Ese sábado prometía ser intenso. Para empezar, desayunamos en el bar cafetería al lado del hotel, con un vale que nos dieron en el mismo hotel (pagando, eso sí) para desayunar. El plan para la mañana era visitar los Reales Alcázares de Sevilla. De camino paseamos por el barrio de Santa Cruz, uno de los lugares que recordaba de mi anterior visita por su encanto. Es otro de esos barrios por el que da gusto perderse, entre las casas blancas y de un color que recuerda al azafrán, como la tierra de Sevilla.
Finalmente llegamos a la puerta de entrada a los Alcázares. De nuevo me quedé boquiabierta con la arquitectura islámica y mudéjar. La bóveda del Salón de los Embajadores es preciosa, la decoración de los arcos con motivos geométricos y florales, el Patio de las Doncellas… También me gustaron mucho los azulejos que decoraban algunas salas. Precisamente encontramos una pequeña sala donde había una exposición de azulejos de varios estilos. En otra sala pudimos ver una colección privada de abanicos de diferentes épocas y lugares del mundo. Y entonces encontramos unas escaleras escondidas y, sin saberlo, llegamos al primer piso. Nuestra entrada no valía para visitar el primer piso, así que, sin querer, nos colamos. Pudimos ver la Sala de los Tapices, donde se pueden ver varios tapices, uno de los cuales muestra el Mediterráneo visto desde el norte.
Después ya salimos a pasear por los jardines, llenos de naranjos bien cargados que desprendían un aroma especial. Primero entramos en el pequeño laberinto y fue divertido perderse entre sus setos. A continuación descansamos en uno de los bancos de los jardines. No hacía sol, pero la temperatura y el ambiente era muy agradable, así que nos quedamos allí un ratito. Pero pronto llegó la hora de quedar con mis amigos, así que volvimos tranquilamente pasando por la Galería del Grutesco, desde donde hay una bonita perspectiva de los Jardines y el Alcázar.
Al salir vimos brevemente el Baño de Doña María de Padilla, que queda un poco escondido porqué es subterráneo. A la 1 y media quedamos con Carmelo y Mariló en la Plaza de la Encarnación. Allí se pueden observar unas obras muy polémicas en Sevilla, que corresponden a la construcción del Metropol Parasol, conocido popularmente como «las setas» por su forma, que rompe totalmente con la estética de esa zona de la ciudad.
Como ya teníamos hambre, empezamos nuestra ruta de tapeo, que prometía mucho! De camino al primer bar pasamos por las calles donde se encuentran los trajes de flamenca. Esas tiendas no son para turistas, si no que son donde las sevillanas compran sus trajes para la Feria, y la verdad… ¡es que se ven de nivel! Hay trajes de corte tradicional y otros más innovadores. Cada año cambia la moda, ¡y hay que tenerlo en cuenta!
El primer local que visitamos fue El Rinconcito. Estaba abarrotado, pero mis amigos enseguida encontraron un «rinconcito» en la barra donde pedir las primeras tapas. El Rinconcito es uno de esos bares donde los camareros hacen las cuentas en la misma barra de madera con tiza. ¡Son unos cracks a la hora de recordarlo todo y hacer las sumas! Nos tomamos una tapa de espinacas y garbanzos buenísima (especialidad de la casa), unos pavías (bacalao empanado) y tortilla. ¡Empezamos muy bien! No nos quedamos mucho rato, porque había que seguir con la ruta. De camino, pasamos por una plaza donde se podía ver un montón de gente con su cervecita. ¡Había mucho ambiente!
Espinacas con garbanzos de el Rinconcito
El segundo lugar fue seguramente el más pintoresco, pues se trata de una chacinería llamada Casa Moreno donde sirven montaditos en una especie de rebotica. Aquí sí que ya pensamos que no podríamos entrar ni en broma, pero gracias a la pericia de mis amigos logramos encontrar un palmo cuadrado en la barra donde nos pudieran servir. ¡Yo me tomé un montadito de palometa con cabrales espectacular! Las paredes del local estaban abarrotadas con fotos de toreros y vírgenes, entre otros, y los vinos y licores llenaban las estanterías. ¡Fue difícil entrar, pero todavía más lo fue salir!
Y sus montaditos
La tercera parada fue en Casa Morales. Allí nos tomamos una tapa de mojama y otra de jamón, esta vez acompañadas de una copita de manzanilla. Mis amigos nos contaron que en la Feria de Abril es costumbre tomar la manzanilla mezclada con gaseosa (el «rebujito») para rebajarla un poco. Por último, paramos en el Zaragoza 64, donde nos comimos unos «solomillitos cojonudos», que estaban tan buenos como su nombre indica. ¡Yo aquí ya no podía más! Todo estaba buenísimo, pero mi estómago pedía clemencia. Para relajarnos un poco y dar algo de tregua a tanta comida, fuimos a tomar te en los Baños Árabes. Me encantó el lugar, con sofás y velas, todo muy relajante. Me tomé un te «Aire de Sevilla», aromatizado con agua de azahar, que me recordó los naranjos que habíamos visto por la mañana en el Alcázar.
