Llegó el gran día del viaje a México, esa mañana iríamos de excursión a Chinchen Itzá estrella de las ruinas mayas méxicanas y una de las nuevas maravillas del mundo. Tras la visita, nos desplazamos hasta la preciosa ciudad colonial de Mérida.
Seis de la mañana, sonó el despertador del móvil. Nuestra intención era estar a las ocho en punto en la puerta de Chichen Itzá, porque es la hora en que abren las taquillas, y así visitar la nueva maravilla del mundo con poca gente y poco calor. Mientras desayunábamos, debatimos si ir hasta allí en un colectivo o en un autobús de ruta, y un camarero nos informó que ambos medios pasaban cada media hora. ¿A qué hora? Eso es un misterio porque, como en Italia y España, pasa cuando pasa. Mientras ingería un plato de fruta fresca vi cómo desfilaban ante mí dos colectivos y un autobús de ruta con minutos de diferencia… Pues vaya, habrá que ir en taxi. Llamamos a un taxi y, mientras lo esperábamos, vimos cómo pasaban varios colectivos más. Pasar… pasan, más de uno cada media hora, seguro. ¿Cuándo? Otro de los innumerables misterios mayas que quedan aún por descifrar.
A las ocho en punto llegamos a la puerta, dejamos las maletas en el locker gratuito y compramos la entrada (al haber asistido la noche anterior al espectáculo de luz y sonido, solo tuvimos que pagar la diferencia). En la entrada se nos acercó un guía que nos ofreció sus servicios, pero le dijimos que habíamos quedado con un guía el día anterior para hacer la visita con él. Esperamos unos 10 minutos y el otro guía nos comentó que al igual venía más tarde o que no venía… presionando muy profesionalmente para que no perdiéramos más el tiempo. Como no tenía la credencial colgada del cuello, le dije que por favor me la enseñara porque no quería contratar un guía pirata y, al estar todo en orden, decidimos hacer la visita guiada con él sin más dilación.
Felipe tenía unos sesenta años y nos explicó muchas historias sobre Chichen Itzá y la cultura maya. Chichen Itzá son las ruinas mayas más famosas y mejor restauradas del Yucatán y yo diría que de México. Desde el 2007, y tras una votación popular, fue declarada nueva maravilla del mundo. «El castillo» o pirámide de Kukulkán es el edificio más famoso y más representativo de todo el yacimiento. La visita empezó por allí. Felipe nos explicó que si sacábamos un machete y nos adentrábamos en la selva aun podíamos descubrir alguna ruina, ya que la ciudad se extendía muchos kilómetros a la redonda (¿unos 35? no lo recuerdo bien), de los cuales sólo se habían restaurado unos pocos.
En lo que más insistió Felipe fue en todo lo que tenía que ver con los sacrificios humanos. Para los mayas, los sacrificios humanos eran una manera de venerar a los dioses, así que para el sacrificado era también todo un honor. Claro está que la visión de Hollywood siempre suele ser más sensacionalista y, a pesar de que se hicieran sacrificios humanos, estos no se hacían cada día, sino en ocasiones especiales.
El castillo originariamente fue construido por los toltecas y más tarde, en el año 800, se erigió el actual encima de este. En realidad, la pirámide es una representación del calendario maya de 25 metros de altura. Cada una de las cuatro escaleras cuenta con 91 peldaños y si los sumas junto con la plataforma superior da un total de 365. Aparte, cuenta con una acústica impresionante, con lo que cuando el máximo dirigente o sacerdote se quería dirigir a las masas, lo podía hacer desde lo alto de la pirámide sin tener que desgañitarse en el intento. Actualmente no se puede subir a la pirámide porque hace unos años alguien se cayó y se dice que se mató. Pero no me extraña, cada peldaño tiene la anchura de medio pie, con lo que para bajar había que hacerlo de lado. Si a esta dificultad le sumamos el cansancio, el calor y los cientos de personas que debían trepar por allí, la desgracia estaba más que garantizada.
