Antes de emprender nuestro largo viaje por carretera hasta a Botsuana, pasamos un día descubriendo Soweto y Johannesburgo en una excursión de un día.
Súdafrica tiene el sobrenombre de Rainbow Nation, la nación arcoíris, porque allí convive mucha gente de razas y culturas distintas, y hoy en día ya no es solo negra y blanca. Esto es lo primero que me sorprendió de este país. Aunque la mayoría de habitantes son de raza negra, hay muchos sudafricanos de origen indio, asiático, australiano y, lógicamente, también de origen holandés y británico. Al ver el estadio del Mundial de Fútbol del 2010, nuestro dicharachero guía, Emmanuelle, nos contó que los colores del estadio representan los colores unidos de los diferentes tonos de piel de las razas del mundo. Otro dato curioso que nos contó el guía: el 90% de los árboles de la zona no son originarios de Sudáfrica, ya que muchos los plantaron extranjeros.
Sin embargo, la convivencia entre razas no fue nada fácil para este país, sobre todo por el pasado colonial y la segregación racial con el Apartheid como máximo exponente. Por eso, y porque creo que está bien enterarse de la vida real de los lugares que uno visita y no solo verlos, sino entenderlos (aunque solo sea un poco), en Sudáfrica hay que ir a Soweto. Este conjunto de antiguos municipios, que actualmente forman parte del área metropolitana de Johannesburgo, rebosa de historia, concretamente sobre la lucha por la libertad.
Soweto tiene una extensión enorme y entre uno y dos millones de habitantes. Aunque el nombre parece africano, es una abreviación de «South-Western Townships», ya que está al suroeste de Johannesburgo. Estos municipios se formaron a principios del s. XX para albergar a los obreros negros de todos los rincones de Sudáfrica que acudieron allí para trabajar en las minas de oro. Al principio, solo podían vivir allí los hombres, que se vieron obligados a dejar a sus familias en sus poblaciones de origen. Más tarde, cuando en 1948 se hizo oficial la segregación racial, todos los negros de Johannesburgo, y también los mestizos e indios, fueron obligados a vivir en Soweto, a 20 km de distancia de la ciudad. Y sin un pasaporte especial no podían siquiera visitarla.
Hoy en día, Soweto sufre una gran tasa de desempleo, ya que las minas cerraron hace tiempo. Además, está superpoblada, tiene mala infraestructura y viviendas inadecuadas, pero aun así, hay barrios de todo. En el primero por el que pasamos vive gente adinerada y se ve claramente porque predominan las casas grandes con jardín y garaje. No obstante, la mayoría son barrios de gente humilde y también hay muchas chabolas. En algunos lugares aún quedan los «hostels» o casas largas donde antaño se apiñaban los mineros y que hoy el gobierno ha cedido a las personas sin hogar.
Al llegar al barrio de Orlando West, nos sorprendió ver dos enormes chimeneas pintadas con grandes murales. Pertenecen a una planta de energía eléctrica que ya no funciona, pero que en el pasado no se usaba para abastecer las viviendas de Soweto, sino únicamente las de la minoría blanca de Johannesburgo (!). Hoy en día se puede hacer puenting entre las dos chimeneas y se han convertido en un referente del lugar. También fue en Orlando West donde vivió durante mucho tiempo el mítico líder de la lucha contra el Apartheid: Nelson Mandela.
En su juventud, el famoso Nobel de la Paz se trasladó a Soweto desde su pueblo natal y el primer empleo que tuvo fue de guardia en una mina de oro. Nuestro guía nos llevó a ver primero la casa donde vivió su esposa Winnie Mandela durante los veintisiete años de prisión de su marido y luego nos acompañó a la casa donde vivió Nelson Mandela con su primera mujer. En la actualidad, la casa está restaurada y se ha convertido en un pequeño museo lleno de detalles sobre la vida de Mandela. Es una casa muy pequeña con un minúsculo jardín delantero y el precio de la entrada incluye una breve visita guiada.
Nuestro guía no paraba de comentarnos datos interesantes, como por ejemplo, que curiosamente en la misma calle de la antigua residencia de Mandela, también vive hoy otro famoso Premio Nobel de la Paz: Desmond Tutu. Incluso nos señaló qué casa era.
Unas calles antes, en el cruce entre Moema y Vilakazi, Emmanuelle nos había comentado que se había hecho tristemente famoso porque en el 1976 la policía mató allí a un niño de trece años: Hector Pieterson. Y después de visitar la casa de Nelson Mandela, fuimos al Memorial Hector Pieterson y en el museo anexo descubrimos los acontecimientos que rodearon aquel asesinato, que fueron muy importantes para la historia de Sudáfrica. Si os interesa, a continuación tenéis un breve resumen de lo que aprendimos:
Durante el Apartheid, y cuando Mandela ya llevaba varios años condenado en prisión, el antiguo gobierno dominado por la minoría blanca decretó que en todas las escuelas debía enseñarse el afrikáans, es decir, el idioma de los blancos descendientes de los colonizadores holandeses, en detrimento del idioma del lugar. Este hecho sentó muy mal a los estudiantes de las escuelas para negros, no solo porque planteaba dificultades de aprendizaje, dado que también tenían que aprender inglés, sino también porque suponía una imposición más de la minoría gobernante. Y ya habían sufrido muchas. Decididos a cambiarlo, los estudiantes de las escuelas de Soweto se organizaron para hacer una marcha pacífica hasta el cercano estadio Orlando y allí debatir una propuesta al gobierno para echar atrás el afrikáans de las aulas. El camino al estadio, no obstante, pasaba por la comisaría de policía y, aunque la manifestación era pacífica, los policías se pusieron muy nerviosos al verse acercar a miles de jóvenes con pancartas y cantando consignas. No está claro quién empezó, pero el hecho es que la policía lanzó gas lacrimógeno primero y luego empezó a disparar contra los manifestantes. Una de las balas mató a Hector Pieterson, un niño de trece años, y al día siguiente, la foto de su cadáver dio la vuelta al mundo. La rabia que generó la reacción desmesurada de la policía desembocó en más violencia y el altercado acabó con más de 400 jóvenes muertos. Desde aquel 16 de junio, el nombre de ese muchacho ha permanecido como símbolo de la brutalidad del gobierno del Apartheid.
