Si la viéramos a vista de pájaro, nuestra barca sería del tamaño de un píxel en medio de aquella inmensa masa de agua. Llevábamos más de dos horas surcando el lago Titicaca y no se divisaba tierra por ningún lado. Nuestro destino era la isla de Amantaní adonde nos dirigíamos en la barca comunal. Entre el pasaje había una pareja de franceses de estética hippie, dos chicas peruanas que estaban de vacaciones por la zona y dos japoneses mochileros. Los ocho habíamos preferido visitar las islas de los Uros, Amantaní y Taquile por nuestra cuenta, antes que con un tour organizado. Si algo teníamos claro, era que si íbamos a hacer turismo vivencial, preferíamos dar el dinero directamente a la familia que nos acogiera, así que la única manera de controlarlo era viajando por nuestra cuenta a Amantaní.
Fue bastante fácil acabar en esa barca. Solo tuvimos que ir al puerto de Puno a las 7.30 de la mañana y dirigirnos a la caseta que tiene pintada en letras enormes la palabra «Amantaní». No tiene pérdida, siempre y cuando no se haga caso de los cazaclientes que uno se va encontrando desde que se baja del taxi hasta que se llega a la caseta. Y así, a las ocho en punto zarpamos en dirección a la isla de Amantaní para pasar la noche allí. Antes, sin embargo, teníamos otra visita programada por el camino. Poco rato después de zarpar, la barca se fue adentrando por un laberinto de islas flotantes, las Islas de los Uros.
La totora es un junco que crece en algunas zonas del lago Titicaca. Esta planta es la materia prima que la gente de los Uros usa para construir las islas flotantes donde vive. Estas islas se construyen superponiendo capas de totora sobre el agua hasta formar bases flotantes. Estos juncos se pudren con el tiempo, así que los habitantes de los Uros deben ir añadiendo más capas periódicamente. Hicimos la primera parada en la isla Río Wily. Fue una visita muy breve, ya que hay que pagar entrada en las islas y nuestro barquero no estaba por la labor.
Apenas estuvimos unos quince minutos allí, pero nos bastó para notar con cada pisada lo poco uniforme que es el suelo que componen los millones de ramas de totora que debe haber allí. Hay que ir con cuidado de no meter la pata, literalmente, al pisar un trozo de suelo podrido y acabar con una pierna hundida en medio del lago. Los habitantes de las islas usan la totora para todo: para hacer el suelo de las islas, para las casas, para las barcas y para los innumerables souvenires que venden a los turistas.
El lago Titicaca es el lago navegable situado a mayor altitud del mundo y quizás por eso notamos unos contrastes de temperatura tan fuertes durante la travesía. Si estaba bajo el techo de la barca, tenía frío y, si salía afuera, el calor me acababa quemando. Ahora tengo frío, ahora tengo calor, así durante las cuatro horas de trayecto.
Fernando, el fotógrafo que nos acompañó durante nuestro día en el Machu Picchu, nos explicó que él ya había hecho la excursión a Amantaní y, al llegar a tierra, unos isleños lo recibieron ataviados con trajes tradicionales para honrar su visita con unos bailes típicos de Amantaní. En cambio, cuando nosotros llegamos a la isla, un señor del pueblo estaba en el muelle con un fajo de entradas en la mano para cobrarnos los 5 pesos que vale entrar en la isla.
El mismo barquero distribuyó a los pasajeros entre las familias de la isla y, como quien reparte se lleva la mejor parte, decidió que dos parejas (nosotros y los hippies franceses) pasaríamos la noche en su hogar. La casa estaba delante del puerto y, al entrar, los hijos del barquero salieron a recibirnos. El mayor, que tendría unos ocho años, nos enseñó nuestra habitación y nos dio la llave del candado para poder cerrar la puerta. La casa era sencilla. La planta baja tenía solo dos habitaciones: una era la habitación de toda la familia y la otra era la cocina. En la planta superior había dos habitaciones dobles construidas expresamente para acoger turistas. Y todas las habitaciones daban a un patio interior. Justo a la salida del patio había una letrina de reciente construcción para uso de los huéspedes.