Tras visitar «el castillo» fuimos a otro de los lugares míticos: el gran juego de pelota. Este juego era una competición y a la vez un ritual para rendir honor a los dioses. El dios más importante en Chichen Itzá era Chaak o Tláloc, dios de la lluvia. Se cree que el juego de pelota fue variando según los años, pero básicamente lo que tenían que hacer era hacer pasar la pelota por el aro de piedra después de que rebortara en la pared. El que marcaba, ganaba, y normalmente cuando se marcaba se acababa el juego ya que marcar era extremadamente difícil. Cuando el juego de pelota se hacía como ritual, no se tiene muy claro si se sacrificaba al capitán del equipo vencedor o al del vencido. Los que participaban en el juego eran guerreros fuertes, así que se entiende que solo se sacrificara a uno de los dos en ocasiones «especiales», porque si se hiciera cada día, al poco tiempo se quedarían desprotegidos.
La cancha del gran juego de pelota también contaba con una acústica increíble, y el estruendo que debía hacer la pelota al colisionar con la pared tendría que haber sido ensordecedor.
Tras el juego de pelota, caminamos 300 metros hasta el cenote sagrado. Este cenote tiene un diámetro de 60 metros y 35 de profundidad, y allí también se hacían sacrificios. De hecho, Felipe nos explicó que la persona seleccionada era elegida y preparada durante meses para el «acontecimiento». Normalmente seleccionaban a gente de mucha fe para no hacer quedar mal al sumo sacerdote, pero aun así, para no arriesgarse, horas antes solían enjoyar y vestir lujosamente al susodicho, le daban un «viaje feliz» con algún opiáceo y, por si no fuera suficiente, lo metían en una sauna un ratico. En fin, que al pobre infeliz, que aparte no sabía nadar, lo lanzaban al agua y moría ahogado sin ofrecer resistencia alguna. Hace años se exploró el fondo del cenote y se encontraron muchas osamentas y alhajas de oro.
Como quedaba poco tiempo, nos fuimos directamente al otro extremo del parque arqueológico para ver «el Caracol» y el «edificio de las monjas». «El caracol» se cree que era un observatorio y el «edificio de las monjas» (le dieron ese nombre porque la piedra estaba tallada como si fuera una celosía) un palacio.
Como a las 10.30 pasaba nuestro autobús de primera, a las 10.15 nos fuimos corriendo hacia la salida para recoger las maletas y subir al autobús. Nosotros pensando que iríamos sobrados de tiempo, y al final tuvimos correr hasta la entrada. Felipe llamó desde su móvil para preguntar si había pasado ya, y que si llegaba avisaran que teníamos los billetes, pero cuando llegamos al aparcamiento (no hay parada de bus en Chichen Itzá) nos dijeron que había pasado antes de la hora y que ya se había ido. Tampoco tuvimos mucho tiempo para quejarnos, ya que en ese preciso momento llegó un autobús de segunda y uno de los trabajadores de ADO que había por allí lo arregló con el autobús de la otra compañía para que pudiéramos ir en él. Lo que pasa es que el precio y la duración del trayecto hasta Mérida, no eran precisamente iguales.
Los autobuses de segunda o de ruta son menos confortables que los de primera, pero aun así son muy cómodos y tienen aire acondicionado. Lo que pasa es que suelen tardar más porque, como uno se puede subir y bajar con solo hacer una señal, para en todos lados. Fuimos pasando por típicos pueblos de casas bajas y pintadas con colores llamativos que se extendían a lo largo de la carretera. De vez en cuando subía un vendedor de comida ambulante vendiendo suministros a los pasajeros y, cuando terminaba, se bajaba para esperar a otro bus. Dos horas y pico más tarde llegamos a Mérida.
