Me desperté con hambre. Buena señal. Mi estómago se estaba recuperando y mi cuerpo necesitaba nutrientes. Normal, llevaba más de 24 horas casi sin haber comido nada, excepto pan tostado. Bajamos al restaurante del hotel y conocimos por primera vez a la propietaria: Hebba Bakri. La señora Bakri vestía de manera occidental y era como un sargento. Le comentamos que no me sentía del todo bien y me hizo preparar un zumo de limón caliente con miel. Me dijo que esa mañana iba a venir un médico para otra clienta que estaba fibrilando con gastroenteritis y que si quería podía verme a mí, pero me pareció exagerado. Después de desayunar un poco bajamos a la farmacia que hay cerca del hotel para comprar otra caja de Antinal y unas pastillas que me recomendaron por si los síntomas continuaban al volver a casa.
También aprovechamos para comprar dátiles frescos para mi madre en una frutería de barrio, té de hibisco en el supermercado y pastelitos típicos árabes en una pastelería buenísima que hay cerca del hotel. Luego volvimos a dejar las compras en el hotel y fuimos a la búsqueda y captura de una oficina de correos para enviar de una vez las postales que llevábamos arrastrando desde Luxor. No sé cómo me lo monto, pero siempre acabo enviando las postales en el último momento.
A las doce ya no pude más y tuve que parar para comer algo sólido, porque tenía tanta hambre que hasta me mareaba. Comí un poco de arroz hervido y al acabar cogimos las maletas y nos fuimos al aeropuerto. Paramos un taxi de los viejos y después de negociar el precio me tuve que discutir con el conductor porque quería poner las maletas encima de la baca sin ningún tipo de sujeción. Y él me decía: «NO PROBLEM», y yo no pare de decirle: «SÍ PROBLEM», hasta que para mi satisfacción las ató con una cuerda.
Tras hacer unos rallies con el coche nos despedimos del país. Un viaje que ha sido para mí todo un antes y un después. Aunque tengo que reconocer que el primer día fue todo un shock para mí, he vuelto encantada de la gente, de los paisajes y contenta de haber ido por nuestra cuenta.
Egipto no es para nada un país inseguro y merece mucho la pena no ir organizado, por lo que vi en esas tres semanas, uno tiene más oportunidad de vivir el día a día de esta manera.
¿Que por qué ha sido un antes y un después? Porque para mí este era el primer país que visitaba que no era del primer mundo y no estaba segura de qué me iba a encontrar, pero al final he vuelto maravillada, con más de una lección de humildad y de vida aprendidas, y con ganas de ver más mundo que nunca. Quizás esté desarrollando algún tipo de patología… ¿Quién sabe?
Datos de interés:
Pastelería Mandarine Koueider, 17 Shagaret El-Dor, Zamalek Cairo. Caja de 1,5 kilos de pastas: 88,50 L.E.
Taxi de Zamalek al aeropuerto de El Cairo: 60 L.E.+ propina
Oooh ja s'ha acabat!
Quin viatge tan bonic, de veritat! Ens has descobert coses d'Egipte que ni ens imaginàvem!
Ara, a per la propera aventura 😉
Per cert, encara recordo lo bons que estaven els pastissets 😛
Je, je! Per sort el proper serà aviat! 😛
Doncs sí que estaven bons els pastissets i jo que no els vaig poder provar fins dies després per culpa de la panxa. Ho vaig passar molt malament veient com es posava la gent i jo no poder provar-los! (T-T) Per sort la tortura només va durar uns dies.
Excel.lent crònica, Isabel, d'un viatge inoblidable per a tu però en el que molts hem viatjat plegats, ni que sigui en la distància, però gràcies a les teves paraules. Personalment t'ho agraeixo, perquè el que expliques obres vies als qui poguem anar a Egipte darrere teu. Un veritable plaer. A banda que diu molt de qui i com ets el fet que diguis que l'experiència ha estat una lliçó d'humilitat. Sí, en el fons, i per molt que ens queixem, els qui vivim en el (mal?) anomenat primer món, som uns privilegiats.
Enhorabona i gràcies!
Jaume
Moltes gràcies Jaume! Ja saps (i si no ho sabies ja t'ho dic ara) que les teves paraules sempre m'arriben al cor. De veritat que ha estat un plaer compartir amb tots vosaltres aquesta experiència i ja tinc ganes de compartir amb vosaltres la propera!
Per cert, demà dinaret de cap d'any! 😀
Oooooohhhhh!!!!!Me desconecto del blog unos cuantos días y, cuando vuelvo, Egipto ya se ha acabado 🙁
Menos mal que no queda nada para el próximo^^
Entiendo muy bien lo que dices de la "lección de humildad". A mi me pasó viviendo en China (hay que recordar que la China turística no es la misma que la que te encuentras en el día a día). Creo que fue una de las épocas que más me han marcado y durante la que más cosas aprendí. No estaría mal recibir una lección de humildad periodícamente y así no olvidar lo aprendido al volver a nuestra rutina diaria!
Bueno, espero que la próxima entrega de viajes no se haga esperar mucho, eh?!tanoshimi ni shite imasu yo !
Hola Mo!
Pues esta vez me he dado prisa en escribir el diario (no como con el de Japón). Quería tenerlo terminado antes de irme a Nueva York.
Sobre la lección de humildad es verdad. A veces aquí tomamos por garantizadas las cosas más básicas y no todo el mundo tiene nuestra suerte.
Mo, ojala hicieras un diario o un libro de tus experiencias en China. Cuando me las explicaste aluciné mucho y sería una pena que eso se perdiera. Si quieres te presto espacio en mi blog encantada. 😀
… y eso que solo te expliqué algunas cositas.
Pensé hacerlo desde que llegué a Shanghai, y de hecho estuve tomando notas durante toda mi estancia. Tardé medio año en pasarlas a limpio en el ordenador y a los pocos días de hacerlo me entró un virus y me quedé sin nada!! Como era de esperar, acababa de tirar las notitas hacía solo unos días 🙁
De todas maneras lo tengo todo grabadísimo. No creo que me dejara muchas cosas si escribiera ahora, y de hecho ya lo habría hecho si no fuera por mi nueva amiga "la hernia" 😀
Sea como sea gracias por la proposición!! Lo tengo pendiente.
Por dios Mo! Tienes que escribirlo aunque sea en una libreta!!! (que a estas los virus no las afectan!). No se pueden perder tus vivencias en China. 😀