Veníamos con el modo voluntario «on» y en aquel momento nos hubiéramos puesto a cargar rocas si nos lo hubieran pedido, pero no fue el caso. Es más, tuve la sensación de que nuestra presencia incomodaba más que otra cosa. Siguiendo las indicaciones de la Lonely Planet, llevamos a la familia aceite y arroz, que según la guía eran productos difíciles de encontrar en la isla. Lo que nosotros no esperábamos era que la familia con la que nos hospedamos regentara uno de los colmados donde se podían comprar estos mismos productos en la isla. Cuando nos dimos cuenta se nos quedó un poco cara de palurdos. La vida allí es sencilla. Nuestros anfitriones tenían un pequeño huerto en el que cultivaban algunas hortalizas y varias gallinas corriendo por el patio que suministraban los huevos. El padre, cuando no le tocaba dirigir la barca comunal a Puno, trabajaba de pescador. Mientras tanto, su esposa se encargaba del pequeño colmado y la casa.
Con aquella familia compartimos comida y cena, pero poca conversación, quizás porque era una pareja bastante tímida. Por otro lado, tengo que reconocer que casi no interactuamos con nadie de la isla, porque casi nadie se prestó para ello.
La isla está a una altitud de más de 4000 metros y los puntos más altos son las cimas de dos colinas: la Pachamama y el Pachapapa. Por la tarde, decidimos subir hasta allí porque nos dijeron que la puesta de sol es muy bonita desde ese punto. Subir a la Pachamama no fue fácil porque la subida era bastante empinada, pero sobre todo por la altitud, ya que era el punto más alto al que habíamos llegado hasta la fecha. Pasito a pasito, pausita a pausita, conseguimos llegar hasta la cima, junto con otros veinte turistas más que también iban a pasar la noche en la isla. Las vistas desde lo alto del Pachamama son espectaculares y, si no fuera porque las estadounidenses del grupo de turistas no paraban de cantar, hubiera sido un momento único.
A las ocho, era totalmente de noche y tocaba ir a dormir. La familia funcionaba con las horas de sol, y todos se iban a dormir pronto porque por la mañana se levantaban a las tres de la madrugada para trabajar. La vida allí lleva otro ritmo.
Y esta fue nuestra primera experiencia de turismo vivencial, una iniciativa de la que me declaro ferviente defensora. Creo que cuanto más dinero de los turistas vaya a parar directamente a manos de los habitantes de la isla, mejor. Sin embargo, a menudo ocurre que, aunque nuestras intenciones sean buenas, el impacto no siempre es positivo por ejemplo por la actitud de algunos turistas o porque a veces no se puede estar del todo seguro de que el reparto de beneficios en la comunidad anfitriona sea totalmente equitativo. Por eso cada vez más me pregunto si la influencia del turismo y de su dinero es mejor o peor en general. ¿Vosotros qué pensáis?
Datos de interés:
1. Taxi del hotel al puerto: 3 soles
2. Barca comunal de Puno a Amantaní con breve parada en las islas de los Uros: 30 soles. De Puno a los Uros se tarda unos 30 minutos, y de allí a Amantaní 3 horas.
3. Entrada a Amantaní: 5 soles
4. Estancia con una familia en la isla de Amantaní: 3o soles por persona, incluye pensión completa.
Pues a nivel personal, debe ser algo que te enriquece bastante… Yo nunca lo he hecho. La verdad es que no sabía que existía la posibilidad de quedarte a dormir en casa de un local allí.
El tema de si beneficia o no el turismo a los locales es algo controvertido y creo que, como todo, tiene sus puntos positivos y negativos.
Me ha gustado mucho la experiencia que nos has relatado. A mí las islas de los Uros me gustaron mucho (aunque lo viví todo de forma más turística)
Un saludo 😉
Hola Helena,
Últimamente en Perú se está promocionando el turismo viviencial en varias áreas del país. Creo que es una muy buena iniciativa ^^
¿que productos u objetos puedo llevar para realizar truque con nativos?
Una visita muy gratificante y emocionante, anda que si el suelo no era muy seguro, como para ponerte a hacer el tonto… te vas al agua en un tris 😛
Saludos!!!