Las sensaciones que tuve al bajar del autobús en Mérida es algo que no sabría cómo explicar. Un empleado de la estación nos preguntó hacia dónde íbamos y la verdad es que estábamos tan desorientados, que le dijimos que nos indicara el camino al ayuntamiento. Al final, unos metros más tarde recapacitamos y preguntamos cómo se llegaba al hotel. En Mérida, las calles en lugar de nombre están numeradas. De norte a sur son impares y de este a oeste pares. Mientras íbamos arrastrando las maletas, nos adentramos por unas calles comerciales abarrotadas de gente que iba y venía en todas direcciones, con coches por doquier haciendo sonar sus cláxones y tiendas de todo tipo con la música a todo volumen y calor, mucho calor. Mientras nos abríamos paso entre la muchedumbre, me sentí como el doctor Marcus Brody en Indiana Jones y la última cruzada, perdido y gritando: «¿Alguien habla mi idioma?». Pero todo el mundo lo hacía y aun así me sentía desorientada ante tanto caos humano. «¡Bienvenido a México!», le dije con una sonrisa de oreja a oreja a mi compañero, ¡por fin hemos llegado! 🙂
Finalmente llegamos a puerto seguro; la calle donde estaba el hotel era más tranquila y el hotel en sí era un oasis de paz. Lupita, la encargada en ese momento, nos informó de que nuestra habitación aun no estaba lista y, mientras la arreglaban, salimos a pasear, esta vez sin arrastrar una maleta de 20 kilos. Lo primero que teníamos que hacer era cambiar moneda porque casi no nos quedaban pesos y comprar un adaptador de enchufe, ya que apenas nos quedaba energía en nuestras diversas baterías. También queríamos informarnos sobre cuánto nos costaría alquilar un coche para aprovechar lo que nos quedaba de día para hacer alguna excusión. Cerca del hotel hay tres oficinas de alquiler de coches y allí preguntamos precios. Al final, después de cambiar dinero y comprar el adaptador, recapacitamos y volvimos al hotel para darnos un baño en la piscina, refrescarnos y pensar cuál sería nuestro siguiente movimiento. El baño en la piscina nos vino de perlas. El Hotel Luz en Yucatán es una casa colonial muy bien restaurada que tiene unas habitaciones muy bonitas y perfectamente equipadas. Con las ideas claras y más relajados, decidimos pasar lo que quedaba del día en Mérida y conocer la ciudad tranquilamente.
Todo el centro histórico de Mérida está muy bien conservado. Todas las casas son bajas o como mucho de dos pisos y son de colores muy llamativos. Para comer fuimos a un restaurante de comida típica yucateca llamado la Chaya Maya. Elegir qué comer no fue muy sencillo porque los platos que había en la carta no se parecían en nada a lo que puedes encontrar en un restaurante mexicano aquí en España, así que nos guiamos por las fotos. Pedimos empanadillas de cazón, que estaban muy buenas, pero con solo comer dos ya explotabas, y un plato llamado «pipián de pavo», que era muslo de pavo con una salsa espesa naranja que no sé de qué era y que no me acabó de gustar demasiado. Aunque no pasé nada de hambre: primero porque las raciones de comida en México son inmensas y segundo porque, extrañamente, pasé la primera mitad del viaje sin apetito (en cuanto a la segunda mitad… bueno, de eso ya os hablaré…).
Mérida es una ciudad muy viva y, curiosamente, una vez superado el shock, muy familiar. Tanto, que no me daría cuenta del porqué hasta días más tarde: el Yucatán fue conquistado por extremeños y, por tanto, la arquitectura de la zona es como la de Extremadura, así que me sentía cómoda, como si estuviera en el pueblo. Visitamos la Plaza Grande, la Calle 60, la universidad, bebimos aguas dulces de piña colada y, mientras paseábamos, se nos acercó un señor muy amable a conversar con nosotros y a recomendarnos cosas para visitar en la ciudad, como que, sobre todo, no nos perdiéramos los bailes regionales que se hacían esa noche en la Plaza Grande. Súper amable, y al final nos recomendó que si queríamos comprar cosas tradicionales fuéramos a una tienda que había en tal calle, que allí eran mayas y tenían un precio justo y que, precisamente ese día, estaban allí trabajando y haciendo demostraciones a la gente y que hoy era el último día porque al día siguiente se volvían a su pueblo a celebrar no sé qué fiesta maya… En fin, que como el hombre era tan amable, decidimos ir a la susodicha tienda para ver qué tenían.
Allí estuvimos conversando con uno de los dependientes que nos estuvo explicando cómo se hacían las hamacas y tal, pero cuando pregunté el precio (más para informarlo en el blog que por querer comprar una) y me dijo que eran 8.000 pesos (480€), vi claramente que era una tienda para estafar a guiris. Porque, ¿cómo va a gastarse un mexicano medio 480 euros en una hamaca para dormir? En fin, días más tarde, en Chiapas, conocimos a una señora de Mérida que estaba viajando con su hijo. Le pregunté cuánto costaba una hamaca, y me dijo que la suya, que era de croché, le había costado 1.500 pesos (90 euros).
