San Petersburgo es una ciudad ideal para pasear. No me malinterpretéis, es una ciudad grande, pero el centro histórico es bastante asequible para recorrerlo andando y, sobre todo, para disfrutar de la belleza oculta de la ciudad. Aun así, empezamos por uno de los highlights que teníamos pendientes de la ciudad: la catedral de San Isaac.
Situada en el barrio de Mariinsky, esta catedral fue dedicada a San Isaac porque su festividad se celebraba el día en el que nació Pedro el Grande. Destaca la grandiosidad del edificio neoclásico y una igualmente grandiosa cúpula dorada. Es uno de los edificios con cúpula más grande del mundo mundial. A pesar de ser una catedral, de momento se considera un museo, al igual que la iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada. Y como en todos los museos de San Petersburgo, también hay que pagar para entrar. Exactamente 250 rublos por entrar al museo y 150 rublos por subir hasta lo alto de la cúpula. Nosotros optamos por la segunda opción, porque nos dijeron que la vista desde arriba era simplemente espectacular. Bueno, pues siento deciros que yo no lo vi tan espectacular, pero sí es verdad que te da la oportunidad de ver San Petersburgo desde un punto de vista muy diferente.
Siguiendo por el río Moyka, nos encontramos con el palacio Yusupov, donde fue asesinado el famoso Rasputín. Era el favorito de la zarina y, por tanto, también ejercía una gran influencia sobre el débil Nicolás II. A la nobleza no le gustaba que un campesino salido de Siberia, inculto y poco agraciado físicamente tuviera semejante poder. Así que el 16 de diciembre de 1916, el guapetón del príncipe Félix Felipovich Yusupov lo invitó a su palacio a cenar y en los pastelillos de chocolate le puso una buena dosis de cianuro. «Comiendo uno caerá fulminado», pensó. Pero vete ahí su sorpresa cuando Rasputín empezó a comer y a beber como un cosaco y no se moría. Tal llegó a ser la desesperación del príncipe Félix, que acabó sacando un arma y le disparó a quemarropa. Aun así, no murió, y Rasputín se fue arrastrando dejando un reguero de sangre hasta que, al llegar al patio, el resto de conspiradores le dispararon otro tiro y lo acabaron tirando al río Moyka. Y allí empezó su leyenda.
En el barrio de Mariinsky está el famoso teatro Mariinsky, uno de los más importantes, y en el que durante la temporada de representaciones se puede asistir a conciertos, óperas y, sobre todo, a representaciones de ballet. Seguimos nuestra ruta a pie por el barrio hasta llegar a los jardines de Nikolski y a la catedral que rodean. La iglesia es muy bonita y destaca el color azulado de sus muros con sus cúpulas doradas. Lo más curioso de esta iglesia es que durante el periodo comunista fue la única que siguió celebrando misas a pesar de la prohibición. Lástima que cuando fuimos estaba cerrada, así que nos fuimos hacia la isla de Vasilevsky para seguir el itinerario a pie que marca la guía Lonely Planet.
Personalmente, el paseo por la isla de Vasilevsky no me pareció nada del otro mundo, pero sí que os recomendaría como un lugar agradable donde comer la 6-ya y 7-ya liniya, una calle llena de cafés y restaurantes, en especial la cafetería restaurante de la cadena Fricadelki, que tiene una decoración muy mona y unos precios nada desorbitados.
Tras el breve paseo por la isla de Vasilevsky, volvimos al centro para despedirnos de Paco y Nastia. Estamos muy agradecidos por haberse tomado la molestia de acoger a dos completos desconocidos y haber hecho única e inolvidable nuestra visita a San Petersburgo. Fue todo un lujo y un honor compartir la experiencia con ellos. Nos despedimos a media tarde porque Paco tenía clase y nos dedicamos a perdernos por el centro de la ciudad y ver un centro comercial, una iglesia, un mercado, el día a día de la vida en San Petersburgo, con sus claros y sus sombras.
Volvimos al hostal a recoger las cosas y nos fuimos hacia la Moskovsky vokzal (estación de Moscú en San Petersburgo) desde donde salía el tren nocturno hacia Moscú. Semanas antes, habíamos reservado por Internet el billete de tren nocturno llamado Flecha roja, un tren con mucho encanto que cubre la ruta entre las dos ciudades en unas ocho horas. Con el mismo billete de tren que imprimimos desde la web pudimos entrar en él. En cada vagón, un revisor uniformado comprobaba los billetes y te acompañaba a tu compartimiento, y vimos que estaba todo muy limpio y cuidado. Debajo del compartimiento inferior hay un espacio donde guardar las maletas y sobre la mesa teníamos lo que sería el desayuno del día siguiente (pan con embutido). Por tema de precios, compramos dos pasajes en un compartimiento de cuatro literas que compartimos con un señor mayor de pocas palabras.
Justo a las 23.55 horas, el tren salió puntualmente. Nos pusimos los pijamas y, por primera vez en un tren nocturno, dormí como un lirón. Sería por la comodidad o por lo a gustito que se estaba en la cama tapada con la nórdica de plumas, pero me hubiera gustado que el viaje durara un par de horas más.
Datos de interés:
1. Catedral de San Isaac. Entada museo: 250 rublos, mirador: 150 rublos, audio guía: 100 rublos.
2. Teatro Mariinsky. Compra de entradas para representaciones en su web.
3. Restaurante Fricadelki. Batido de vainilla: 72 rublos
4. Tren Flecha roja de San Petersburgo a Moscú. Salida a las 23:55h y llegada a Moscú a las 8 de la mañana. Litera en compartimento mixto de cuatro pasajeros: 90€. Lo compramos por Internet siguiendo las instrucciones del blog de Edu & Eri.
Bonito paseo! Me lo apunto para el último día también porque es lunes y he leído que ese día no abren los museos.
Un abrazo
Yo note grandes contrastes en San Petersburgo, gente muy pobre y mendigos junto a hoteles y tiendas de superlujo.
Saludos viajeros
Muy chula la ruta que hicisteis por la ciudad.
Me ha hecho gracia la historia de Rasputin, ¡no había forma de acabar con ese hombre! jejeje
¡Ahh! y muy buena forma de desplazarse hasta Moscú.
Un saludo 😉
Hasta hace poco no me llamaba nada la atención San Petersburgo pero últimamente desde que fue mi hermano y me enseñó las fotos me ha entrado el gusanillo. Así que… tarde o temprano caerá
Saludos Viajeros
Patricia
Tendré que probar las bonanzas de los trenes rusos a ver si de verdad son tan comodos como para dormirse, que en India mira que no se viajaba mal del todo, pero dormir me costaba xDDD
Nos aproximamos a Moscú, esperando me quedo para ver que tal fue la experiencia 😀
Isabel!! estoy ahora mismo en San Petersburgo y aunque no tengo ese sol espectacular de tus fotos (llueve a cántaros) he anotado algunas cosas para luego ir a pasar el rato.
un saludo!!