Tras una larga y tortuosa investigación conseguimos averiguar que la acera desde donde salía nuestro autobús dirección metro Novena era la contraria al hotel. Por fin logramos subir a él y, cuando íbamos a pagar, el conductor nos dijo que, a no ser que tuviéramos tarjeta prepago, teníamos que darle la tarifa exacta, ya que los conductores no tienen cambio. Los dos billetes simples costaban 2,40, y lo más pequeño que nosotros llevábamos encima era un billete de 10 dólares. Aún no habíamos tenido tiempo a reaccionar cuando medio autobús se levantó para ayudarnos a pagar.Bastaba con que nos dieran cambio, ¡pero algunos hasta querían pagarnos el viaje! La verdad es que si algo se agradece cuando estás fuera de casa es la amabilidad de los desconocidos, y puedo asegurar que la gente de Singapur sacaría nota en esta asignatura. Dejando a parte que algunos se orienten tan mal como yo, y que cuando preguntas direcciones puedes acabar en la otra punta de la ciudad, la intención es buena y hay que quitarse el sombrero por la amabilidad con la que te atienden vayas donde vayas.
Nuestro primer destino del día era CHINATOWN. Tuvimos la mala suerte de que las celebraciones de Año Nuevo chino (el año del tigre) habían acabado justo la noche de nuestra llegada. El Año Nuevo chino es único en colorido y espectacularidad, y yo tenía la esperanza de coincidir con alguno de los eventos. Finalmente no tuvimos oportunidad de ver ningún ritual al completo pero, como el espíritu festivo estaba aún dando sus últimos coletazos, nos encontramos a este león danzarín zampando mandarinas (símbolo de la prosperidad) en una calle cercana a CHINATOWN. La Danza del León es un baile de origen chino, y su objetivo es el de espantar los malos espíritus. El león es muy mono y se mueve con mucha gracia, pero desde luego los músicos que le acompañan no sé cómo aguantan los decibelios. Más de cinco minutos puede ser fatal para la salud de tus oídos.
CHINATOWN es como tantas otras chinatowns en el resto del mundo, pero con la diferencia de que, como la mayor parte de la población es de origen chino, en Singapur es todavía más real, y adquiere unas dimensiones espectaculares. Algunas de sus calles están divididas temáticamente: “calle del mercadillo nocturno”, “calle de los restaurantes”, o “calle del templo”. Encontramos todo tipo de tiendas y tenderetes y, aunque el templo hindú Mariamman estaba en obras y no pudimos entrar, si que pudimos visitar la CHINESE OPERA TEA HOUSE. Nos habían hablado de un restaurante especializado en gyozas, el QUN ZHONG EATING HOUSE en 21 Neil St., que por lo visto está para chuparte los dedos (aunque igual también te ponen multa por eso ;-p) pero parece que el año del tigre nos cogió manía y lo encontramos cerrado por vacaciones de año nuevo. Aunque muchos de nosotros conozcamos la gyoza en su versión japonesa, en realidad se trata de un plato muy típico de comida china especialmente común en el norte de este país. Igual que en la cocina tradicional japonesa el alimento principal es el arroz blanco, que se toma en cada una de las tres comidas, en el norte de China se ofrecen gyozas (en chino se pronunciaría algo así como jiaozu) como plato principal, también las tres veces al día. El jiaozu es en el norte de China lo que el arroz blanco es en las regiones del sur. Es por eso que cuando los chinos norteños vienen a Japón, se sorprenden al ver que aquí se come el arroz acompañado de gyozas, todo en una misma comida. Por decirlo de alguna manera un poco fácil de entender, es como si nosotros fuéramos a Italia y nos encontráramos que comen paella junto con espaguetis. No sé si el símil está muy conseguido, pero viene a ser algo así.
