Cuando sonó el despertador, noté que un cosquilleo de emoción me rondaba por la barriga. No, ese día no íbamos a ver el Machu Picchu, pero sí íbamos a emprender el camino hacia esa maravilla del mundo. Dejamos las maletas en el hotel de Cuzco y nos fuimos a buscar el taxi compartido que iba hacia Ollantaytambo, «Ollanta» para los amigos.
Fue fácil encontrar la parada de taxis, en la calle Pavitos. Además, afortunadamente la furgoneta se llenó en seguida y una hora y media más tarde llegamos a la plaza mayor de Ollanta. Al salir de la furgoneta y contemplar el paisaje que rodeaba el pueblo, me dejó anonadada el tamaño de aquellas enormes montañas. Parecían no tener fin y te hacían sentir muy pequeña.
Ollantaytambo es uno de los puntos donde sale el tren para ir hasta Aguas Calientes, el pueblo a los pies de Machu Picchu, ya que en temporada de lluvias el tren no sale de Cuzco, solo desde Ollanta. Como Machu Picchu es el principal atractivo del Valle Sagrado, mucha gente pasa de largo de Ollantaytambo, pero esta antigua población inca fue una de las más importantes del imperio y tuvo un papel clave en la resistencia frente a la conquista española. Por este motivo y por su privilegiada situación geográfica, sus ruinas son una visita más que interesante.
Esta fortaleza tiene un héroe trágico unido a su historia: Manco Inca. Este valiente heredero de la estirpe de gobernantes incas, fue el líder de la rebelión contra los españoles y capitaneó la reconquista de las tierras del imperio de sus antepasados. Durante un tiempo, llegó a controlar Cuzco de nuevo y sus aliados estuvieron a punto de retomar Lima. Sin embargo, los refuerzos españoles venidos de Guatemala y algunas traiciones entre los suyos lo forzaron a retirarse a Ollantaytambo, después de su derrota en Sacsayhuamán. Hernando Pizarro trató de conquistar la fortaleza con su caballería para poner fin a la rebelión, que ya duraba varios años. El conquistador español sufrió varias derrotas humillantes frente a Manco Inca y los suyos, que usaron tácticas muy inteligentes para rechazar al invasor.
El líder inca era consciente que allí se lo jugaba todo, porque Ollantaytambo era un punto estratégico en el Valle Sagrado del río Urubamba. Allí confluían varios caminos que suministraban las riquezas al reino inca y, además, la fortaleza de Ollantaytambo controlaba el paso que conducía a Machu Picchu. Finalmente, Pizarro volvió con aún más caballería y Manco Inca se vio obligado a huir, pero se dice que antes de su retirada, hizo eliminar varios caminos y puentes que conducían hasta otras poblaciones incas, como Machu Picchu y tal vez fue gracias a él que la ciudad inca hoy mundialmente famosa permaneció perdida y, por tanto, a salvo de la mano avariciosa de los soldados españoles.
Este es el emocionante marco histórico que rodea las ruinas de la Ollantaytambo actual, pero no es el único de sus atractivos. La arquitectura y el paisaje que la rodean también son sobrecogedores. La zona de las ruinas se puede visitar con el boleto turístico. Nosotros llegamos allí a las doce de la mañana y resultó ser la hora ideal, porque los grupos organizados las suelen visitar a primera hora de la mañana o a primera hora de la tarde. Nada más entrar en el recinto, varios guías nos ofrecieron sus servicios. Al principio fuimos reticentes, pero al final pensamos que valdría la pena conocer el lugar más a fondo. La visita guiada de dos horas nos costó 60 soles y fue realmente interesante. Dani, nuestro guía, nos explicó curiosidades de la fortaleza, algunas de ellas muy sorprendentes, y nos explicó la historia de su conquista.
En época de Manco Inca, como en la actualidad, Ollantaytambo estaba dividida en dos partes: el pueblo donde vivía la gente, que aún conserva el mismo trazado de calles de la época, y la fortaleza, que es la zona arqueológica de hoy en día, donde transcurría la vida religiosa, política y militar. Al llegar, la vista se dirige sin quererlo a las empinadas terrazas de cultivo, que se encaraman colina arriba y son más trabajadas cuanto más se acercan a la cima, donde estaban las residencias nobles y el templo del sol.