Lo curioso de la cuestión es que seguimos caminando por la calle y se nos llegaron a acercar cinco señores con la misma táctica guía turístico gratuito-publicista de tienda de suvenir. Al final, en lugar de las excelencias que nos cantaban de Mérida yo solo oía: «Amigo, amigo, hola hola Pepsicola, papiros falsos para las malas amigas», como si de Khan-el-Khalili, en gran bazar de Egipto se tratara… Eso sí, en México tienen más picardía porque me costó verlos venir.
Como estábamos muy cansados, entramos a cenar en el primer sitio que encontramos y resultó ser muy turístico. Allí sí que tenían quesadillas, fajitas y burritos. Antes de ir a dormir, fuimos a ver los famosos bailes que se celebraban en la Plaza Grande. El gobierno de Mérida organiza cada noche algún acto cultural en la plaza y esa noche, afortunadamente, eran bailes tradicionales yucatecos. El vestido tradicional de la mujer yucateca es un vestido blanco con flores bordadas en la parte superior y un encaje sobresaliente en la parte posterior. Entre baile y baile recitaban algunos versos, algunos de ellos un poquillo misóginos.
Lo que más me gustó de ese día fue por fin llegar al México más auténtico. Aunque el centro de Mérida es bastante turístico, se acerca mucho más a lo que es el país que la Riviera Maya en 10.000 millones de años. Todo Mérida era un gustazo para los cinco sentidos y, a pesar de los comentarios un poco negativos que algunos habréis notado en la entrada, A MI ME GUSTÓ MUCHÍSIMO.
A tener en cuenta:
Toda la información referente a los mayas es un poco difusa. Hay muchos historiadores que lo están estudiando, pero por ejemplo, la escritura maya aun no ha podido ser descifrada del todo. Grosso modo, esto es gracias a la evangelización española y en especial a fray Diego de Landa. El Sr. Landa fue con el propósito de cristianizar a los «salvajes» que habitaban en esas tierras. En aquella epoca se hicieron verdaderas barbaridades y había muchos intereses en juego entre los colonos. Los encomenderos (colonos españoles que tenían tierras e indígenas a su disposición) se la tenían jurada porque se quejó de cómo trataban a los «indios» y porque mientras los evangelizaban, no podían trabajar para ellos. Un día, fray Diego de Landa descubrió que los evangelizados seguían adorando a sus dioses en secreto y, aunque no era inquisidor, hizo un auto de fe, juzgó a muchos nativos y destruyó todos los códices mayas. Los encomenderos se quejaron a la corona, y fray Diego de Landa fue convocado a España para dar explicaciones. Se dice que escribió el libro Relación de las cosas del Yucatán una vez en España para presentarlo a los reyes como defensa. El tema es que lo que él relata en el libro es una de las pocas fuentes de información que se tienen sobre la cultura maya y, claro está, desde una visión muy sesgada.
Datos de interés:
1. Entrada a Chichen Itzá: 116 pesos (7€). Visita guiada: 500 pesos (30€).
2. Autobús ADO Chichen Itzá a Mérida: 100 pesos (6€). Salen del aparcamiento en dirección Mérida a las 10.30h, 14.20h y 17.10h. Los billetes se pueden comprar en la tienda que hay al lado de las taquillas. Es recomendable no comprarlo con antelación porque el autobús no suele ser puntual (puede pasar antes o después). También hay autobuses de segunda que pasan con más frecuencia.
3. Hotel Luz en Yucatán. Habitación doble sin desayuno por 50$/625 pesos (37,5€), podéis negociar el precio con el propietario.
4. Electrónica González. Calle 69, 477 (entre la 56 y la 58). Clavija convertidora de redondo a plano: 5,24 pesos (0,31€).
5. Restaurante La Chaya Maya. En la esquina de la calle 62 con la 57, en el centro histórico de Mérida. Empanadas de cazón: 50 pesos (3€). Los tres mosqueteros (plato combinado compuesto por relleno negro, papadzul y pipián de pavo: 65 pesos (3,9€). Pipián de pavo: 80 pesos (4,8€). Dulce de papaya: 30 pesos (1,8€). Agua dulce de chaya y de Jamaica: 15 pesos c/u (0,90€).
6. Restaurante La parranda (centro): Calle 59, 502 (entre la 60 y la 62). Quesadilla natural: 37 pesos (2,22€). Fajitas vegetarianas: 95 pesos (5,7€). Agua: 22 pesos (1,32€). Naranjada: 25 pesos (1,5€).