Después del primer disgusto al encontrar el famoso restaurante cerrado, seguimos nuestro paseo. Con tanto tenderete para picar no nos costó ir matando el gusanillo hasta que encontramos otro restaurante que también parecía interesante. El YUM CHA RESTAURANT, en 20 de Trengganu Street. Su especialidad es el DIM SUM al estilo Singapur (esto último aún no sé a qué se refería). En lugar de elegir mirando la carta/menú, los camareros van pasando con carritos repletos de pequeños platos de Dim Sum. Así los puedes ver con tus propios ojos y no metes la pata en la elección. Eso si, en cada mesa hay un listado de precios para que no te lleves un susto a la salida. Salimos muy contentos de la relación calidad-precio, y la verdad es que no me importaría nada repetir restaurante si algún día vuelvo a Singapur.
Lo que quedaba de tarde lo dedicamos a perdernos por las callejuelas (nuestra mayor afición) y comprar regalitos para la familia y amigos en pequeñas tiendas. Finalmente, y a petición de una amiga que pronto se va a trasladar a Singapur, entramos en un supermercado de barrio para ver cómo estaban los precios por ahí. Acabamos comprando un par de kilos de arroz ya que, aunque parezca mentira, el precio del arroz en Japón es prohibitivo. Sería muy largo explicar el porqué pero, debido a una serie de motivos que incluyen la intervención del estado, impuestos etc., el arroz en Japón está por las nubes. Nosotros aprovechamos cualquier oportunidad en el extranjero para comprar un par de bolsitas. Antes de coger el metro echamos un vistazo a Orchard Road, la calle principal repleta de centros comerciales, grandes almacenes y boutiques… Realmente es la zona que menos me interesaba, ya que lo último que hago cuando viajo es ir a comprar ropa, pero tengo que admitir Orchard Road es el paraíso del consumidor de moda. De GUCCI y PRADA pasando por ZARA, Topshop o MANGO, puedes encontrar todas las marcas habidas y por haber.
Todavía nos quedaba MARINA BAY y MERLION por visitar cuando nos dimos cuenta de que se nos estaba agotando el tiempo y, lo que es peor, los dólares. Como teníamos que salir hacía el aeropuerto a las 3 de la mañana, decidimos que valía más la pena pasar las pocas horas restantes despiertos. En ese caso necesitábamos urgentemente cambiar yenes a dólares. Volvimos al hotel con la intención de coger los yenes y salir hacía el Parque Merlion una vez nos hubieran dado el cambio pero, cuál no sería nuestra sorpresa cuando en el hotel nos dijeron que no estaban autorizados para cambiar divisas (¡y eso que tenían el cartelito con los tipos de cambio del día colgado en la pared!) y que a esas horas solo encontraríamos centros de cambio abiertos en algún shopping mall de la calle Orchard. ¡Nuestro gozo en un pozo! Imposible volver allí ahora que habíamos agotado las últimas reservas de dólares…Merlion, que de hecho es lo más simbólico según las guías de viaje tradicionales, tendrá que esperar a nuestro próximo viaje…que lo habrá.
Habíamos dejado Merlion y la zona colonial para el final porque yo era la única interesada en ir. Kenichi ya había estado en Singapur en otras ocasiones, y en su opinión esa es precisamente la zona menos peculiar, ya que viene a ser como tantas otras zonas repletas de rascacielos que ya hemos visto en otros países asiáticos visitado anteriormente, Hong Kong, Taiwan, o China Continental. De momento yo me quedo con el recuerdo de un país multicultural, multiétnico y multilingüe que me ha fascinado hasta el punto de ya estoy soñando con mi próxima visita.
APÉNDICE: EL MISTERIOSO EFECTO EJERCIDO POR LOS 12 MESES DE VERANO EN EL CUERPO HUMANO.