Ja, ja! Pues sí, si te descuidas te vas al agua! XD
Yo soy partidara de este tipo de turismo y de hecho lo hemos practicado en alguna ocasión. Lamentablemente y aunque nos pese admitirlo el turismo termina contaminando a las comunidades que lo reciben y cada vez me estoy decepcionando más.
Pero lo defiendo, por lo menos el dinero, en principo, es repartido de una manera más justa.
Un saludo,
Hola Cool,
En esto tienes razón. Para nosotros fue nuestra primera vez y estuvo bastante bien, aunque siguo teniendo sentimientos contradictorios…
Yo lo contraté con una agencia la misma excursión. En un principio si que puede parecer que yendo directamente puedes veneficiar más a la familia, pero según lo vimos y nos explicaron, cada familia recibía a un turista o dos al mes. Es cierto que luego el dinero es repartido malamente, por eso cuando nos fuimos les compramos a la familia dos gorros que hizo la mujer a precio de oro… Nosotros si que tuvimos suerte con ellos. Eran una pareja mayor muy simpática pero a la vez también muy tímida. Tuvimos una anecdota con ellos graciosísima cuando le enseñamos en el ordenador el despegue del avión en Lima… El hombre alucinó tanto que pensé que me estaba tomando el pelo… pero creo que su sorpresa era real porque por la noche avisó a más gente de la familia para cenar todos juntos y me pidió que se lo enseñara a todos. Fue un momento muy bonito verle la cara de sorpresa a una persona tan mayor por ver el despegue de un avión.
Lo de las islas de los Uros no tiene nombre… Lo único que merece la pena son las vistas del lago con esas islas en medio… pero ya verás cuando tenga que escribir de eso como les voy a poner… Menudo circo falso tienen montado allí…
Un abrazo!!
Hola Victor,
Me acuerdo que me explicaste lo del vídeo. ¡Qué bueno! Nosotros también compramos un gorro a precio de oro…
Ese tipo de turismo también lo vi en Tailandia y la verdad es que me quedé con ganas de probarlo. Así que cuando vaya a Perú creo que lo intentaré porque la otra vez no me atreví. Yo creo que si que puede ser bueno para la comunidad.
Saludos
Hola M.C.
¿En que zonas de Tailandía se puede hacer turismo vivencial? 😀
El Titicaca es un lago mítico, te envidio por haber navegado en sus aguas a pesar de los contrastes que pasasteis! Y me gusta mucho la idea de convivir con las familias, tengo que probarlo pronto pero que hablen por favor que sino me da algo…..!! Gracias por mostrarnos esta parte del mundo! Un abrazo
Hola Fran,
Nosotros tuvimos mala suerte porque nuetra familia era muy tímida, pero como has visto la de Victor fue muy animada. 😀
Lo que hacen estos uros con unos trozos de caña, jejejeje. Nosotros cuando estuvimos contratamos una excursión para visitar las 3 islas: Uros, Amantaní y Taquile y la verdad estuvo bien, al contrario de tu familia, la nuestra era muy amable y nos sentimos como en casa a pesar de que no tenían mucha cosa. Qué suerte tener la casa a orillas del lago, nosotros teníamos que andar hasta casi la plaza central para llegar, el atardecer precioso!!! UN abrazo!!! 😉
La verdad es que a mi me parece fantástico, alojarte con las propias personas y que el dinero vaya directamente a ellos. Lo que yo me he preguntado muchas veces cuando se visitan sitios recónditos es si realmente nuestra presencia les hará más perjuicio que beneficio. Esto supongo que ocurre aquí, ocurre con los amish e incluso yo creo que ocurre cuando traemos de visita a determinados niños de determinados países pobres que luego tienen que retornar a su hogar después de conocer que es lo que hay a este lado. En fin. No lo se.
Besitos y a seguir escribiendo.
Isabel, creí que solo yo había tenido una experiencia no muy buena en Amantaní aunque creo que la mía supera un poco a la tuya, la verdad, pero no recordaba haber leído este relato tuyo y de verdad que pensé que en este viaje a Perú había atraído a la mala suerte. En fin…
un saludo.
Hola Isabel,
me está encantando tu cuento del viaje a Perú!
Y nos está ayudando para organizar el nuestro… iremos en Septiembre.