Encontrarás más datos en la mini guía del viaje al sur de México. ¡No te la pierdas!
Increible CHichen Itzá, que pena que ya no se pueda subir, porque era una pasada.
Y Mérida, el autentico México, nada que ver con Cancún, aaains esa comidita que ricaaaa!!
Un besazo!!
Home, la foto aquella de la tia amb barret mexicà… s'ha de ser "cutre"!!! És com si un paio es posa amb barretina a la Sagrada Família! També és interessant això del matxet que us va comentar el guia… o sigui, arqueologia lliure, no?
El tema de la prova acústica no l'he acabat d'entendre…
SUPER INTERESANTE todo lo que cuentas sobre Chichen Itzá!!
Me ha hecho gracia lo de que te sintieras como en casa y luego te dieras cuenta de que el motivo era la influencia extremeña en la ciudad. Si es que nunca se sabe! A veces hasta un simple olor te puede hacer sentir que estás en la otra punta del mundo!! Yo he tenido la impresión de estar de vuelta en mi calle de Barcelona mientras paseaba por una barriada de un pueblo cercano a Shanghai. Lástima que no logré descubrir el porqué en esa ocasión…
Qué majete Felipe. Incluso permitió que le inmortalizarais en movimiento para el blog! Claro que debe hacer lo de la acústica tantas veces al día, que ya le debe dar igual que le filmes, le fotografies o lo que sea…
Eso de que la encargada del hostal se llamara Lupita es de lo más auténtico 😉
Què espectacular i què autèntic!
Ma mare em va explicar que van intentar pujar els esglaons d'una de les piràmides, però que ho va passar molt malament a l'hora de baixar :S
I aquest cenote suposo que no deuria ser apte per al bany… quines històries, els maies!
A mi també m'ha fet gràcia que tinguessis aquest dejavu del pueblo 😀
Hola Almudena!!!
Pues sí que es una pena que no se pueda subir ahora, aunque si lo piensa bien en las pirámides de Egipto antiguamente también se podía subir i lo acabaron prohibiendo.
Jaume,
Jo crec que és més probable que et trobis a algú fent-se una foto davant la Sagrada Família amb un barret mexica que amb una barretina! XD En ambdós és igual de cutre. Lo de l’acústica és que quan pica de mans se sent rebotar el soroll fins a set cops, potser a la gravació no es nota gaire, però en directe era bastant impressionant.
Ei Mo!
Ja, ja! Tendrás que volver a Shanghai para descubrirlo, preferiblemente conmigo de compi de aventuras! 😀
Sí, supongo que Felipe debe estar más que acostumbrado a que lo filmen, pero la verdad es que fue muy majete con nosotros.
Wuolas Míriam!
Doncs el truc per baixar és fer-ho de cantó, és l’única manera de no morir literalment. Es que pensa que a part fa moltíssima calor. Personalment Chichen Itzá son les ruïnes que més em varen agradar. Si que és veritat que són les més turístiques, però estan tan ben conservades que és al•lucinant. Per cert, a aquell cenote no et pots banyar, però si es pogués crec que no ho hagués fet… :/
Solo puedo felicitarte por esta pedazo de entrada y por haberme hecho recordar mi viaje a ese gran país que es México. Enhorabuena de verdad, me ha encantado el post.
Un saludo
Hace gracia ver qué la Riviera Maya no solamente es un complejo hotelero,sino que hay pueblos reales con gente real, sin trampa ni cartón.
Sorprendentes las explicaciones del guía!
Muy buen post*
Wapa! També crec que és una pena que no es pugui pujar, deuen haver-hi unes vistes… En fi, segur que vas poder pujar a alguna altre durant el viatge ;-D
Llàstima que no es senti gaire bé el picar de mans de Felipe, tot i que pel que expliques m'en puc fer una idea.
Xulíssim, amb ganes de llegir més… 😀
Hola Fran!
Gracias por las felicitaciones! #^-^# Me alegro que te haya gustado la entrada.
Wueis Glorien!
Doncs es que Mérida ja no és la Riviera Maya, està a l'estat de Yucatán i la Riviera està a l'estat de Quintana Roo. De fet en tres hores arribes de Cancún a Mérida, així que estan bastant a prop. Però tens raó la diferència entre un lloc i l'altre és palpable…
Ei Lídia!