El concepto de frío/calor en los países con clima ecuatorial me tiene intrigadísima. Siempre había pensado que a las personas que vienen de un país donde todo el año es verano, el frío del invierno les ha de afectar mucho más que a los que estamos acostumbrados a los cambios climatológicos. La primera vez que empecé a dudarlo fue hace ya dos años, durante mi estancia en China. Estuve unos meses en una universidad de Shanghai y recuerdo que, tanto mis compañeros coreanos y japoneses como yo, estábamos alucinados por el hecho de que los compañeros que venían de Indonesia parecían no sentir el frío. Incluso en pleno mes de noviembre seguían en chanclas y falditas cortas.Cuando llegaron las nieves ya empezaron a ponerse chaquetas y zapatos cerrados, pero aún así me quedé con la duda de si esta resistencia al frío era una característica de todo el país, o solo de los diez que estudiaban con nosotros. En este viaje a Singapur he llegado a la conclusión de que, por algún misterioso e indescifrable motivo, los acostumbrados a vivir en países en que los 12 meses del año es verano, no son tan tiquis-miquis con los cambios de temperatura como lo somos nosotros.
Tanto si estábamos a 32 grados en la calle como si entrábamos en un metro a 16 grados, nadie parecía verse afectado por el cambio de temperatura. Nada de chaquetitas para taparse los hombros, o gente cruzando los brazos para protegerse del fresquito. Lo mismo ocurría en el caso contrario. Aunque en este caso es comprensible porque se trata precisamente de lo que están acostumbrados, en algunos locales como el Food Center de Little India el calor era tan sofocante que no podías ni respirar, pero eso no impedía que los singapurenses estuviesen tan felices tomándose su sopita caliente o su curry picante. Todo esto me hizo pensar que a lo mejor habían desarrollado un poder especial de adaptación al entorno. Aunque a primera vista parezca contradictorio, nunca se sabe por qué derroteros nos va a llevar la evolución del ser humano! 😀
Ay qué mono el león! A mi también me gsutaría ver una celebración del año nuevo chino!
Por cierto, muy de acuerdo con el tema de la sensibilidad al frío de las personas de países tropicales. Hace años trabajé con una chica colombiana y en invierno seguía llevando sus faldas y sandálias de verano. Yo flipaba!
Aunque eso mismo observé yo en Inglaterra durante el invierno: muchas chicas inglesas iban sin medias y con sandalias O_o
A mi lo que más me ha gustado de esta entrada es cuando explicas la amabilidad de todo el mundo en el autobús. ¿Crees que es un rasgo característico de Asia? ¿O solo
de algunos países?
Sobre lo del frío, yo tengo que reconocer que desde que volví de NY no soy tan tiquismiquis con el frió. Aunque lo que comenta Miriam de las mujeres en faldita y sin media en pleno invierno también lo hacen las japonesas. Yo creo que en estos casos prevalece más el lucir que el no sufrir, ¿no?
Si. Lo de las faldita (y además tan corta que parece un cinturón!) y sin media lo hacen también las japonesas. Yo creo que aguantan gracias al lema "para presumir hay que sufrir";-)Dejando a parte que ya empiezan a acostumbrarse cuando son pequeñas, gracias a esos uniformes con los calcetinitos blancos cortos en vez de leotardos.
El caso de la gente de Indonesia y Singapur, es todavía mucho más exagerado. De verdad que van en chanclas aunque esté casi nevando!! Y en ese caso no es por presumir porque lo hacen todos: hombres, mujeres, jovenes y mayores!
Lo de la amabilidad sería muuuuuuuy largo de comentar. En Singapur no es para nada una amabilidad a la japonesa, sino una cosa mucho más natural. Kenichi también se quedó encantado precisamente por lo poco forzada que era esa amabilidad. En Japón, sobre todo cuando se trata de trabajos de atención al público, atienden siguiendo paso a paso su "gaido lain" (guide line). Yo cuando entré a trabajar en P.E. también tuve que tomar clases de cómo sonreir a los clientes, cuántos grados tenía que inclinarme según a quien saludaba, qué contestar a cada posible pregunta que me hicieran etc. Sobre todo que no hubiera improvisación! El resultado es una especie de "amabilidad entrenada".
