Seguimos con los relatos del viaje a Argentina. En este artículo dejamos la Patagonia para ir a la cálida región de Salta para visitar la Quebrada de Humahuaca.
Tras una breve escala en Buenos Aires, nuestro vuelo aterrizó en el pequeño aeropuerto de Salta. Nos esperaban cinco días para descubrir todas la maravillas de esta región que decidimos visitar en dos partes: la primera recorreríamos en coche la provincia de Jujuy en dos días y la segunda parte pondríamos base en la preciosa ciudad de Salta para hacer varias excursiones durante tres días.
En el mismo aeropuerto teníamos reservado un coche pequeño con Avis_Spain y sin mucha dilación pusimos rumbo a la Quebrada de Humahuaca. Para llegar allí se puede ir por la carretera 9, que es una carretera escénica pero llena de curvas o se puede ir por la carretera 34 vía General Guelmes. Desde el aeropuerto de Salta tardamos casi cuatro horas en llegar porque la carretera estaba en obras.
Los paisajes de la Quebrada son excepcionales, áridos, con montañas de colores rojizos y terrosos salpicados con unos cactus que triplican la altura humana. La Quebrada de Humahuaha transcurre por la carretera entre los pueblos de Volcán a Tres Cruces, a una hora de la frontera con Bolivia.
Para visitar la Quebrada de Humahuaca lo mejor es poner base en Tilcara, una bonita y pequeña población colonial con diversos rincones con encanto. Nos alojamos en el hotel Hostal Antigua Tilcara, un hotel cercano a la plaza del pueblo que nos gustó mucho. A diferencia de la Patagonia, donde teníamos que llevar los abrigos de invierno, en la Quebrada hacía tanto calor que teníamos que ir en manga corta.
Dimos un paseo por Tilcara, disfrutando del ambiente, y entramos a comer en el restaurante Kusikanki, un local que nos recomendaron en el hotel por tener platos de la zona y vegetarianos. Me tomé una milanesa de llama que estaba superbuena. El ambiente es mucho más relajado y más tranquilo, no hay tantos turistas como en El Calafate o Ushuaia, y los precios también son mucho más baratos.
Cuando el sol dejó de apretar, subimos hasta el Pucará, la zona arqueológica de Tilcara. Hay que recordar llevar gorro y agua porque hay muy pocas zonas de sombra en el recinto. En la base de la colina hay una sala donde puede verse un vídeo explicativo. Luego hay que subir la cuesta. Aquí se alzaba un poblado de la tribu Tilcara, un pueblo prehispánico, y desde el punto más alto se domina todo el valle. Las vistas son espectaculares.
Junto al mirador hay una especie de pirámide. Se trata de un monumento en honor a los arqueólogos que estudiaron estas ruinas a principios del siglo XX. Es algo polémico, porque su construcción dañó las ruinas que había debajo. También son polémicas las reconstrucciones de los edificios que realizaron los arqueólogos, pero permiten hacerse una idea de cómo debió ser el asentamiento antes de la llegada de los españoles. Las ruinas de pucará forman un laberinto de casas, patios y callejuelas que se van amontonando desde la base del cerro hasta la cima. Se dividen en tres barrios e incluyen viviendas, corrales y un espacio de culto al sol y la luna. Desde la cima fuimos bajando poco a poco recorriendo el laberinto de ruinas y pasamos entre cactus enormes y altísimos.
Más tarde, decidimos dar visitar diversos pueblos de la zona de la Quebrada. Pusimos rumbo a Uquía, que es famoso por que en el ábside de su iglesia pueden verse unos querubines armados con metralletas. Por desgracia, no los pudimos ver porque la iglesia estaba cerrada. Después de deambular un rato por el pueblo, volvimos al coche para seguir conduciendo por la Quebrada. El lugar es tan bonito que el simple hecho de conducir por allí vale la pena.
Cuando empezó a caer la noche regresamos a Tilcara y vimos que había mucha animación en las calles, con gente tomando algo o paseando. Aprovechamos para entrar en alguno de los comercios con productos típicos de la zona. No podía ser que tras llevar nueve días en el país aún no hubiéramos comido sus típicos alfajores, así que compramos unos cuantos en el mercado de Tilcara y entramos en el centro de artesanía local para comprar unos calcetines de lana de llama. ¡Ya nunca volveré a tener frío en los pies!
Como el restaurante en el que habíamos comido nos había gustado tanto decidimos volver para cenar. Esta vez estaba lleno y había mucha animación. Para cenar tomamos el menú de verdura salteada con quinoa y limonada casera.
Éramos conscientes que ese día no habíamos podido ver todo lo que queríamos, ya que las pocas horas de sueño que habíamos tenido pesaban demasiado. Así que regresamos pronto al hotel para reponer fuerzas y acabar de explorar la Quebrada de Humahuaca. Al día siguiente visitaríamos las Salinas Grandes y el cerro de siete colores.
Datos de interés
Hostal Antigua Tilcara: habitación doble con baño: 62€
Coche de alquiler con @Avis_Spain: 1900 pesos.
Realmente un artículo bueno y completo, lleno de ideas e inspiraciones!
Vamos para alla en agosto !
Mil gracias por los datos .Esquiaremos semana en Villa la Angostura y luego una semanita en Salta y Jujuy 😘😘😘
Hola Mariela,
Nosotros fuimos en verano así que en invierno tiene que ser un paisaje totalmente diferente 😀
Qué vaya muy bien el viaje.
Un saludo,