Me gustaría saber como hiciste para organizar la excrsión de turismo vivencial en las islas Amantaní, ya que yo estoy encontrando solo las «turisticas»….
Muchas gracias
Hola Licia,
Muchas gracias por tu comentario 🙂
Sobre la excursión a Amantaní, pueder ir al puerto de Puno y contratarla allí directamente como hicimos nosotros. Para más info de la excursión mírate la guía del viaje a Perú el apartado VISITAS GUIADAS POR EL LAGO TITICACA. Allí tienes todos los detalles de la excursión que hicimos: https://www.diariodeabordoblog.com/blog/guia-peru-15-dias-viaje-peru.html
Muchas Gracias!
Hola Isabel & Xavier,
Este agosto voy para el Lago Titicaca y me gustaría alojarme en la casa que comentais. No se si podríais pasarme algún dato para poder contactar con ellos. Muchas gracias! 🙂
Hola Walter,
Las casas en las que se pernocta van rotando cada día para que el turismo y los ingresos se repartan entre todos los habitantes de la isla. Cuando hagas el tour ellos mismos se encargaran de asignarte una casa en la que pasar la noche. 🙂
Muchas gracias por responder chicos! Sólo una pregunta más si no os molesta, ¿A qué os referís cuando decís el tour? Contratasteis a alguna empresa de turismo allí? Gracias! 🙂
Con el tour hacíamos referencia al barco que tomamos de Puno a Taquile (con breve parada en Uros). No contratamos ninguna empresa para hacer la excursión porque preferimos contratarlo directamente con la gente de la isla en el mismo puerto de Puno para que todo nuestro dinero fuera a ellos y no a intermediarios. 🙂
Hola Isabel,
Quiero visitar el lago en las próximas semanas y al leer tu entrada en el blog sólo me ha quedado una duda: Después de esta noche en la isla Amantaní, ¿a qué hora partisteis para Puno otra vez? A la mañana siguiente supongo pero a qué hora llegasteis a Puno?
Muchas gracias.
Gerard.
Hola Gerard,
Partimos por la mañana, pero teníamos que haber ido a Taquile, pero al final por votación de los pasajeros volvimos a Puno directamente y llegamos allí a mediodía. Pero en principio tendríamos que haber vuelto por la tarde.
Un saludo,
Muchas gracias por la respuesta Isabel.
El «tour» que hicisteis pues se parece mucho al siguiente:
Sin embargo, la diferencia de precio es notable.
En nuestra planificación de viaje teníamos pensado pasar la noche en Amantaní i a las 14h del día siguiente partir hacia Copacabana para visitar la Isla del Sol. No obstante, no podríamos hacerlo si el «tour» de Amantaní llega por la tarde, como me comentas que debería haber llegado el vuestro.
Me pregunto pues qué vale más la pena, dormir en Amantaní y correr el riesgo de no poder visitar Isla del Sol, o no hacer Amantaní e ir directamente de Puno a Copacabana. ¿Crees que podríamos tener fácilmente la misma «suerte» que vosotros e volver a Puno por el mediodía en lugar de visitar Taquile o, encontrar un medio de transporte alternativo para llegar a Puno antes de las 14h?
Mil mil gracias.
Saludos,
Gerard.
Hola Gerard,
Es que nosotros contratamos el transporte a las islas directamente en el puerto en la taquilla que pone Amantaní y el mismo barquero se encargó de distribuirnos por las casas, por eso nos salió tan barato. Aunque por experiencia, los tours siempre salen infinitamente más baratos contratarlos en destino que por web. Sobre el tema de volver a mediodía, al final salió así porque muchos nos pusimos de acuerdo pero una pareja de franceses se mosquearon porque ellos querían ir a la otra isla y se quedaron sin. La democracia a veces tiene estas cosas… Así que mejor no cuentes con ello. Si te tienes que decantar entre los Uros y la Isla del Sol no te podemos aconsejar porque no hemos estado en Bolivia… :/
Igualmente, personalmente, el tour por el Titicaca nos dejó un poco fríos.
Increíble relato, El Lago Titicaca es realmente asombroso, admirarlo desde la cima del Mirador de Taquile es increíble.