En Singapur esto no existe. Yo me llevé la impresión de que, en general, la gente era amable por naturaleza. Según Kenichi si lo del bus nos pasa en Japón, se hubieran hecho los dormidos!! Bueno…yo no diría tanto. Siempre son generalizaciones, y luego depende de con quien te encuentres. Hay gente de todo tipo en todas partes!!
Yo desgraciadamente no he podido tener mucho contacto con la cultura asiatica salvo 10 dias en un viaje a China, pero desde luego la amabilidad se derrochaba por todos lados.
Felicidades por las entradas Mo!
Un saludo!
Supongo que lo de la amabilidad como bien comentas es algo de lo que podríamos estar debatiendo durante cientos de entradas, pero lo que comentas sobre los japoneses supongo que tienes razón, es más forzada.
Por lo que yo viví en primera persona todo el mundo era muy amable (exceptuando los que salían corriendo aterrorizados solo en pensar en hablar en inglés! XD) aunque porque lo que me comentan españoles que viven en Japón no es lo mismo ser turista que vivir allí.
Por cierto, ¿Y en China que tal era el tema?
Ja,ja! "los que salían corriendo aterrorizados solo en pensar en hablar inglés". Creo que eso nos ha debido pasar a todos!! Incluso dirigiéndote a la persona en japonés, corres el riesgo de que salga huyendo!! ^^ . X cierto, con lo que dices de que "no es lo mismo ser turista que vivir allí" ya lo ha resumido todo! Eso es "una verdad como un templo" (en cualquier país, supongo).
Mi impresión de cómo es el tema en China la dejo para mañana, que en Japón ya es casi medía noche y mañana madrugo!!
Un saludo Maka! me encantaría oir sobre tu viaje a China 😀
Yo la verdad que acabé encantado con tanta generosidad en China. Mas que generosidad, tambien destacaria la humildad y las ganas que tienen con relacionarse con gente occidental. A nosotros en los parques nos invitaban a jugar con ellos a todo tipo de juegos.
Mo.. si quieres puedes leer el relato que tengo en mi blog…aunque es largo y se hace pesado al final jejee.
Un saludo!
Muy interesantes tus entradas de Singapur Mo!
Gracias Lidia! Me alegro de que te haya gustado.
Hola Maka! Me estoy leyendo tu blog y no se me está haciendo nada pesado, sino todo lo contrario 😉
MO, un post muy bueno y de nuevo una gran ayuda ahora que estoy a cuatro días de ir para allá.
Soy de los que en Asia me encuentro como en mi casa. Siempre he sido muy bien tratado allí, y esta ocasión de Camboya/Singapur estoy convencidos de que no será diferente.
Asia engancha, lo mires por donde lo mires.
Un saludo!!!!!!!
Sele
Hola Sele!
Si que engancha Asia. A ver que tal te va por Camboya, ya tengo ganas de leer tu diario. Yo este año quería ir a Tailandia pero si siguen las aguas revueltas tendré que cambiar de destino…
Gracias Sele! veo que eres hombre de palabra y sigues fiel a tu lema-que por cierto me encanta-de "A mi que no me lo cuenten…"
Asia engancha, engancha…los que me conocen saben que a mi también me tiene "enganchadita" 🙂
Pásatelo super bien en Camboya/Singapur, y cuéntanos a la vuelta. Saludos!
Muy buena entrada, me encantaría viajar a Singapur, la veo una ciudad fascinante y esa variedad que describes tan bien en estas 2 entradas lo deja bien palpable.
Me ha gustado la foto de Clark Quay, que buena pinta tiene esa zona.
Hola José Carlos.Clark Quay a mi también me gustó mucho, precisamente porque era tan distinto a lo que llevábamos viendo hasta entonces. Lo que a mi más me impacto fue que cada una de las zonas de la ciudad fuera tan distinta y con una personalidad propia tan marcada. A ver si algún día puedes ir y verlo tú mismo. Seguro que te gustará!