Otros lugares por donde pasamos fueron el hospital Chris Hani Baragwanath, que durante un tiempo fue el hospital más grande de África, o la iglesia Regina Mundi, donde los luchadores contra el Apartheid se reunían en secreto, ya que los negros tenían prohibido reunirse en grupos numerosos.
También pudimos ver el monumento del Freedom Charter o Carta de Libertad en el municipio de Kliptown. Conmemora una declaración que se hizo en 1955 en una gran reunión convocada por el ANC (el partido de Mandela) y que incluía diez principios básicos basados en los derechos humanos. Obviamente, el gobierno de la época hizo caso omiso de esta declaración.
El guía nos llevó por otros rincones de Soweto y nos contó muchas historias interesantes sobre este lugar. En realidad, mucha gente ya conoce una pequeña parte de Soweto, porque hace años se filmó allí una película de ciencia-ficción de bastante éxito: District 9. Si habéis visto la película, ya sabréis que es bastante metafórica. Otra película ambientada en Soweto es Una árida estación blanca, con Donald Sutherland, Susan Sarandon y Marlon Brando.
Después de Soweto fuimos a Johannesburgo, que la gente del lugar llama «Joburg» para abreviar. Es la ciudad con más habitantes del país (casi cuatro millones de habitantes) y la fundaron dos holandeses que se llamaban Johannes durante la apertura de las primeras minas de oro.
Cuando se celebraron las primeras elecciones en las que podían votar todos los habitantes de Sudáfrica, y no solo los blancos, el partido ganador fue el ANC y Mandela, que ya había salido de la prisión, se vio presionado para ocupar el cargo de presidente. Muchos blancos que no soportaron perder sus privilegios ni vivir en un país sin segregación racial se marcharon del país y de Johannesburgo. Y sus hogares, que básicamente abandonaron, fueron ocupados rápidamente por gente de raza negra que hasta entonces había tenido prohibido entrar en la ciudad. Estos barrios de pisos ocupados fueron un pelín peligrosos durante años. Según nuestro guía, que vivió allí varios años, no había semana en la que no viera un cadáver en la calle (!). No obstante, en la actualidad ya no es así y, al parecer, se debe en parte al Mundial de Fútbol. Por lo que nos contó Emmanuelle, para el mundial se reclutó a unos mil agentes de policía más, y al terminar la competición se quedaron allí, lo que hizo disminuir muchísimo el crimen.
Con todo, Johannesburgo no nos gustó porque no tiene centro, no tiene plazas ni avenidas por los que pasear tranquilamente (o por lo menos nosotros no los vimos en esta visita guiada en coche). En esta ciudad la mayoría de la gente se mueve en coche, de su casa al trabajo, de su casa al centro comercial, y de vuelta a su casa. Pasamos por delante de la mansión donde actualmente reside Nelson Mandela, visitamos un centro comercial donde le han hecho una estatua enorme, vimos una panorámica desde una colina y finalmente volvimos al bed & breakfast.
Para concluir, fue una visita muy interesante y recomendable. En realidad, no se me ocurre mejor forma de conocer Soweto y Johannesburgo, así que os lo recomiendo cien por cien.
Datos de interés:
Podéis contratar la excursión Johannesburgo y Soweto en la web de Viator. Además, también tienen otras excursiones en y desde Johannesburgo que podéis consultar en Viator.com.
No sabeis lo bien que nos viene este viajazo!!!
Lo tenemos en el numero uno de la lista para Octubre 2014.
Por ahora seguimos leyendo vuestra aventura.
Un abrazo
Javier y Deborah
Hola nois! pedazo de post! m’ha encantat, molt ben escrit i amb moltíssima info. La veritat que els dos esteu fets uns escriptors! 😉
Esperant ansiosa els següents posts d’aquest super viatge, que pel que m’han explicat i ensenyat els meus pares, que van estar per Namíbia i Botswana fa una setmaneta i pico, ha de ser espectacular, d’aquests d’emocionar-se en més d’una ocasió.
Una gran abraçada i us segueixo llegint!
Què interessant!! M’heu fet pensar en l’escriptora sudafricana Nadine Gordimer (premi Nobel de literatura i membre de l’ANC). En un dels seus contes narra la paranoia d’una família blanca que blinda la seva casa per por que els entri algú (tenen por de la població negra durant l’Apartheid).
Per cert, a Barcelona també es poden veure les «jacarandes» florides durant el mes de juny, llàstima que n’hi hagi poquetes!
Un viaje chulisimo! Me encantaria poder hacerlo.
Tal como citas en lo relativo al estadio, todos estos lugares me resultan muy familiares y todo es por culpa de ese glorioso mundial que ganamos en Sudáfrica, sin duda habrá que hacer una parada por allí cuando vayamos por el sur de África, aunque más arriba está lo que realmente me interesa de esta zona del continente y estoy deseando que nos contéis todo con pelos y señales 😀
Interesante visitala de Soweto. Esperando con ganas que empezéis los relatos de Botsuana… 😉
Saludos!