Al salir, como hacía una tarde bonita, nos fuimos a pasear a la Plaza de España. El estanque del centro de la plaza estaba en obras, pero pudimos sacar alguna foto bonita, incluida la típica foto en el banco de nuestra ciudad de origen (en nuestro caso, Barcelona). Hacia las 7 de la tarde volvimos al centro. Pasamos por la famosa calle Sierpes y cerca de allí nos encontramos con unos costaleros ensayando su paso para la procesión de Semana Santa. Evidentemente no llevaban el paso encima, sino sólo la base cargada de bigas para simular el peso. ¡Vaya faena para maniobrar por las calles estrechas del centro!
Paseando vimos más de una pastelería con dulces típicos y finalmente caímos en la tentación y compramos pestiños con miel, cortadillos de sidra y unas torrijas (que nos comimos en el momento). ¡Como si no hubiésemos comido lo suficiente! Se estaba haciendo tarde y tuvimos que despedirnos de nuestros amigos, con la promesa de reencontrarnos pronto. ¡Nos invitaron a la Feria de Abril! Este año no creo que podamos ir, pero el año que viene lo tendremos en cuenta!
A las 8 volvimos al hotel para dejar los dulces que habíamos comprado para llevar a nuestras familias y amigos. Descansamos un buen rato antes de salir a cenar. Nos recomendaron un local llamado La Carbonería para tomar algo, y directamente fuimos allí porque estaba muy cerca del hotel. En la entrada hay una chimenea y unas cuantas mesas donde la gente juega tranquilamente a las damas y otros juegos de mesa. Más adentro hay una sala enorme con muchas mesas llenas de gente bebiendo jarras de rebujito y agua de Sevilla (según escuchamos a uno de los camareros, el agua de Sevilla lleva nata montada por encima). Había unos cuantos guiris y todo en conjunto me recordó un poco a L’Ovella Negra de Barcelona. Nos tomamos unos montaditos de jamón y de queso y unas bebidas, y estuvimos un rato viendo el ambiente hasta la hora de ir a dormir. Había sido un día intenso en el cuál conocimos Sevilla de primera mano!
Reales Alcázares de Sevilla: Entrada general: 7,50€
El Rinconcillo. Calle Gerona, 42: 2 tapas de espinacas y garbanzos, tapa de pavías, tapa de tortilla y 4 cervezas: 19,50 €
Casa Morales. Calle García Vinuesa, 11: tapa de jamón y de mojama, 3 copas de manzanilla y una cerveza: 11,70€
Casa Moreno. Calle Gamazo, 7: 4 montaditos y 3 cervezas: 11,10€
Zaragoza 64. Calle Zaragoza, 64
Aire de Sevilla – Baños Árabes. Calle Aire, 15
Pastelería Filella. Av. de la Constitución, 2: pestiños con miel: 0,60€/unidad; pestiños grandes con miel: 1,10€/unidad; cortadillos de sidra: 0,90€/unidad
La Carbonería. Calle Levies, 18: montaditos a 2€
Hace un par de meses que estuve en Sevilla… ¡¡Ayy qué de recuerdos me trae tu entrada!! ¡Qué bien se come de tapas!
Un saludo
¡Dioses! Que buena pinta que tienen las tapas. Sobre todo los solomillos cojonudos! XD
Por cierto, me lo parece a mi, o este blog es de los pocos que ponen siempre fotos de las comidas? Ja, ja! Así cualquiera sigue la dieta…
Oooh como me gusta Sevilla, precioso, y madre mia estas tapasssss. es genial.
Isabel, las fotos de comida en tu blog son un plus! Que sería de los viajes sin la parte gastronómica 😉
Ay las tapas de Sevilla, que gran re-descubrimiento!
Que día más completito, y no veas esas tapas!!!
Me ha hecho gracia la referencia a los pestiños porque mi madre los hizo la semana pasada, de miel y de azúcar, están de muerte!!! jejeje
Hola!!! ayyy come me gusta Sevilla!! nunca me canso!! besos y muy buena entrada,. completita, completita!
Que bonita Ciudad, Sevilla!!
A mí lo que más me gusta de Sevilla es el Barrio de Santa Cruz. Disfruto mucho recorriendo sus callejuelas cada vez que voy a Sevilla y sobre todo el Hospital de los Venerables, que no es lo más visitado de la ciudad pero sí una de las cosas más interesantes que visitar.
Conozco Sevilla pero no recuerdo los sitios de tapeo. Buena idea. Me lo apunto.
Un artículo increíble. Nuestra ciudad es sin duda una de las más bellas de todo el mundo y no exageramos!