Los incas creían que las montañas tenían espíritu, los Apus, y por eso adaptaban sus construcciones a la montaña respetando el equilibrio natural. Buena parte de los cimientos de los edificios se han conservado y pueden observarse las típicas ventanas y marcos de las puertas de forma trapezoidal para soportar mejor los terremotos, como ya vimos en Pisac o en Qorikancha. En el punto más alto de las ruinas se alzan los restos impresionantes del templo del sol, que te dejan sin aliento con sus bloques ciclópeos de roca maciza tallados y encajados con precisión milimétrica por los artesanos incas de hace seiscientos años. Desde este punto es posible contemplar los tres valles que confluyen a los pies de la colina. Al otro lado del río Vilcanota, se alzan las montañas donde se tallaron los bloques de piedra y se transportaron sobre rodillos hasta Ollantaytambo. Al otro lado, en la ladera de la montaña que queda en frente de los bancales, puede observarse el gran rostro del dios Viracocha, soportando a sus espaldas el mundo inca. No está claro si lo tallaron los incas o si el rostro ya estaba allí antes, pero en todo caso es un elemento sorprendente del entorno, que le da un aire mágico a las ruinas. Sobre esta imagen de Viracocha, se alzan varios almacenes incas, estratégicamente situados en las alturas para que el aire fresco de las montañas mantuvieran en buen estado los alimentos que se guardaban.
Otro elemento fascinante de la zona arqueológica de Ollantaytambo y que me dejó perpleja fue el baño de la ñusta. En estos baños, la esposa del inca se bañaba para purificarse y, sorprendentemente, si pasas el dedo por el borde del canal de piedra por donde cae el agua, el flujo de agua se corta. ¡Alucinante! No sé si la forma en que está tallada la piedra tiene algo que ver, pero el guía nos hizo una demostración en vivo y en directo ante nuestra atónita mirada.
Tras la visita fuimos al pueblo a comer a un restaurante que Dani, nuestro guía, nos había recomendado. Al entrar, vimos que los únicos comensales eran la familia que lo regentaba, que estaba comiendo en ese momento. Nos supo un poco mal interrumpirlos durante su comida, pero supongo que los clientes en esa época del año no abundan, así que nos acomodaron rápidamente. Pedimos carne de alpaca a la plancha y salteada. Tras la comilona, salimos a dar una vuelta por el pueblo mientras hacíamos tiempo hasta que saliera el tren para Aguas Calientes.
Dicen que la planta de los pueblos incas más importantes adopta una forma divina determinada. Por ejemplo, Cuzco se supone que tiene forma de puma, cuya cabeza era Sacsayhuamán. Obviamente, Ollantaytambo no iba a ser menos y el pueblo tiene forma de mazorca de maíz. Yo traté de echarle imaginación, pero no hubo manera de verla. Parece que la mazorca se ha desdibujado un poco debido a las nuevas construcciones del pueblo, y ahora solo se adivina ligeramente…
Tenga forma de mazorca o no, el pueblo aún conserva la estructura básica de la época inca, que puede apreciarse en los muros exteriores del pueblo y en las paredes que se han aprovechado para soportar algunas casas de la actualidad. Paseando por el pueblo se respira una gran calma, que te hace transportarte a un estado zen (o de digestión). Quizás el ruido del agua corriendo por los canales ayudaba a alcanzar dicho estado, parecido al que sentí en otro viaje a un país lejano, paseando por Magome, en la ruta del Nakasendo.
