Después de seis años sin ir en verano, volví al Pueblo, donde nacieron y crecieron mis padres y abuelos. Como todo, ha ido cambiando con el tiempo, pero continúa teniendo esa calma y tranquilidad en el día a día que lo convierte sin duda en el mejor lugar para descansar y desconectar.
Hay pocas maneras de llegar allí. La más práctica es el coche, básicamente porque sin él es difícil moverse por los alrededores. La otra opción es ir en tren hasta la estación de Montijo.
Si tuviera que resumir las vacaciones lo haría con las siguientes tres palabras: comer, dormir y familia. Las perfectas vacaciones contemplativas. Una de las cosas que más destaca del paisaje extremeño en agosto son los vastos campos segados con los matojos amarillos. Entre medio de tanto color oro se puede vislumbrar algún olivo o árbol frutal. También son especiales las cigüeñas, de las que puedes encontrar nidos en cualquier poste de luz o campanario.
Unes vacances tranquil·les al pueblo en família i amb bona teca sempre estan bé 😀
Oh per fi coneixem el poble de la Isabel
i del Chiquito? jaja