Maka, estoy completamente de acuerdo contigo. La gente en China se da muchísimo a los demás. Tienen unas ganas enormes de relacionarse, ayudarte si te ven perdido, etc…Sobre todo, como dices, yo me quedé encantada por su humildad. Te dan lo que tienen, aunque eso sea poco., te invitan a sus casas, a practicar Tai Chi o a sus extraños juegos de damas, aunque sea la primera vez que te ve.
Sin embargo, no oirás ningún japonés decir que fue a China y que quedó maravillado por la amabilidad de su gente. ¿Por qué? pues porque para ellos amabilidad se traduce como lo que hablaba unos posts más arriba: servicio impecable que sigue un manual de palabras exactas; educación absoluta en el trato con el desconocido que se refleja en el modo de saludar, el modo de dar el cambio al cliente, y un largo etcétera.
Eso, precisamente, no existe en China (me refiero a la China real, la que yo llamo la "China profunda”, no las zonas turísticas o a los buenos hoteles) . Se me hace un poco difícil resumirlo por escrito pero para aclararlo un poco diría que si hablamos de AMABILIDAD en tiendas, metros y otros sitios de atención al público, Japón está en lo más alto del listón. Si hablamos de AMABILIDAD del señor de a pié, de la gente normal de la calle, que te trata así por que así es, yo me quedo con China sin dudarlo ni un momento. Es más, yo creo que no se debería usar la misma palabra es estos casos, ya que en el primer caso es el resultado de una educación, y en el segundo es lo que sale de ti.
En la entrada de Shanghai de Maka he visto confirmado todo esto. Nada más llegar al metro de Shanghai os encontrasteis con la señora de los tickets, que acabó gritando y pegando palmaditas a la mesa ;D . Esta situación tan surrealista no es un caso raro. A cualquiera que haya vivido una temporadita le sonara familiar. En Japón sería intolerable que un empleado hablara así a un cliente, y os aseguro que le pondrían de patitas en la calle en un dos por tres. Cuando yo estaba en China mis compañeros japoneses no paraban de quejarse de este tipo de cosas: camareros que te dicen que esta todo lleno porque tienen ganas de irse a casa, aunque tú ves que hay mínimo tres mesas vacías; un tendero que dice que se le ha acabado la Coca Cola porque está cansado y no tiene ganas de atenderte; un vendedor de billetes de metro que te suelta que por hoy ya se han acabado, cuando los billetes de metro son interminables, una dependienta que de repente se enfadada cuando decides no quedarte los tejanos que te estaba mostrando…Para un japonés esto es el súmmum de la mala educación y la falta de amabilidad. Para mi, es una reminiscencia de la educación que han recibido durante muchos años. Ellos mismos lo dicen: hasta ahora no hacía falta trabajar para cobrar un sueldo, y el tendero sólo tenía que estar allí sentado, vendiera o no, que ya era suficiente.
Una vez te acostumbras a esto (que es posible que solo veas si pasas una temporada inmerso en esa China profunda de la que hablaba) dejas de darle importancia porque, probablemente, el mismo hombre que no te vende la Coca Cola debe ser una persona maravillosa fuera del tenderete…
Sea como sea la amabilidad, humildad, sinceridad, y sobre todo naturalidad que se respira en la calle no la he vivido nunca en todos los años que he estado en Japón. Del mismo modo que el impecable servicio al cliente japonés no lo he visto en ningún otro lugar del mundo.
Tengo una amiga medio japonesa /medio china con la que he hablado en varias ocasiones de este tema. Recuerdo que una vez llegó a la conclusión de que Japón es como un hermoso gato siamés: educado, “elegante”, calculando sus pasos uno a uno…el gato será fiel a la casa, a su territorio, pero que coja cariño a su amo va a ser más difícil. China es como un perro fiel: puede que te ladre al principio si está en un mal día (como la señora que vendía tickets en el metro), pero te será fiel para siempre y te lo entregará todo. …Me permito hacer esta comparación porque salió de la boca de alguien por quien corre sangre de los dos países. Que conste que es sin ánimo de crítica, sino solo descriptivo!