A las siete de la tarde partía el tren desde la estación de Ollantaytambo, pero cuando llegamos allí media hora antes, las puertas de la estación estaban cerradas a cal y canto y decenas de personas estaban esperando sentadas en el bordillo de la calle. La estación de Ollanta es pequeña para el número de pasajeros que recibe, así que solo abren las puertas cuando el tren de turno esta preparado para que los viajeros embarquen. Está todo muy bien organizado y el personal te indica el vagón al que tienes que subir. Nosotros fuimos con Perurail, que pertenece a la Orient Express, en la categoría expedition, la más barata, pero aun así el servicio es excelente. El vagón tenía unos grandes ventanales en el techo para poder contemplar mejor el paisaje y aquellas montañas enormes que nos rodeaban, aunque anocheció al poco de empezar el viaje. Durante el trayecto nos sirvieron un aperitivo y, en el tiempo previsto, noventa minutos más tarde, llegamos a nuestro destino: Aguas Calientes.
Este pueblo está a los pies de la montaña donde se alza el Machu Picchu, y desde allí parten los autobuses para subir a la zona arqueológica. Si se quiere estar allí a primera hora, es necesario pasar la noche en Aguas Calientes. En la estación nos estaba esperando un empleado del hotel que habíamos reservado para acompañarnos hasta allí. No recuerdo mucho de Aguas Calientes, ya que era de noche y recorrimos las calles deprisa para llegar al hotel y ponernos a dormir cuanto antes. Solo recuerdo un montón de callejuelas estrechas y oscuras y, de vez cuando, destellos de neones y luces de hoteles y restaurantes, que de cierto modo me recordaron a la sobreexplotación turística de la riviera maya. Aunque mi apreciación posiblemente sea errónea.
Por cierto, nos alojamos en el hotel Rupa Wasi Logde, un precioso hotel todo de madera, muy cuco él, del cual solo pudimos disfrutar unas horas, ya que al día siguiente llegaba el momento álgido del viaje. Nos íbamos a levantar a las 4.30 de la mañana para ser de los primeros en entrar al Machu Picchu.
Datos de interés:
1. Taxi compartido de Cuzco a Ollantaytambo: 10 soles. El taxi sale de la calle Pavitos y tarda una hora y media en llegar. El último sale sobre las ocho de la tarde.
2. Boleto turístico. En una entrada nominal que se puede usar durante diez días seguidos y con ella se puede visitar las zonas arqueológicas de Sacsayhuaman, Qenqo, Pucapucara, Tambomachay, Pisaq, Ollantaytambo, los bancales de Moray, Chinchero y algunos museos de Cuzco. Cuesta 130 soles y se puede comprar en las taquillas de dichos monumentos.
3. Visita guiada de dos horas por las ruinas de Ollantaytambo: 60 soles. Se pueden contratar los guías en la puerta del recinto arqueológico.
4. Restaurante Kero’s inka. Calle del medio. Menú turistíco: 18 soles.
5. Heart’s cafe. Preparan menús para llevar (sándwich, empanada, muffin, manzana y zumo) por 20 soles.
6. Tren de Ollantaytambo a Cuzco con Peru Rail: 33 dólares americanos.
7. Rupa Wasi Lodge. Habitación doble con desayuno: 69$
Ollantaytambo fue uno de los pueblecitos del Valle Sagrado que más me gustó. El recinto arqueológico es una maravilla, pero como soy tan simple lo que me dejó alucinada fue lo de la fuente… hice un video y todo porque nos quedamos todo muertos. Seguro que la explicación es más sencilla de lo que parece 😉
Hola Cool,
A mi también me gustó mucho y de los que más. Lo de la fuente es alucinante! 😀
No he podido visitar Perú todavía, pero después de tu relato, me reservaré tiempo para visitar Ollantaytambo 😉
Ojalá algún día pueda visitar Perú. Con tus post dan unas ganas enormes.
Abrazos.
Pues para ser un lugar de paso y que mucha gente se pasa fuera de la estación de lluvias, Ollantaytambo está pero que muy interesante.
Que curioso lo de la baño de la ñusta 😀
Deseando ver la próxima entrada!!
Saludotes!!
Què fort, els inques van inventar l’aixeta!! Tot plegat és impressionant!
Per cert, m’ha agradat la referència al Nakasendo, jo també vaig tenir una sensació semblant escoltant el soroll del riu.
Ja,ja,ja! No ho havia pensat lo de l’aixeta, però tens tota la raó! 😀
Lo de la fuente es alucinante! A ver si es que el guía estaba pisando con el pie mientras un botón para cortar el agua jajaja!
