A las cinco de la mañana, me desveló la llamada a la oración de una de las más de cien mezquitas de Kairuán. En una ciudad tan sagrada, las mezquitas y los almuédanos abundan, así que esa mañana la dedicamos a conocer los principales enclaves religiosos de la ciudad.
El punto más importante de la Kairuán es la Gran Mezquita, el centro islámico más importante del norte de África y donde los viernes se pueden llegar a congregar más de 6000 personas. A primera hora de la mañana ya estábamos en la Gran Mezquita y acabamos entrando, aún no sé cómo, debido a un guía autóctono que conocimos justo en la entrada y que luego insistió, o nos engatusó, para que nos acompañara toda la mañana. Tras los muros de la Gran Mezquita se extiende un gran patio rodeado de arcos y columnas. Cada columna y capitel fueron extraídos de algún yacimiento romano de las proximidades. El suelo de mármol está inclinado hacia el centro para recoger el agua de la lluvia en un depósito. La zona de oración está separada por sexos y estas salas están totalmente cubiertas por alfombras, todas ellas donaciones de los fieles.
Al salir de la gran mezquita, seguíamos sin tener claro cómo habíamos acabado sin comerlo ni beberlo con un guía para toda la jornada. Se veía a la legua que no era un guía oficial, primero por lo parco de sus explicaciones y segundo porque al pedirle que nos enseñara la acreditación, nos enseñó brevemente el DNI tunecino y se quedó tan pancho… Ese hombre era un crack y, a sabiendas de lo irregular que era todo, accedimos a contratar sus «servicios». Este veterano señor nos hizo un itinerario con el que recorrimos todos los rincones importantes de la medina, incluyendo, claro está, la obligada visita a una tienda de alfombras de un socio suyo.
Las alfombras son la artesanía por excelencia de Kairuán. No es muy difícil que los lugareños se las apañen de alguna manera para que acabéis en una tienda, por ejemplo con la excusa de que se pueden ver las vistas desde el tejado. En nuestro caso, las vistas que tuvimos la oportunidad de ver no fueron nada del otro mundo. Lo siguiente es todo el ritual de la venta: primero os sentarán en una sala, os traerán un té y empezaran a sacar género, una alfombra detrás de otra. Empezarán por las grandes y más caras y os dirán que vayáis apartando las que más os gustan. Si les decís que son caras, empezarán a sacaros alfombras más pequeñas. Aun así, si realmente os interesa comprar una alfombra, Kairuán es el lugar ideal. De todos modos, si ese no es el caso, no sufráis, porque en el arte de pedir está el de no dar y nunca hay que sentirse obligados a comprar nada por muchas vistas y té que os hayan ofrecido.
Tras la venta y la comisión frustradas, seguimos explorando la medina con el «guía» y volvimos a ir hacia el norte hasta el Bir Barouta. Este edificio fue construido en 1676 por el gobernador para proteger el pozo de la ciudad. Según la leyenda, este pozo está conectado bajo tierra con el de la Meca y, además, su descubrimiento fortuito fue lo que originó la fundación de Kairuán. Esta vez sí estaba el camello que gira alrededor del pozo para sacar el agua. Muchos creyentes peregrinan hasta allí para beber el agua, ya que sinceramente creen que está conectado con el de la Meca. Por razones sanitarias, rechacé de nuevo la oferta de beber esta agua tan sagrada (principalmente porque, como sabréis, yo soy gafe con estas cosas y siempre acabo enfermando).
Nuestra siguiente visita fue el mausoleo, o zaouia, de Sidi Sahab. Allí descansan los restos de Abu Zama el-Belaoui, compañero del mismísimo profeta Mahoma. El mausoleo es bastante pequeño, pero es realmente bonito, especialmente los arcos pintados de blanco y negro que me recordaron a los de la mezquita de Córdoba. La visita por Kairuán siguió por las cisternas aglabíes, el mausoleo de Sidi Amor Abbada y el mausoleo de Sidi Abid el-Ghariani.
