Visitar Villa de Leyva, Colombia, en 2 días

En esta entrada te contamos nuestra visita a Villa de Leyva en 2 días, un bonito pueblo de estilo colonial del departamento de Bayacá, en Colombia.

 DÍA 1 DE NOVIEMBRE: de Bogotá a Villa de Leyva, en el departamento de Boyacá.

Después de haber pasado un día y dos noches en la capital de Colombia, abandonamos Bogotá para ir hacia el norte. Y empezamos el día con un megamadrugón. Nos levantamos de la cama a las 4 y partimos en el taxi privado hasta la bonita población de Villa de Leyva.

Como nos había asegurado el taxista, en la autopista de salida de Bogotá a las cinco de la mañana había ya bastante tráfico y muchos camiones de transporte decorados con muchas luces. Sin embargo, y gracias a salir tan temprano, no encontramos ningún atasco. Nos sorprendió ver muchos ciclistas circulando por el carril derecho, cuando aún no había ni salido el sol y con todo el tráfico de camiones. No eran solo ciclistas de paseo, sino personas que claramente se estaban entrenando para alguna competición.

Cuando finalmente abandonamos la ciudad, el paisaje urbano empezó a transformarse poco a poco en colinas verdes de vegetación frondosa cubiertas por la neblina. Más adelante, la neblina se despejó y salimos de la autopista para serpentear por carreteras más estrechas y menos asfaltadas en varios puntos. En esta zona más agreste y verde es donde el conductor nos había avisado de que podíamos sufrir retrasos debido a algún desprendimento que hubiera bloqueado la carretera, pero por suerte, no sufrimos ningún contratiempo. Finalmente, tras 165 km, llegamos a Villa de Leyva hacia las ocho de la mañana y bajo un sol radiante.

Calle empedrada de Villa de Leyva, Colombia

Calles empedradas y casas blancas de Villa de Leyva

Villa de Leyva fue fundado en 1572 por los españoles en territorio de los muiscas. Luego hubo que trasladarlo un par de veces desde puntos cercanos hasta su situación actual. Inicialmente fue un lugar donde establecer a los soldados retirados con tierras. Más tarde se convirtió en un gran centro de producción de trigo hasta que la tierra se agotó y el pueblo cayó en el olvido. En 1952 fue nombrado monumento nacional y en 2010 Pueblo Patrimonio. Hoy en día se considera uno de los pueblos más bonitos de Colombia y es posible que el futuro sea Patrimonio Mundial de la UNESCO. También es famoso por ser el lugar donde Antonio Nariño, precursor de la independencia de las provincias americanas del imperio español, se retiró a vivir sus últimos años de vida.

La Plaza Mayor de Villa de Leyva

La Plaza Mayor de Villa de Leyva: cielo y tierra

Nos alojamos en el hotel Mesón de los Virreyes, una gran casa tradicional de estilo rústico que incluye spa y nos dieron una habitación espaciosa, con sofá, mesita y hasta chimenea. Luego salimos a dar una vuelta por el pueblo, que es realmente bonito, ya que está protegido por el gobierno, y está lleno de restaurantes y tiendas para turistas. Al estar protegido, no se pueden construir edificios modernos en el centro histórico y, por tanto, el pueblo conserva su atractivo estilo colonial. En sus calles todo son casas bajitas de paredes blancas relucientes y calles empedradas.

La Plaza Mayor es enorme y está presidida por la iglesia Parroquial Villa de Leyva. El sol brillaba con fuerza en el cielo avivando los colores y el contorno de las colinas imponentes que se alzan a un lado del pueblo. A pesar del madrugón, nos sentíamos muy animados y con ganas de explorar la zona. Pero antes era necesario desayunar.

Habitación de hotel

Nuestra habitación en el hotel Mesón de los Virreyes

Desayunamos en La Tienda de Teresa, un local muy recomendable porque preparan desayunos y comidas caseras absolutamente deliciosas. Pedimos un desayuno típico con arepa y una arepa al horno con queso, tomate y orégano. Para beber, jugo de mango en leche y jugo de naranja y agua de panela. El desayuno típico incluía primero una «guachá», que me sorprendió porque no la conocía pero estaba muy rica. Y luego arepa con huevos revueltos y salchicha. Casi salimos rodando de lo bueno que estaba todo.

Rico desayuno en La Casa de Tere, en Villa de Leyva

Esto es solo una parte del súper desayuno que nos sirvieron en La Tienda de Teresa

Encima luego fuimos a hacer un café a un local que se llama Bombon. El café con leche estaba muy bueno y lo acompañamos con una arepa choclo. Como nos faltaban horas de sueño, entendimos mal a la camarera y pensábamos que era «arepa choco», pero no, era «arepa choclo», es decir, una especie de crep de maíz rellena de queso. Estaba riquísima, pero por desgracia no nos la pudimos terminar de tan llenos que estábamos.

Arepa choclo y café

La arepa choclo y el café: ¡el segundo desayuno de los hobbits!