Esperando el relato de Machu Pichu… 😀
Je, je! ¿Te imaginas que el guia estuviera con el pie controlando el agua? XD
No conocía esta zona arqueológica, pero me lo apunto porque tengo unas ganas enormes de poder ir al Machu Pichu. Y lo de la fuente tiene que ser increible!!!
Un abrazo
Tengo unas ganas locas de conocer Perú, pero con relatos como este, todavía me entran más. Este es uno de esos lugares que creo que visitaría casi con total seguridad. A ver si puedo ir a pronto.
Lo de la fuente me ha dejado anonadada. Como dicen en otro comentario, esta gente fueron los inventores de la «aixeta» jajaja Que bueno!
Por cierto, me encanta la primera foto de la carretera y las montañas al fondo.
Una abraçada!
Hola Carol,
Las carreteras allà son una pasada porque no sabes para donde mirar de lo bonito que es el paisaje. Tienes que ir a Perú, te lo recomiendo 100%. ^__^
El pueblo de Ollantaytambo si que me hubiera gustado conocerlo. Nosotros fuimos con tour por Pisac y Ollanta y cuando llegamos allí solo nos dio tiempo a ver las ruinas y rápidamente bajarnos hacia la estación de tren para coger camino a aguas calientes. No sabes cuanto me jodió!! pero el tiempo es el tiempo…
Lo del rostro de Viracocha también lo vimos, pero además había en la roca, en esa misma montaña, un perfil de un Inca que coincidía por donde pasaba el sol. Tengo alguna foto de el y la verdad que si que se parece a un Inca… aunque dudo mucho que se subieran allí para tallarlo.
De aguas calientes tampoco te perdiste mucho… nosotros estuvimos paseando por allí y no hay gran cosa. Restaurantes, restaurantes, hoteles, restaurantes y restaurantes…
Un abrazo!!
Hola Victor,
Es lo malo de la visita guiada. Nosotros quisimos hacer con calma Pisac y Ollantaytambo así que preferimos hacerlo por nuestra cuenta, aunque si se dispone de poco tiempo el tour es ideal. 🙂
Parabéns pelas informações úteis e precisas. Obrigado.
hola buenos dias, quisiera saber , como contactar con los guis turisticos???? para recorrer el valle sagrado.. gracias!
Hola Eliana,
En la misma puerta encontrarás guías oficiales que ofrecen sus servicios. 🙂
Un saludo,
Compraron los pasajes en tren de Ollantaytambo a Aguas Calientes en la misma estación de Ollantaytambo o ya los habían comprado con anticipación? Voy a Cuzco en enero y estoy viendo por internet los pasajes a 70 dólares.
Hola Miki,
Los billetes de tren los compramos por internet en la web de Perú Rail. Sí, los pasajes si se es extranjero son un poco caros :/
Un saludo,
Hola.Quisiera saber si existe un boleto unico para la entrada a ollantaytambo (Solo para estas ruinas) y de ser asi donde comprarlo.
Gracias.
Hola Pablo,
Creo que no hay entrada única para estas ruinas. Tienes que comprar el boleto turístico que te da opción a ver también Pisac y las ruinas cercanas a Cuzco.
Hola! gracias por todos los consejos! pregunta: que hacen con el equipaje en Ollantaytambo? mientras dan la vuelta? hay dónde dejarlo o lo llevan consigo todo el tiempo ?
Hola Tatiana,
El equipaje lo dejamos en el hotel de Cuzco, ya que después de visitar Ollantaytambo y Machu Pichu pasamos una noche nuevamente en Cuzco antes de partir para Puno.
Perfecto! Muchas gracias
Hola! Gracias por sus relatos.
Viajo en 15 días a Perú y me serviría para organizar mis excursiones un dato más: cuánto tiempo lleva aproximadamente el recorrido de Ollantaytambo? Desde ya, muchas gracias!
Hola Alejandra,
La visita guiada duró una hora y media. Aunque le dedicaría un par de horas más para visitar también el pueblo.
Un saludo,