clima deu variar molt!!
M'ha fet gràcia la curiositat de la gent i l'amabilitat a l'hora de deixar-se fer fotos.
Per cert, la meva amiga Sato acaba de tornar de l'Índia i sembla que heu coincidit amb la ruta, en part. Ella també m'ha recomanat molt el viatge! 😀
Vaya panorama con el frío, tiene tela irse a la India y que se presente semejante frío, vamos es como ir al desierto y que te caiga una nevada xD
Había leído a muchos viajeros decir que si se comienza el viaje por Varanasi, el turista tendrá ganas de salir corriendo del país por el choque tan importante en cuanto a formas de vida, veo que vosotras comenzasteis por el plato fuerte jaja
Super detallada la entrada, me quedo con el "lujoso" baño en el hotel de Varanasi, ni en el Ritz de Madrid 😀
Saludos Isabel!!!
Hola Isabel,
Como bien te dicen por aquí mejor frío que 50 grados, por lo menos es más llevadero, no?
Felicidades por el post Isabel, leerte ha sido como estar de nuevo por las calles de Varanasi
Saludos,
viajesdeprimera.com
Hola Gus!
Tienes toda la razón leyendo el post no deja claro si la India me gustó o no. También era el primer día y normalmente ese día todavía uno se esta adaptando a la nueva situación. A mi la India me gustó mucho, en todo momento me sentí súper cómoda y muy tranquila. La gente es especial y el ambiente único, así que por mi parte recomendarlo a todo el mundo que viaje allí.
Sobre la foto con Sonia, lo podemos arreglar! XD
Hola Víctor,
Pues todo el mundo nos decía que era el peor sitio y que mucha gente no lo había soportado. No se, a mi me gustó, Varanasi me pareció un lugar muy especial y en el que uno se tiene que quedar una buena temporada para realmente llegar a comprenderlo un poco. Pero no, en ningún momento tuve la sensación de tener que huir de allí… curiosamente solo he tenido esa sensación la primera vez que visité El Cairo, tuve unas cuantas horas de angustia que por suerte superé rápidamente.
Ei Míriam!
Home, a l’India també hi ha hivern, el que normalment no fa el fred que varem passar nosaltres. Igualment quant més al nord més fred fa i en canvi al sud fa un clima més tropical. Jo també et recomano el viatge! 😀
Hola Jose Carlos,
Ja, ja! Con lo gafe que soy yo seguro que me nieva en el desierto! XD Aunque si tuviera que volver a la India evitaría ir en verano. Creo que debe de ser mucho más duro en verano que en invierno. Como le comentaba a Victor no tuve la sensación de tener que salir corriendo de Varanasi. No se en verano si hubiera tenido la misma reacción, solo pensar en el calor, los olores y las cremaciones a 50 grados y con lluvia…
Ja, ja! El baño es lo más, aunque he estado en sitios peores y en ciudades con más glamour! XD
Hola Viajes de primera!
Bienvenido y muchas gracias por comentar. Me alegro que la entrada te haya hecho transportarte a Varanasi aunque sea solamente durante unos minutos.
Un beso fuerte a todos! 😀
Mira que no hace frío, pero al leerte, me están entrando escalofríos!! jejeje
Qué tal las comisiones de los cajeros? Mejor que en donde cambiaban dinero?
Saludos
En apenas 12 días estoy en la India, vamos a recorrer también la zona norte! Simplemente darte la enhorabuena y sobretodo las gracias por el blog y cada una de las entradas. A mi, personalmente, me esta solucionando el viaje…
Un saludo,
Gerardo.
Hola Gerardo!
Me alegro que el blog te haya sido de ayuda a la hora de organizar tu viaje a la India. ¡Espero que os haga más calor que a nosotras! ^^
Un saludo,
Vamos en Agosto para quince días, el problema es que ciudades? Mumbay no lo visitasteis?
Hola Paco!
Que gran dilema, para nosotras lo peor fue decidir que visitar y que no. No hicimos Bombai porque nos dedicamos más al Rajastán. Mi consejo es que al menos pases dos noches en la misma ciudad, porque si no acabarás agotado. Las distancias son enormes y es un viaje agotador en todos los sentidos…
hola, me voy 1 dia y medio a varanasi, casi 2 porque llegare a las 10 de la mañana, pero entre que cojo hotel y tal, pues 1 y medio, es suuficiente?? gracias
Hola Montse,
Un día es un poco justo para Varanasi, pero si solo dispones de ese tiempo te puedes hacer una idea del lugar visitando los ghats. Lo mejor de Varanasi es disponer de tiempo para perderse por sus callejuelas, pero si es lo que hay, eso mejor que nada 🙂
Un saludo,