Después fuimos a la oficina de turismo y nos hicimos con un mapa y sugerencias de puntos de interés que ver y actividades por hacer. Fuimos paseando para ver la casa de terracota en las afueras, pero al llegar descubrimos que justo ese día (lunes) estaba cerrada al público. Decidimos seguir andando para ver los Pozos Azules un poco más adelante. Son 7 estanques de agua muy azul debido al azufre y otros minerales que contiene. Paseamos tranquilamente por el camino del recinto, disfrutando de la naturaleza y el paisaje. Luego descansamos en el bar de la entrada mientras en el televisor veíamos parte del capítulo de un culebrón y noticias sorprendentes de Medellín y de la selección de fútbol sub-17 femenino de Colombia.

Pozos Azules cerca de Villa de Leyva

Uno de los 7 Pozos Azules cerca de Villa de Leyva

Regresamos a Villa de Leyva y, antes de volver al hotel, nos tomamos unos jugos de la tienda Canelablu Gelato en el patio interior de un conjunto de tiendas: jugo de mango en leche y jugo de moras. La empleada del local nos preguntó si queríamos añadir azúcar y respondimos que no, pero luego nos arrepentimos un poco.

Una vez en el hotel, descansamos un rato y más tarde fuimos a disfrutar de la piscina de agua caliente con jacuzzi. Los clientes pueden usarla dos horas al día. Como era temporada baja y entre semana, estábamos nosotros solos y es muy agradable porque el techo es muy alto y, de hecho, comunica con el exterior. También hay sauna y sala de masajes. De hecho, aprovechamos la oportunidad para darnos un masaje relajante con leche y miel de una hora por 125 000 pesos colombianos (unos 26€).

Por la noche pedimos que nos encendieran la chimenea de la habitación, aunque no tenían mucha leña cortada. Mientras fuimos a buscar comida rápida en el local Pita Dia y nos comimos una ensalada, pita de falafel y baba ganush con pan de pita (50 000 pesos). Pese a que lo reavivamos varias veces, el fuego se apagó algo pronto, aunque ya estuvo bien así porque nos permitió irnos a dormir con la chimenea apagada. Echamos de menos disponer de hierros para manipular el fuego, pero como solo el personal del hotel puede encender la chimenea, no están disponibles.

Casas tradicionales de Villa de Leyva

DÍA 2 DE NOVIEMBRE: más Villa de Leyva

La habitación del hotel Mesón de los Virreyes es amplia y la cama muy cómoda. Por desgracia, entra la luz del sol por unas claraboyas detrás de la chimenea. Entre eso y que las puertas son muy finas, las conversaciones del mostrador de recepción se oyen demasiado. O tal vez aún estábamos bajo el efecto del jet-lag. El caso es que nos despertamos temprano, pero nos lo tomamos con calma y nos quedamos remoloneando en la cama. A las 9 fuimos a desayunar: chocolate con leche, zumo de naranja, papaya cortada, huevos «con todo» o tibios (pasados por agua) y pan, arepas, mantequilla y confitura de moras y fresas con panela. Todo muy bueno y muy completo.

Desayuno

Desayuno en el hotel Mesón de los Virreyes de Villa de Leyva

Afuera el cielo estaba bastante nublado, pero no hacía frío. Fuimos al cajero de nuestro banco en la Plaza Mayor, pero resulta que cobran comisión aunque seas de ese banco, así que no sacamos dinero. Fuimos a comprar agua (600 ml por 2000 pesos) y empezamos a subir calle arriba en dirección al mirador que nos habían señalado en la oficina de turismo. Había que entrar en el polideportivo descubierto de una escuela y luego seguir por un rincón con una cuesta pedregosa muy empinada. De repente no nos apeteció meternos por allí a subir la cuesta, así que nos sentamos para ver qué hacíamos a continuación. Decidimos ir a la estación de autobuses para ir hasta el Museo de El Fósil, unos kilómetros más allá de los Pozos Azules que habíamos visitado el día anterior.

Convento de los Padres Carmelitas

En al estación nos dijeron que teníamos que subir al autobús que va a Santa Sofía y que sale más o menos cada media hora. Así lo hicimos, y el conductor nos dejó en la entrada del museo por 3000 pesos por persona.

En el museo estábamos nosotros solos. La entrada cuesta 20 000 pesos por persona y una guía llamada Elizabeth nos fue contando detalles a lo largo de la exposición. El Museo de El Fósil es una iniciativa municipal de la zona de Villa de Leyva para proteger el fósil que se encontró justo allí hace años de un dinosaurio acuático casi completo. Como no hay otro igual, el paleontólogo que lo excavó lo llamó Kronosaurus boyacensis. Era un depredador enorme, pero el fósil del museo es de un ejemplar joven. Aun así, el cráneo mide 3 metros de largo. Sus huesos se depositaron en el fondo del mar que cubría gran parte de Colombia hace millones de años.