Dicho todo esto tengo que admitir que yo también me ponía de los nervios de vez en cuando, cuando veía que nadie hacía caso de las colas (el concepto de hacer cola en China es bastante reciente) o cuando alguien me pegaban golpes con el carrito en el súper (al que yo solía llamar “campo de batalla”), pero aún así me quedo con el trato natural y humilde de China. Por lo general la persona que te está pegando golpecitos con el carrito, o la que pone su compra encima de la tuya cuando tu estás intentando pagar en la caja, ni siquiera sabe que lo que está haciendo “está mal visto” en el extranjero. Tanto es así que durante el año que precedió a las Olimpiadas de Pekín se hacían numerosos programas “para educar a la población”, incluso en televisión. Explicaban cosas como el concepto de hacer cola o que no está bien sentarte en un taxi que otra persona ha parado. Yo incluso recuerdo una amiga que, entre otras cosas, solía escupir en el suelo de mi habitación (en la moqueta!), o arrancarse pelillos de las axilas y ponerlas en fila en mi sofá. Estuve dudando bastante antes de pedirle que no lo hiciera. No quería que le sentara mal y mucho menos ser irrespetuosa con sus costumbres pero, cuando lo hice, quedé sorprendida de la humildad y el agradecimiento con que “acepto mi petición”. “Si no me lo llegas a decir hubiera seguido haciéndolo toda la vida.”-me dijo. Pondría la mano en el fuego de que un “consejo” de este tipo no sentaría nada bien si, en vez de ser china, mi amiga hubiera sido japonesa…Supongo que el concepto de orgullo también varía mucho de una cultura a otra.
A veces me sabe mal escribir cosas así, porque parece que soy muy crítica con Japón. Pero la verdad es que si lo soy es porque Japón ya forma parte de mi (por algo tengo familia japonesa^^) y de alguna manera siento que “estoy en mi derecho” (y necesidad!) de criticar ciertas cosas que no me parece bien, precisamente porque me importa. No me gusta nada oír comentarios de gente que van a visitar otros países y, sin casi conocerlos, se ponen a criticar por criticar. Una cosa es hacer la bromita, que lo hacemos todos inevitablemente, pero si algo me duele es ver la crítica irónica y despiadada. En China yo estaba rodeada de gente japonesa y, si algo me molestaba, era ese mirarlo todo por encima del hombro. No se puede pedir lo mismo a un pueblo que no ha recibido la educación que tú has recibido, y que no ha tenido las posibilidades con las que tú has contado. Quizás en por eso que, en las mimas condiciones, tiendo a ser más benevolente con China que con Japón.
Pero cómo es posible que me enrolle tanto?!!
Me ha salido un comentario casi más largo que la entrada de Singapur! jeje (^▽^*)/
Ja, ja! Si es que cuando uno se emociona…
Sobre lo que comentas tienes toda la razón, no se puede medir a todo el mundo por el mismo rasero. Pero puesto a elegir me quedo con la amabilidad espontánea que la de manual. ¡Donde va a parar!
me ha encantado la entrada de Singapur y tambien la 1ª. Saludos !!
Gracias Fan! Me alegro de que te haya gustado.
Felicidades una vez más
no sabia que en el blog de Isa habían colaboradores, y de nivel!
Felicidades a las dos, además de buenas amigas veo que también formais un gran equipo.
Enric
Gracias Enric! Aquí estamos para lo que pida Isa…aunque tengo que confesar que todavía tengo en el tintero varias entradas que me pidió sobre temas de Asia y que, por una cosa o por otra, nunca llegué a escribir 🙁
Al final mi colaboración se reduce a Singapur y al karaoke…x cierto, no hablamos el otro día de los WC de Japón y de los Love Hotel? No te los pierdas!!
Tan querido y amado nuestro pequeño país vecino