Doncs si que és una llàstima que no se senti el repicar del so, perquè era molt espectacular, bueno que hi farem… I sip! Varem pujar a algun altre lloc durant el viatge! ;P
MUCHAS GRACIAS A TODOS POR VUESTROS COMENTARIOS! Esta semana se están batiendo records de visitas en el blog! MUCHAS GRACIAS! (Se nota que hay mucha gente preparando ya las vacaciones de verano! XD)
Besos!
Doy fe de que subir a la pirámide era muy peligroso. Yo cuando estuve si que se podía subir… Y bueno, subir, subías más o menos sin problemas, pero el bajar era otro cantar… Pufff!!! Teníasa que bajar con muchísimo cuidado si no querías bajar rodando!!!
Mérida tiene buena pinta!! Yo la verdad es que me quedé con ganas de conocer México más a fondo. Cuando estuve hice tan sólo un par de excursiones. Iba con la familia y estuvimos en un hotel de esos de todo incluido… Así que habrá que apuntarse hacer un viaje para conocer el verdadero México.
Besos
Me encantaría visitar esas ruinas! He leido cosillas de los mayas y es sorprendente. Que culturas mas disparatadas… Sobre los vendedores guias falsos que comentas, acaba uno hasta las narices… Al menos alli cuando vaya podre decir bien claro y en mi idioma… !vayase a tomar por c…!
Me gusta que metas videos a los relatos, es como transportarme alli en un momento.
Un saludo!
Hola M.C.!
Pues si vuelves no te puedes perder el Yucatán. La verdad es que tiene muchas cosas para ver y nosotros nos tuvimos que dejar unas cuantas. Para la próxima vez! 😀
Ei Victor!
Je, je! Con el idioma allí no se tiene ningún tipo de problema, aunque el tema de los guías está muy controlado y las tarifas son oficiales. Así que si quieres guía pues tienes que pagar lo que toca, que por norma general eran 30 euros. Al ir solo dos, no era plan de ir pagando 30 euros encada ruina que visitamos así que solo lo contratamos en Chichen Itzá.
Lo de los videos en este viaje me estoy animando, pero tardo una barbaridad en subirlos al Youtube! :/
Un beso!
No… me refería a los falsos guias que te encuentras por la calle y te dicen "tienes que ir a ver esto…" "te acompaño a ver tal…" y acaban llevándote a la tienda de turno. A los otros tipos de guias que estan en las ruinas me parece muy bien como se ganan la vida (si está regulado mejor). Nosotros contratamos uno de esos en India para ver un palacio y está bien.
saludos!
Ahh! Te referías a los espontáneos de la calle. Si, menuda telita. Lo que pasa es que eran tan amables y educados que al principio daba mal rollo enviarlos a la porra!
Excelentes, bem-humorados e úteis considerações gerais, li apenas o dia 2 e 3, pois estou neste momento em Pisté (ao lado de Chichén Itza), a organizar esta parte da viagem. Fiquei 6 dias em Playa del Carmen, entre Tulun e vários mergulhos no Caribe. É sempre bom poder ler (os comentários) em catalão, coisa que não fazia desde 2006, ao voltar de Barcelona para o Brasil. Já tinha reserva no Hotel Chichén Itza, em Pisté, parece razoável, vamos ver. Achei caro o guia, devo fazer sem – ainda mais com taaaaaantos detalhes já apresentados aqui! (brunofuser@gmail.com)
Hola, quisiera saber de qué tamaño fueron las maletas que llevaron a Chichén Itza y que guardaron en los lockers, tengo pensado de ahí ir a Valladolid y tengo maletas grandes, será posible?. Adicionalmente, quisera saber si el bus que tomaron pasaba por Valladolid y si era seguro, gracias !!!
Hola Adriana,
Las maletas que llevamos eran grandes y las dejamos en la consigna sin problemas. Sobre el autobús diría que no pasó por Valladolid, nosotros tomamos el que iba a Mérida. Si tienes dudas sobre la seguridad lo mejor es que tomen el bus directo de primera clase.
Un saludo,
Si la comida en Yucatán no se parece a la de los restaurantes mexicanos en España, es porque es incluso diferente a la de otras regiones de México. Su cultura es muy particular y no tiene mucha representación fuera de México. De hecho Yucatán estuvo a punto de ser un país independiente y también se habló de negociaciones para que perteneciera a la Unión Americana. Es el único estado de México con bandera propia.