Reproducción del kronosaurio

Reproducción del aspecto que debió tener el enorme kronosaurio del Museo El Fósil

El museo incluye también otros fósiles que se encontraron más tarde por la zona, aunque la guía nos aseguró que no se ha hecho ninguna excavación, todo lo que se ha encontrado ha sido a ras del suelo. Sobre todo hay amonites (cefalópodos con conchas espirales), pero también trozos de huesos de plesiosaurio y otras plantas y animales.

Fósiles

En el Museo El Fósil hay cientos de fósiles de plantas y animales

Después de la visita cruzamos la carretera para visitar el Centro de Investigación Paleontológica, pero justo iban a cerrar en 15 minutos, así que preferimos no entrar. De todas formas, lo que pudimos ver desde la puerta nos pareció que era más bien una pequeña colección de fósiles en una única sala.

Luego estuvimos esperando en la entrada a que pasara de nuevo el autobús-furgoneta para llevarnos de vuelta a Villa de Leyva. Finalmente llegó y volvimos al pueblo. Justo a la entrada de la zona protegida entramos en un supermercado donde compramos un botellón de agua de 3 litros por 2000 pesos.

Cielo nublado en la plaza

Con cielo despejado o nublado, la Plaza Mayor es espectacular

Fuimos a comer a un restaurante que recomendaba la guía Lonely Planet: el Mercado Municipal. Está una calle por encima de la Plaza Mayor y es un restaurante más bien caro, pero de excelente calidad. Todas las mesas están en un patio-jardín, cubiertas por amplios parasoles. Pedimos de entrante un guacamole con frituras de yuca y plátano frito y otras hortalizas para mojar, buenísimo. De segundo, una ensalada César muy original que incluía trocitos de aguacate y un plato de cordero braseado lento en horno bajo tierra, acompañado con arroz tacu-tacu y hortalizas salteadas, con una salsa barbacoa excepcional. De beber: limonada con menta y jengibre, y jugo de gulapa con un poco de azúcar. Estaba todo buenísimo. La especialidad son las carnes hechas en el horno, que realmente no es bajo tierra, sino que es una construcción redonda con una tapa metálica bastante grande que puede verse en el mismo patio.

Platos de comida

Platos y bebidas del restaurante Mercado Municipal de Villa de Leyva

Descubrimos que la gulapa es una fruta parecida al maracuyá, pero menos ácido. Curiosamente, todo lo que comió y bebió Isabel era de color verde. A los pies de nuestra mesa se estiró un perrito muy tranquilo que esperaba que le dejáramos caer alguna cosa. Pregunté a la camarera si era el perro de la casa, pero no, era de unos vecinos.

Para el postre fuimos a la pastelería La Milhoja Bakery & Coffee Shop, donde tienen pasteles muy buenos, pero queríamos probar el milhojas: una tarta de capas de hojaldre con nata y recubierto con salsa de chocolate y salsa de caramelo (en Colombia al caramelo lo llaman «arequipa»). Lo acompañamos con una infusión de menta (que allí llamaban «aromática») y otra de frutos rojos que incluía menta y auténticos trocitos de fresa.

Pastel e infusiones

Las infusiones y el milhojas crujiente con chocolate y arequipa

Luego volvimos al hotel, muy contentos, mientras empezaba a llover un poco. A las 17:00 fuimos a la piscina con jacuzzi y sauna, y nos quedamos sumamente relajados.

Tan tan relajados, que a las 8 de la tarde nos fuimos a dormir. Sin ni cenar (!). Nos habría gustado visitar otros puntos de interés en Villa de Leyva y sus alrededores, como la Casa Museo Antonio Nariño, el Museo Paleontológico o el Santuario de Fauna y Flora Iguaque, que incluye la laguna que, según las leyendas de los muiscas, es el origen del ser humano. ¡Tal vez cuando volvamos en el futuro! Aun así, nos gustó mucho ver Villa de Leyva en 2 días y pasear por sus calles empedradas y conocer un poco la zona fue todo un placer.

Tiendecita de ropa en Villa de Leyva

A la mañana siguiente íbamos a partir de Villa de Leyva para ir a otro pueblo con encanto de Colombia: Barichara en el departamento de Santander, más al norte. ¡No te pierdas el próximo capítulo de este viaje de 20 días por Colombia!

Datos de interés:

Taxi privado: pack de aeropuerto a Bogotá y de Bogotá a Villa de Leyva: 490 000 pesos
Desayuno en La Casa de Tere: 36 000 pesos
Café con leche y arepa choclo: 32 450 pesos
Entrada a Los Pozos Azules: 12 000 pesos por persona
Autobús ida y vuelta al Museo El Fósil: 6000 pesos por persona
Entrada al Museo El Fósil: 20 000 pesos por persona / Abre de 8:00 a 17:00
Botella de agua de 3L: 2000 pesos
Jugo de moras y jugo de mango: 16 000 pesos
Masaje de 1 hora: 125 000 pesos
Cena de falafel en Pita Dia: 50 000
Comida en el restaurante Mercado Municipal: 145 000 pesos
Infusiones y milhojas: 16 500 pesos
Dos noches con desayuno en el hotel Mesón de los Virreyes: 603 640 pesos

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