Sobre las doce del mediodía, buscamos un taxi para ir a la estación de louages de Kairuán y dirigirnos a Port el Kataoui. Para ir hasta allí hay que ir hasta Sousa (1 hora / 4 dinares) y desde la estación de louages lo más rápido es ir en taxi (5 dinares con taxímetro) hasta Port el Kataoui.
Port el Kataoui es algo muy extraño. De repente tienes la sensación de estar en un país totalmente diferente. Es un puerto deportivo rodeado de hoteles y, al llegar, parece que hayas dejado Túnez atrás y te hayas teletransportado a Ibiza. Aquí nos alojamos en el hotel Hasdrubal, un complejo hotelero con instalaciones que incluyen un spa de talasoterapia (hay que pagar entrada) y una playa de arena fina y blanca.
Al llegar al hotel hacía bastante calor, pero el viento que soplaba era frío, así que nos fuimos al jacuzzi de la piscina cubierta para descansar un poco. Después, salimos a visitar el puerto en sí e hicimos el primo como nunca. ¿Por qué? Pues porque le pidimos a un taxista que nos llevara al puerto y luego descubrimos que estaba a 100 metros a pie. Eso sí, para no hacernos quedar mal, el taxista dio una vueltecita de cinco minutos. Muy considerado por su parte…
El puerto de Port el Kataoui es lo más turístico que vimos en todo el viaje a Túnez. Es bastante bonito, pero también caro y algo artificial. Hay una pequeña feria, pero pocas atracciones aparte del simple hecho de pasear y sentarte en una terraza a tomar algo. Port el Kataoui es una zona de recreo y descanso y, como tal, decidimos darnos un poco de tregua y disfrutar de todos los lujos que nos ofrecía el hotel de cinco estrellas.
Datos de interés:
1. Entrada combinada para visitar todos los sitios de interés de Kairuán: 8 dinares
2. Louage de Kairuán a Susa: 4 dinares
3. Taxi de la estación de louage de Susa a Port el Kataoui: 5 dinares (con taxímetro)
4. Hotel Hasdrubal. El hotel lo escogió y lo pagó la Oficina de turismo de Túnez en España, y era parte del premio que obtuvimos en el TBM de Málaga.
Me gusta eso de «en el arte de pedir está el de no dar» y tb con el guía accidental, a veces salen bien estas cosas improvisadas!! El puerto desde luego que no parece de allí, parece puerto marina en benalmádena!!
Saludos
Ooh, vàreu poder entrar a la gran mesquita! Què bé! Jo em vaig quedar una mica frustrada de no poder entrar a cap mesquita de Marrakech.
Molt bo el guia!
Qué bueno volver a recordar Kairouan! yo tampoco pude entrar en la mezquita pero me encantó pasear por la ciudad, casi tanto como mi preferida: Sfax!
Pues está chula la ciudad… Se ve bonita.
Quizás lo que menos me ha gustado es el puerto. No le pega, ¿no?
Un saludo 😉
Hola!
Si os pasais por el blog teneis un pequeño reconocimiento 🙂 espero que os guste!
Un saludo!
Bonita ciudad, muy mediterránea; el puerto coincido con el resto, no parece de allí. Preciosas fotos, un saludito 🙂
Me ha hecho gracia lo de la consideración del taxista para que no parecierais unos pringados por llevaros a un sitio tan próximo! jejeje
Un abrazo
Quita quita, cualquiera le mete un trago al agua sagrada… Que el Fortasec funciona, pero tampoco hay que ir tentando a la suerte XD
Nos ha encantado la ciudad! 🙂
Pues tiene muy buena pinta Kairouan, ya luego el puerto pues como dices parece algo que no pega con ese país, encima veo que los taxistas están a la que salta, buscando al turista despistado… XDDD
Pues lo dicho… creo que no llegué a andar por la ciudad porque no me suena de nada. La mezquita me gustó, pero a mi me dio la sensación de estar medio abandonado todo. No vimos a casi nadie por allí.
El pozo es una pasada! no me imaginara que fuera tan grande…
Y tranquila… que el primo lo hacemos todos alguna vez. En Asuán nos pasó lo mismo y pagamos a un taxista para que nos llevara al centro, estando este ni a 100 metros… Eso si, el tio también dio un pirulo considerable para que no le dijéramos nada… jejejeje